Cinco grandes rasgos para analizar la personalidad, según Goldberg

Cinco grandes rasgos para analizar la personalidad, según Goldberg
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 22 junio, 2019

La teoría de la personalidad de Lewis Goldberg también es conocida como el “Modelo de los cinco grandes”. Surgió de diferentes estudios en los que se repetía el énfasis en ciertos rasgos de la personalidad como factor para determinar cómo era alguien. Aunque se habla de este modelo desde 1933, fue hasta 1993 cuando se estructuró como teoría.

Los cinco grandes rasgos de la personalidad se identifican con letras mayúsculas y también se conocen con el nombre de “factores principales”. El primero es el factor “O”, o de apertura a las nuevas experiencias. El segundo es “C”, responsabilidad. El tercero es “E”, o extroversión. El cuarto es “A” o amabilidad. Y, finalmente, el quinto es “N” o inestabilidad emocional. Las letras forman el acrónimo “OCEAN”.

Cada cual es como Dios le ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace”.

-Miguel Servet-

A su vez, cada uno de estos rasgos está compuesto por características más específicas. A partir de este modelo se han desarrollado diferentes test de personalidad que permiten evaluar y medir cómo es la forma de la persona evaluada. Veamos en detalle los rasgos y características del modelo.

Apertura a la experiencia, uno de los rasgos de personalidad

La apertura a la experiencia (“O”) hace referencia a la capacidad de una persona para buscar vivencias nuevas, darles cabida en su existencia y visualizar su futuro de manera creativa. Quienes tienen un nivel alto en este rasgo son personas imaginativas, que aprecian el arte y tienen una relación cooperativa con los demás. También son curiosas y prefieren la variación a la rutina.

Sin duda, su característica principal es poseer una mente abierta, flexible e inquieta que les permite integrar todo aquello que ven. De esta forma, aprenden de todo lo que se les presenta y forman sus propios conocimientos. Están abiertos al cambio continuo y saben que las ideas fijas solo llevan al inmovilismo. Así pues, se trata de personas librepensadoras que observan la realidad desde un punto de vista diferente al resto.

chica bailando

Su opuesto son las personas cerradas a las experiencias que no hayan vivido antes. Ellas se caracterizan por todo lo contrario. Esto quiere decir que prefieren lo seguro y lo convencional. Les cuesta adaptarse a lo nuevo y por eso prefieren las rutinas rígidas. Se inclinan hacia actividades técnicas y suelen mostrar poco interés por lo abstracto. Buscan la seguridad por encima de todo. Cuando algo se sale de lo convencional pueden mostrarse inquietos y ansiosos. Su tolerancia hacia lo diferente suele ser baja. Por lo general, se trata de gente con una mente rígida y poco abierta a lo nuevo y diferente.

La responsabilidad o factor “C”

Esta dimensión hace referencia a la capacidad de autocontrol y a la habilidad para desarrollar métodos de acción eficaces. Se relaciona con la habilidad para planificar, organizar y ejecutar tareas. También tiene que ver con la capacidad para cumplir, ser puntual y persistir en los objetivos y metas.

Las personas que puntúan alto en esta dimensión suelen ser ordenadas y vistas por los demás como personas confiables y escrupulosas. Si llevan al extremo este rasgo de personalidad se pueden tornar excesivamente perfeccionistas e incluso adictos al trabajo. Tienen una fuerte necesidad de alcanzar el éxito. El factor “C” requiere de cierto equilibrio para no caer en el extremo de la obsesión.

La extroversión, otro rasgo de personalidad

Tiene que ver con la capacidad para relacionarse y disfrutar de la compañía de los demás. Quienes tienen marcado este rasgo se sienten bien en compañía de otros y se comportan de forma fluida cuando están en grupo. Son buenos trabajando en equipo, optimistas y entusiastas. Acompañados de otras personas se encuentran como peces en el agua. Este factor “E” les hace buscar el contacto con los demás y les dota de habilidades sociales que les facilita establecer relaciones sociales exitosas.

Amigas bailando en una discoteca

En el lado opuesto están los introvertidos, que funcionan mejor trabajando solos. Generalmente experimentan cierta desconfianza o precaución frente a los demás. Prefieren los círculos pequeños de amigos y se sienten muy incómodos en los grupos grandes. Buscan momentos de soledad para estar con ellos mismos y desconectar del entorno. Las relaciones sociales no son lo suyo pero no por ello se muestran necesariamente torpes, sino más bien sienten cierta incomodidad.

El factor “A”: amabilidad

Tiene que ver principalmente con la capacidad de empatía. Los que muestran un énfasis de personalidad en este factor son comprensivos, tolerantes y serenos con los demás. Muestran gran capacidad para entender las necesidades y los sentimientos de los otros. La Inteligencia Emocional está desarrollada en ellos. Desde la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, se podría añadir que el tipo de inteligencia más desarrollada en estas personas es la intrapersonal. Se caracteriza por saber conectar con los demás. Conocer sus estados de ánimo y tener gran habilidad para empatizar.

Los que están en la orilla opuesta son las personas conflictivas, que disfrutan del debate, de las discusiones y buscan imponer sus puntos de vista. La hostilidad es su sello de marca. Pueden ser muy buenos en actividades que exijan competir con otros o mostrar actitudes enérgicas frente a los demás.

La inestabilidad emocional o neuroticismo

Habla especialmente de la capacidad o incapacidad que tiene una persona para afrontar y sortear las situaciones difíciles de la vida. Quienes muestran un nivel alto en este factor se caracterizan por tener un comportamiento impredecible. No mantienen una línea de conducta, sino que sus reacciones varían sin que sea muy claro por qué.

ramas

En el polo opuesto están las personas estables, que mantienen la prudencia y la moderación incluso en situaciones de crisis. Son tranquilos y se sienten confiados en su capacidad para gestionar las dificultades y los errores. Su estado de ánimo es positivo y permanecen así, pese a las vicisitudes.

Según este modelo, para establecer cómo es la personalidad de alguien se debe aplicar un test que evalúe estos cinco factores. El resultado determina una puntuación en cada categoría, que ubica al sujeto en un nivel alto, medio o bajo de cada rasgo. Se aplica por los departamentos de recursos humanos para seleccionar personal, por los orientadores educativos para proponer a los alumnos lo perfiles profesionales que mejor encajan con su personalidad y también en algunas situaciones clínicas.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.