¿Cómo alcanzar una meta?
Para avanzar, usamos las metas que nos imponemos o que otros nos sugieren y funcionan como estaciones, donde podemos pararnos a comprobar que nuestros valores se hacen realidad. Es decir, alcanzar una meta que no vaya de la mano con nuestros valores personales es dificilísimo. En cambio, alcanzar una meta definida como satisfactoria, implicará estar en perfecta sintonía con esos valores que nos motivan. Además de establecer metas, la persona que quiera alcanzar el éxito debe tener también una misión.
Hablamos de misión como el conjunto de todos los valores, ideas, intereses, deseos y metas de una persona. Es importante tomarse el esfuerzo de buscar nuestra misión, que será no una obligación, sino algo que aporte sentido a la vida. Una vez identificados los valores y la misión, podemos establecer las metas. Por ejemplo, respondiendo una serie de cuestiones clave:
- ¿Cuál es la meta? Definirla sin usar la negación ni hacer comparaciones. Que tenga un límite en el tiempo y esté sujeta a las habilidades o capacidades propias del sujeto.
- ¿Qué caracteriza la situación final deseada? Identificar las actividades y los sentimientos que con más probabilidad vayan a garantizar alcanzar la meta.
- ¿Qué cambios se pueden dar en la vida tras la obtención de la meta? El hecho de conocer los beneficios impulsará y motivará al individuo a realizar las acciones dirigidas a su conquista.
- ¿Qué motivos tienes para no comenzar ahora mismo a buscar tu meta? Predecir si la consecución de la meta puede acarrear consecuencias negativas.
- ¿Qué necesitas para alcanzar tu meta? Estimar los recursos y herramientas que vas a necesitar para alcanzar el objetivo.
Avanzar es cosa del día a día. Cambiar aquello que te frena también. Las decisiones que vas tomando son importantes, pero sobretodo será la acción la que determine el peso de esas decisiones. Como dijo Goethe: “No basta dar pasos que algún día puedan llevar a la meta, sino que cada paso debe ser una meta, sin dejar de ser un paso”.