¿Cómo dejar de pensar en algo?
Cuando algo nos preocupa o nos inquieta, inevitablemente pensamos en ello constantemente. Tratamos de buscar la mejor solución o, simplemente, rumiamos el pensamiento. Sin embargo, algunos pensamientos pueden ser muy dañinos. Sobre todo si los tenemos todo el tiempo en la cabeza. Es entonces cuando deberíamos dejar de pensar en ello. Pero, ¿cómo se hace eso?
Dejar de lado una idea, un suceso o algo que nos perturba es una tarea muy complicada. Es más, muchos dicen que cuanto más quieres quitarte algo de la cabeza, más contamina tus pensamientos.
Por suerte, sí que existen algunas estrategias para parar esos pensamientos de los que necesitamos descansar mentalmente. Además, probablemente cuando vuelvas a pensar en ello, todo se verá con mayor claridad y serás más capaz de resolverlo.
¿Cómo parar un pensamiento?
Engancharnos a un pensamiento puede nublarnos la mente, desconcentrarnos de otras tareas y afectar el bienestar. Es más, si esos pensamientos recurrentes continúan a lo largo del tiempo, se tendría más riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad o depresión. Principalmente, para dejar de pensar en algo, tenemos que darnos cuenta de por qué tenemos esa idea en bucle.
Los principales motivos por los que esto puede ocurrir son: necesitamos resolver un problema, anticipamos algún suceso y nos preocupa todo lo que puede salir mal y cómo evitarlo, o bien, es solo un mal hábito psicológico. A continuación, proponemos una serie de estrategias que, si bien no aseguran una solución al problema, te ayudarán a desconectar y a calmar la mente.
Cuéntaselo a otra persona
Generalmente, es suficiente con hablar con otra persona y contarle nuestros sentimientos y preocupaciones para que el sentimiento negativo se disipe. El hecho de verbalizarlo nos ayuda a organizar las ideas que, en ocasiones, revolotean por la mente sin orden y creándonos confusión. Además, hablarlo con un amigo, familiar o pareja te permitirá contemplar o acceder a opciones con las que quizás no contabas.
Esa opinión, seguramente, esté basada en lo que conocen de ti y te la expondrán con la mejor de sus intenciones. Te ayudará a ver las cosas desde otro punto de vista y, posiblemente, a plantearte otras opciones. Puede ser que cuando conozcas la opinión de esa persona, de repente lo que pensabas pierda importancia y no tengas que volver a pensar en ello.
Así, confía tus sentimientos y pensamientos a alguien que te quiere. Sentir la comprensión por parte de los demás, al menos, atenuará el malestar que genera estar constantemente pensando en algo.
Haz algo que cambie tu estado emocional
Las emociones están condicionadas por nuestros pensamientos. Por lo tanto, dar vueltas a pensamientos negativos de forma constante generará emociones negativas como culpa, preocupación, ansiedad, tristeza… No obstante, gracias a la psicología sabemos que nuestras conductas pueden modificar nuestras emociones.
Igualmente, sabemos qué tipo de actividades nos provocan sentirnos mejor. Por ejemplo, ir a correr, a pasear, ver a los amigos, ver una serie o película de nuestro agrado, incluso meditar. Así, cuando hacemos cosas que nos gustan después somos capaces de pensar con más claridad gracias a que nuestro afecto es más positivo.
Por lo tanto, cuando comiences a pensar mucho en algo, tómate un respiro. Fácilmente desconectarás y, antes de lo que esperas, te verás pensando en otras cosas. Buscar un distractor siempre es una estrategia eficaz para dejar de pensar en algo, especialmente si la tarea requiere concentración.
Escribe qué pasaría si…
Una forma muy eficaz de parar un pensamiento recurrente es disminuyendo el grado de catastrofización. Es decir, si pensamos mucho en algo, posiblemente estemos viéndolo peor de lo que es, magnificando sus implicaciones e, incluso, inventando posibilidades que seguramente no sucedan.
Por ello, una buena tarea es escribir en un papel todas las razones por las que lo que nos preocupa no va a suceder. Es decir, toma todos tus miedos y lo que piensas que sucederá y busca un argumento o razón por las que es imposible que suceda. Así, racionalizando las ideas, inhibirás de forma inconsciente esos pensamientos.
Igualmente, también puedes escribir una lista de posibles consecuencias fatales. Dicho de otra manera, de qué es lo peor que podría ocurrir si todo fuera como piensas. Pensar en qué es lo peor que podría pasar nos ayuda a pensar inevitablemente en cómo podríamos sobrevivir a cada una de esas cosas. Y, sobre todo, ayuda a que nos demos cuenta de que eso que tememos probablemente no es tan malo (salvo algunas excepciones realmente negativas).
En conclusión: piensa en cómo actuar
Si queremos dejar de pensar en algo, la mejor fórmula es analizar e intervenir en esos pensamientos, tarde o temprano. O bien, interrumpir momentáneamente el bucle para poder ver las cosas con claridad más tarde. Lo que sin duda, es necesario, es parar esa rueda que tanto daño nos hace y nos lleva a actuar de una forma que no desearíamos.
También, piensa en qué acciones puedes tomar, no tanto en las ideas. Cómo puedes cambiar la situación, qué consideras mejor hacer, qué sientes que quieres hacer. Y, sobre todo, si aun así no consigues dejar de pensar en algo de forma que afecta a su vida social y emocional, trata de acudir a un profesional de la psicología para que podáis trabajar juntos en ello.