Claves para controlar la compra compulsiva
Controlar la compra compulsiva para algunas personas requiere de un gran esfuerzo. Aquellas con tendencia a las compras suelen encontrar dificultades para controlar los impulsos de compra ante artículos que no necesitan; lo hacen porque el acto de consumir les rebaja sus niveles de ansiedad -generados por otras preocupaciones-. Así, las compras compulsivas se convierten en una forma de desahogo con consecuencias nefastas.
Tras el alivio producido por las compras, el individuo sufre un intenso malestar, en buena medida apoyado en la sensación de culpabilidad. Así es como, después del subidón inicial, vuelve a aparecer la ansiedad. Por su consecuencias, tanto a nivel personal como familiar, en este artículo queremos compartir algunas claves para controlar la compra compulsiva.
Características de la compra compulsiva
La compra compulsiva suele relacionarse con los trastornos del control de impulsos. Comúnmente, la compra compulsiva se conoce como oniomanía y está relacionada con los trastornos del estado de ánimo, trastornos alimentarios y el trastorno de personalidad. Las principales características de la compra compulsiva serían las siguientes:
- Objetos de compra superfluos e innecesarios.
- Aparición de ansiedad y preocupación excesiva referente a la posesión del objeto.
- Insomnio referente al deseo de poseer el artículo.
- Deseos incontrolables de comprar.
- Satisfacción inmediata tras la compra y cese de los síntomas desagradables.
- Sentimientos de culpa e insatisfacción.
La posesión de estos objetos genera satisfacción inmediata. Sin embargo, la persona puede sentirse avergonzada o culpable por no haber sabido controlar un impulso que le ha llevado a adquirir un bien que no necesitaba y que sí compromete su economía o la imagen que tiene de sí mismo (disonancia respecto al autoconcepto).
Esta sensación de estar haciendo algo malo lleva a los compradores compulsivos a ocultar su comportamiento, intentando esconder su proceder y sus consecuencias económicas a la familia. A la vez, estos sentimientos de vergüenza pueden convertirse en el desencadenante de otra compra, ya que la persona tiene asociada la satisfacción inmediata de la compra con el alivio de las sensaciones desagradables.
Emociones asociadas a la compra y consecuencias a largo plazo
El malestar es el estado que predomina en los individuos con oniomanía en momentos previos a la compra. Un malestar que promete encontrar alivio con el consumo. Ello se traduce en la compra como “la poción mágica” frente al malestar.
Esta “poción mágica” tiene consecuencias: por una lado, la compra produce a largo plazo sentimientos de culpa. Un nuevo malestar que activará el impulso de un nuevo proceso de compra. Este es un círculo vicioso que encontramos en cualquier adicción y que se vuelve todavía más perverso con el aumento de la tolerancia (cada vez es necesario consumir más para conseguir la misma sensación de alivio). Por otro lado, las dificultades económicas pueden hacerse evidentes, llegando la persona incluso a pedir préstamos o vender objetos personales para conseguir el dinero suficiente para satisfacer la compra.
Claves para controlar la compra compulsiva
Ante todo, es necesario el inicio de terapia psicológica para controlar la compra compulsiva y estar alerta a períodos donde el riesgo de compra puede aumentar. Es el caso de situaciones en las que el individuo pasa más tiempo en casa con acceso a Internet y portales de compra virtual. Controlar la compra compulsiva online suele ser más difícil por la mayor disposición en la oferta de artículos. A ello se le debe sumar la falta de percepción en la disminución del dinero.
Mismamente, la familia debería de conocer los principales síntomas de este trastorno para ser partícipes en el proceso. De lo contrario, puede existir el riesgo de que la familia en sí misma sea generadora de emociones y sensaciones desagradables al invalidar y culpar al individuo de los problemas económicos. Esto puede convertirse en un elemento más que cause una compra a fin de eliminar el malestar.
Se presenta a continuación una serie de pautas para controlar la compra compulsiva:
Evitar tarjetas de débito y crédito
Pagar con dinero en metálico nos hace tener una conciencia mayor de lo que estamos gastando. “Duele más” pagar con billetes que con la tarjeta. Una solución intermedia puede ser la de utilizar tarjetas monedero. Con ellas solo podremos gastar lo que hemos planificado y disfrutaremos de las ventajas de no cargar con dinero físico.
Estimar una cifra máxima de compra al mes o a la semana
Es decir, estimar una cifra máxima que podamos gastar destinada a la adquisición de artículos opcionales. Evitar reforzar los logros que consigamos en este sentido aumentando esta cifra. Es muy positivo que nos premiemos a nosotros mismos cuando consigamos cumplir con lo planificado; sin embargo, no es nada recomendable hacerlo con algo que refuerce el consumo. En este sentido, podemos compartir nuestro problema con alguien y disfrutar del reconocimiento que nos brinde cuando le comuniquemos nuestros avances.
Desplazamientos a centros comerciales en transporte público
Esto hará que nos lo pensemos más a la hora de desplazarnos. Si queremos comprar, tendremos que invertir más tiempo y el proceso será más incómodo. En muchos casos, el hecho de tener que enfrentarnos a colas y aglomeraciones ya será una circunstancia con un fuerte poder disuasorio.
Realizar un control de gastos
Controlar los gastos a final de semana (o al final del mes), ayuda a la percepción del dinero empleado en artículos que no son necesarios. Así además puede observarse el tipo de artículos frecuentes que suelen comprarse tras experimentar determinado malestar.
Salir con el dinero justo para comprar lo que necesitamos
Esto se refiere a salir solo con el dinero que nos permita hacer las compras básicas planificadas; de esta manera no podremos adquirir nada más. Una reflexión previa sobre lo que es básico y no siempre va a ayudar. Piensa que en ese estado de malestar que motiva la compra todo puede llegar a parecernos imprescindible.
Controlar la compra compulsiva, como se ha mencionado previamente, no suele ser tarea fácil. Sin embargo, si no se aborda el problema, puede controlar la vida del individuo afectando a su calidad de vida y a la de su familia. La terapia psicológica es una ayuda que funciona cuando queremos salir de este círculo vicioso.
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