Cómo ayudar a una persona triste
Cuando alguien cercano a nosotros se siente mal, nos pueden surgir dudas a la hora de proporcionarle apoyo. Ayudar a una persona triste no es tarea fácil y, en ocasiones, es necesaria la ayuda de un profesional cualificado. Por otro lado, nos preguntamos, ¿por qué en muchas ocasiones nos empeñamos en intentar espantar a la tristeza cuando en ese momento está cumpliendo su función?
La tristeza es una de las seis emociones básicas (no natales) del ser humano según Paul Ekman, junto con el miedo, la ira, el asco, la felicidad y la sorpresa. Estas emociones básicas son necesarias, ya que cada una de las emociones cumple una función.
La solución a la hora de ayudar a una persona triste pasa por dar el apoyo emocional adecuado, que no pasa necesariamente por sacarla inmediatamente del estado de ánimo en el que se encuentra.
“Las emociones son como caballos salvajes. No son explicaciones que nos ayudan a seguir adelante sino nuestra voluntad de seguir adelante”.
-Paulo Coelho-
El rechazo a experimentar emociones “negativas”
Socialmente, la tristeza tiene una connotación negativa. Los mandatos sociales respecto a la tristeza son del estilo: “los hombres no lloran”, “si estás triste eres débil”, “tienes que ser fuerte”, “si alguien te ve triste, probablemente te diga: no estés triste”. Hablamos de una emoción que no nos gusta. De hecho, tener al lado alguien que permanentemente está abrazado a una emoción negativa siempre termina produciendo un desgaste.
Todo esto muestra que el significado de tristeza, a nivel social, es negativo. Pero… ¿qué pasa si vamos un poco más allá? Expresar que nos sentimos tristes nos permite recibir ayuda, pero también adquirir recursos y habilidades para superar el proceso. Además favorece la reflexión y el autoconocimiento.
“Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción causa dolor”.
-Frederick Dodson-
Lo que deberíamos saber antes de ayudar a una persona triste
La tristeza cumple con varias funciones: señalarnos que ha ocurrido una pérdida, motivarnos para reclamar ayuda a los demás, aumentar el nivel de introspección para realizar un mejor análisis de la situación, etc. La tristeza afecta a la energía y del entusiasmo por las actividades vitales, haciendo que tanto la tasa como el nivel de reforzadores disminuya.
Este encierro introspectivo nos brinda así la oportunidad de llorar una pérdida o una esperanza frustrada, sopesar sus consecuencias y planificar un nuevo comienzo. Quizás esta disminución de la energía tuvo que haber mantenido tristes y apesadumbrados a los primitivos seres humanos en las proximidades de su hábitat, donde más seguros se encontraban.
“Dime amigo: ¿la vida es triste o soy triste yo?”.
-Amado Nervo-
El significado de la expresión de tristeza
Las personas medicadas pueden ver modificado el síntoma. Como hemos señalado, latristeza y la agonía en el rostro y en las expresiones vocales, evolutivamente hablando, sirven para llamar y pedir ayuda a los demás.
Hay momentos en los que el apoyo social, el cuidado de amigos y familiares son curativos. Una persona que está medicada para no mostrar la tristeza podría recibir menos atención por parte de los demás. Con esto, no estamos diciendo que la tristeza deba expresarse deliberadamente para pedir ayuda.
Estas expresiones de tristeza son involuntarias, no intencionales, pero una de sus funciones evolutivas es hacer que otras personas vean las expresiones, sienta preocupación y ofrezcan ayuda.
¿Y si no quiero tu ayuda?
Vale la pena señalar que no todo el mundo quiere ser ayudado cuando está triste o angustiado. Algunas personas desean retirarse, estar solas, para no ser vistos en ese estado. Puede que estén avergonzadas por sentirse débiles o indefensas, avergonzadas por haber sido tan dependientes de otra persona.
Hasta puede que se enorgullezcan de no mostrar nunca una emoción desagradable y en lugar de eso mostrar una “buena cara”. Pero el hecho de que alguien sea muy contenido en la expresión de sus sentimientos no hace que estos sean menos intensos e incapacitantes a veces. Y es que como ya mencionamos, existen al respecto, muchos prejuicios sociales, como que “los hombres no lloran”.
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- Mestre, J. M., & Guil, R. (2011). Regulación de emociones: una vía a la adaptación. Madrid: Pirámide