¿Qué es el «body shaming» y cuáles son sus consecuencias emocionales?
El término body shaming hace referencia al acto de criticar, burlar o juzgar el aspecto físico de una persona. Es una práctica de lo más habitual e incluso puede volverse parte de la norma, aparentando inocencia o buena intención.
Ya sea cara a cara o desde el anonimato de Internet, opinar del cuerpo ajeno es una conducta con tendencia a herir de forma profunda y contribuir al desarrollo de problemas de salud mental y física. Profundicemos en ello.
Body shaming: formas de manifestación
El body shaming o humillación corporal adopta múltiples formas, desde comentarios hirientes hasta expresiones sutiles de desaprobación; por ejemplo, «eres demasiado flaca, pareces una tabla de planchar», «tienes un rostro tan bonito, pero imagina si también trabajaras en tu figura».
Tal como se menciona en un artículo difundido en la Revista Internacional de Prevención del Acoso, el body shaming es una forma de agresión social, a pesar de que no siempre está la intención de dañar.
Las críticas involucran comentarios despectivos sobre el peso, la apariencia facial, la forma o tamaño corporal o cualquier otro aspecto físico. Ocurre tanto en persona como en línea, a través de comentarios, memes o menciones en redes sociales.
Muchas veces, se justifica en un supuesto discurso de salud, por ejemplo, cuando alguien comenta «te lo digo por tu bien», para criticar el cuerpo de otra persona.
Impacto emocional en las personas que reciben humillación corporal
Las consecuencias emocionales en las personas objeto de humillación corporal son profundas y pueden derivar en efectos duraderos en su bienestar físico y mental. Se trata de los siguientes.
Problemas de autoestima
El body shaming erosiona la autoestima de manera significativa. Los comentarios despectivos y críticos sobre la apariencia física hacen que los niños, adolescentes o adultos cuestionen su propia valía y sientan vergüenza de su cuerpo.
Esto quizás lleve a una constante sensación de insuficiencia y tenga un impacto negativo en todas las áreas de su vida, pudiendo incidir tanto en el desempeño académico como en el profesional.
Ansiedad, depresión y aislamiento
La humillación corporal también suele desencadenar problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. El miedo a recibir burlas o sentirse juzgado por el aspecto físico crea un estado ansioso que afecta la capacidad para desenvolverse en situaciones sociales cotidianas.
Además, muchas personas que reciben burlas o comentarios negativos optan por aislarse para evitar más críticas. De hecho, expertos de la Universidad de Diponegoro, en Indonesia, mencionan la tendencia de las adolescentes a rechazar invitaciones sociales que impliquen salir de casa, debido al temor de ser juzgadas por la apariencia.
Infravaloración
Este tipo de prácticas son factibles de generar en la persona un escaso ánimo por interactuar con terceros. Ante ello, nace la rumia, los pensamientos relacionados con la visión que les mereceremos a estos, en definitiva, un sentimiento de infravaloración que mina a la persona que lo posee.
Trastornos de la conducta alimentaria
Los comentarios críticos dirigidos hacia el peso o la forma corporal conducen a una relación disfuncional con la comida y a una percepción distorsionada de la propia imagen del cuerpo. Como es de esperar, los adolescentes son, en especial, susceptibles a esto. Sin embargo, las personas adultas no quedan exentas.
Con independencia de la edad, alguien que recibe comentarios despectivos sobre su apariencia podría sentir una presión abrumadora por cumplir con ciertos estándares de belleza, lo que puede resultar en una obsesión por perder o ganar peso y llevar un control excesivo de la alimentación.
Una investigación publicada en la revista Eating Behaviors señala que sentir vergüenza por el propio cuerpo representa uno de los factores de riesgo más significativos en relación con problemas del comportamiento alimentario, como la anorexia o la bulimia.
¿Cómo influyen las redes sociales en la prevalencia del body shaming?
En la era de la digitalización, el fenómeno de la humillación corporal encuentra terreno fértil para propagarse. Aplicaciones como Instagram, TikTok y Twitter fomentan la comparación constante y la promulgación de ideales de belleza poco realistas, además de permitir una crítica despiadada del cuerpo ajeno. Todo eso coopera con una cultura obsesionada por la imagen corporal.
En este contexto, los llamados trolls, que son individuos escondidos detrás de una pantalla, participan en la red con la intención de provocar, molestar y ofender a otras personas, lo que contribuye a normalizar la humillación.
Así, el anonimato en línea permite que las personas se expresen sin enfrentar las consecuencias personales de sus acciones, sintiéndose con la total libertad de hacer comentarios hirientes o humillantes sobre la apariencia de los demás.
No obstante, el mundo digital también cumple un papel fundamental para contrarrestar el body shaming. Por ejemplo, a través del movimiento body positive, que usa el poder de influencia de las redes sociales para promover la aceptación de la diversidad corporal, alentando a las personas a valorarse tal como son.
Estrategias de prevención
Para abordar y prevenir la prevalencia de este comportamiento dentro y fuera de las redes sociales, es esencial poner en marcha estrategias educativas y de concientización que promuevan una cultura más empática y respetuosa.
Un trabajo de posgrado de la Universidad Casa Grande, en Guayaquil, destaca una serie de campañas de comunicación como forma de erradicar la tendencia de juzgar y criticar al aspecto físico de otras personas, concluyendo la importancia de lo siguiente:
- Promover una nueva definición de belleza, apelando al valor de la diversidad.
- Ser cuidadosos con nuestras palabras y alzar la voz cuando se vulneren los derechos humanos.
- Contribuir a la creación de espacios seguros en donde las personas compartan sus experiencias sin temor al juicio.
Problemática social, compromiso colectivo
No estamos hablando de un asunto aislado o insignificante. Más bien, afecta a un gran número de niños, adolescentes e incluso adultos. Es crucial, por lo tanto, asumir un compromiso conjunto para abordar el problema de la humillación corporal.
En conjunto, tenemos el poder de moldear una sociedad más amable y compasiva, donde cada persona se sienta valorada y aceptada por quien es, más allá de su apariencia.
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