Cinco actitudes inteligentes para encarar la vida
¿Qué es lo que se te viene a la cabeza cuando escuchas que alguien es “inteligente”? ¿Que son y que significa para ti tener actitudes inteligentes a la hora de encarar la vida? Desde luego, son preguntas muy interesantes a la par que útiles a la hora de afrontar nuestros problemas y el día a día, crecer y mejorar.
Así pues, a la luz de los nuevos hallazgos científicos, trataremos de dar respuesta a estas preguntas realmente importantes y que tanto influyen en los hechos y los resultados que obtenemos en la vida.
Desde luego, de los muchos descubrimientos que la ciencia ha realizado sobre el funcionamiento del cerebro y las capacidades cognitivas, han surgido nuevas e interesantes teorías sobre la inteligencia, sobre qué es realmente y sobre cómo la usamos.
Hoy podemos afirmar que la inteligencia no se encuentra ligada exclusiva y necesariamente con el hecho de ser intelectualmente “brillante”. Debemos aprender a ver a la inteligencia desde un punto de vista más integral, por lo cual ser realmente inteligente también implicaría aspectos tales como ser creativo, reflexivo, sensible e incluso humilde.
Actitudes inteligentes de las personas inteligentes
1. Aceptan que el fracaso es necesario para crecer
Aunque aceptan que fracasar forma parte de la vida, no permiten que un error les impida lograr sus metas, o desviarse de su camino. Los hábitos de las personas inteligentes tienen mucho que ver con el pensamiento prospectivo y organizativo. Esto es, parten del presente para proyectarse con efectividad y garantías hacia el futuro.
Así pues, son capaces de ver todas las fases y etapas de sus planes, se proyectan hacia delante pese a los errores que puedan cometer y, por supuesto, no se quedan fijados en los fracasos pasados. Por contra, prefieren aprender las lecciones y pasar página cuanto antes.
2. Creen en el poder de la mente
Saben que la mente es poderosa, que les puede jugar malas pasadas. Por lo tanto, prefieren, en vez luchar contra ella, exprimir todo su potencial. Conocen la necesidad de evitar los pensamientos negativos, pues saben que la negatividad atrae consecuencias desfavorables. No quiere decir que, por ello, no tengan problemas. La diferencia es que enfrentan las dificultades, las resuelven y pasan página rápidamente.
3. No les preocupa la opinión de los demás
La frase de “un tigre no pierde el sueño por la opinión de las ovejas”, les viene como anillo al dedo. Saben que muchos les van a criticar lo hagan bien o lo hagan mal. De igual modo, confían en su propio criterio y saben como hacer las cosas. Sin embargo, en el caso de que no lo sepan, saben reconocerlo y buscar a una persona experta que les ayude y aconseje. Por el contrario, y en palabras de G.K. Chesterton “La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta“.
4. Aprovechan el tiempo al máximo: tal vez una de las actitudes inteligentes más importantes
Las personas inteligentes han logrado establecer hábitos que les ayudan a trabajar de forma más eficaz sin tener que trabajar más. Un detalle muy importante es que saben que cuando lmentalmente están cansados, es inútil forzar más. Toman un descanso cuando se sienten desbordados, lo que les ayuda a volver a su tarea con más fuerza y claridad.
Además, son capaces de gestionar eficientemente el tiempo. No se limitan a matar el tiempo, por el contrario, “ocupan el tiempo” con tareas y proyectos valiosos. Tampoco se saturan de trabajo. Van dando pasos eficientemente hasta la consecución de sus metas.
5. Son humildes
Las personas verdaderamente inteligentes saben que tienen capacidades limitadas, al igual que todos los seres humanos. Consideran que su valor está en lo que son y no en lo que tienen, y son conscientes de que solos no lograrían nada, lo cual los pone en sintonía con el resto de la humanidad. Las personas inteligentes colaboran con los demás y, a su vez, agradecen la colaboración, una pauta clave para la felicidad.
En definitiva, una persona inteligente sabe lo mucho o lo poco que sabe, pero es humilde y se ve a sí mismo como una pequeña pieza de la compleja maquinaria que conforma el mundo. También, comprende que tiene un enorme potencial para hacer cosas grandiosas, pues su corazón y su mente no tienen límites.