6 beneficios de la emancipación en los jóvenes
Hacerse cargo de uno mismo al llegar a la etapa adulta no solo es positivo, sino que es necesario para un correcto desarrollo psicológico y emocional. Así, pasada la adolescencia, y ya en la adultez temprana, los jóvenes han de ir asumiendo una serie de responsabilidades que sean reflejo de su camino hacia la autonomía.
En este proceso, la emancipación juega un papel fundamental como primer paso hacia la independencia del núcleo familiar. Pero, ¿cuáles son exactamente los beneficios de la emancipación en los jóvenes?
Antes de responder, es importante mencionar que la salida de los jóvenes del hogar familiar cada vez se está retrasando más. De hecho, según las cifras de Eurostat, en España, la edad media de emancipación ronda los 30 años. Y es que la situación económica y la precariedad laboral están impidiendo el acceso a muchos de estos jóvenes a una vivienda propia.
Por otro lado, se observa también un cambio de mentalidad respecto a generaciones anteriores. En la actualidad, la emancipación se planifica con más cautela y previsión y se espera a tener cubiertos unos mínimos económicos y personales antes de dar el paso. No obstante, también es común la figura del eterno adolescente, que prefiere permanecer en el domicilio paterno para poder mantener un estilo de vida libre de responsabilidades.
¿Cuáles son los beneficios de la emancipación en los jóvenes?
Ante el panorama actual, cabe preguntarse cuáles son los beneficios de emanciparse durante la juventud y por qué es necesario promover y facilitar este proceso. En realidad, se trata de acompañar la maduración cognitiva con acciones que permitan aplicar y practicar las herramientas y habilidades adquiridas.
Una persona de 25-30 años ya posee la madurez para comenzar a dirigir y crear su propia vida, pero en el hogar paterno estas capacidades se ven limitada.
1. Responsabilidad
Tener un hogar propio conlleva adquirir un sinfín de responsabilidades. Has de hacerte cargo de ti, de la vivienda, de los aspectos económicos y domésticos. Al no tener un soporte externo, experimentas de primera mano las consecuencias de tus actos y te ves obligado a planificar, prever y solucionar para que todo funcione correctamente.
2. Toma de decisiones
La emancipación ofrece multitud de oportunidades para practicar la habilidad de tomar decisiones. Desde escoger en qué invertir el presupuesto mensual, hasta decidir qué productos de limpieza adquirir o cómo organizar el tiempo disponible para cumplir con todas las tareas y obligaciones.
Anteriormente, eran otros quienes realizaban este trámite mental por nosotros; ahora, hemos de darnos a la tarea de analizar las diferentes opciones, sus pros y sus contras, elegir y ser capaces de rectificar si los resultados no son los esperados.
3. Resolución de problemas
Esta es una de las áreas en las que más se experimenta la diferencia respecto a residir junto a los progenitores, y es que ahora es el joven quien tiene que solucionar los contratiempos cotidianos que pueden ir surgiendo. Desde electrodomésticos que se rompen hasta goteras, problemas con la compañía de internet o conflictos vecinales. La tarea de identificar el problema, buscar una solución lógica e implementarla recae por primera vez en él o en ella.
4. Autonomía
Cuando somos niños, soñamos con llegar a la edad adulta para poder actuar por libre, autogestionarnos y no depender de directrices ajenas. Y esta realidad se hace patente tras salida del hogar paterno. El joven emancipado puede decidir libremente respecto a su alimentación, sus horarios o sus actividades. Ya no habrá nadie que le inste a seguir una determinada dieta, dormir lo suficiente o cuidar su aseo y sus espacios; pero, por supuesto, será el único afectado por sus buenas o malas decisiones.
5. Autoestima
Desarrollar y practicar todas las anteriores habilidades tiene una consecuencia directa en la autoestima. Esta no se construye únicamente a base de palabras y pensamientos bonitos sino mediante la superación personal y la consecución de retos. Al asumir responsabilidades y sacarlas adelante la imagen que el joven tiene de sí mismo mejora; comienza a percibirse como una persona capaz, resuelta y diligente, lo que aumenta su confianza.
6. Realización personal
Por último, no podemos olvidar que somos seres sociales impregnados en una cultura que nos insta a la independencia y la individualidad, y en la que la emancipación es esperada a partir de cierta edad.
Así, la imposibilidad de alcanzar este logro puede causar grandes niveles de frustración y sensación de fracaso en los jóvenes. Por el contrario, dar este paso aumenta el sentimiento de realización y abre las puertas a futuros proyectos individuales.
Los beneficios de la emancipación nos llevan a convertirnos en adultos
En definitiva, los beneficios de la emancipación provienen de que esta ofrece oportunidades de desarrollo y crecimiento personal que no se dan en otros contextos.
Cada caso es diferente y, como hemos comentado, las circunstancias sociales actuales no favorecen la emancipación; sin embargo, esta es una experiencia tan enriquecedora como necesaria en la mayoría de los casos.
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