Cómo entender a un niño inseguro
Uno de los escritores y poetas más aclamados y talentosos que ha dado nuestro mundo, Pablo Neruda, decía con gran acierto que “todo es ceremonia en el jardín salvaje de la infancia”. Ante una realidad tan evidente, ¿cómo es posible que tantos padres y educadores no sepan entender al niño inseguro?
Es importante no olvidar que un niño inseguro, más allá de su propia herencia genética, viene definido por experiencias que ha sufrido a lo largo de su infancia y que no han sido bien atendidas, comprendidas o atajadas.
¿Qué causa la formación de un niño inseguro?
Existen diferentes causas que experimenta un niño inseguro y que pueden producirle cuadros de tristeza, ansiedad e incluso patologías más graves como aislamiento social, depresión o culpabilidad, de no ser atajadas a tiempo.
Un episodio traumático puede ser el origen de la inseguridad en un pequeño. Estos se pueden dar por diferentes motivos, como muerte de su mascota, experiencias en instituciones infantiles o en el seno de una familia e incluso puede ser provocado por un cambio de domicilio.
No debemos olvidar jamás que la rutina es una fuente de seguridad para el pequeño. La estabilidad en sus primeros años de vida es necesaria para permitirle que se forme y eduque en un ambiente adecuado para él. Es necesario por tanto que padres, tutores y educadores sean muy comprensivos y empáticos en estas situaciones y le den la importancia que tiene para el niño, no la que tiene para el adulto.
“Una de las cosas más afortunadas que te pueden suceder en la vida es tener una infancia feliz”
-Agatha Christie-
Descubriendo al niño inseguro
Una forma de evitar la educación y formación de un niño inseguro es gracias a la detección temprana. Cuanto antes se descubra el problema, más fácil será estudiarlo, reconducirlo e incluso atajarlo. Para ello, es importante observar una serie de síntomas:
- Desajustes afectivos: si observas inestabilidad emocional, agresividad, apocamiento e incluso demanda excesiva de afecto y atención, puede ser síntoma de inseguridad.
- Higiene personal alterada: si es excesivamente dependiente de sus padres para la higiene, podría estar evidenciando una conducta inadecuada.
- Desarrollo motor inadecuado: sus capacidades de movimiento pueden evolucionar de forma poco adecuada presentando problemas de desplazamiento a la hora de andar, motricidad fina para dibujar, etc.
- Salud y sueño alterados: una correcta alimentación y un sueño adecuado son básicos para la formación del pequeño. Si tiene problemas para ir a la cama, se altera, tiene pesadillas, no tiene apetito, vomita en exceso e incluso es incapaz de usar los cubiertos, puede ser un indicio.
- Comportamientos erráticos y bajo rendimiento: los comportamientos erráticos, como cambios radicales de actitud mientras juega o la bajada de su rendimiento psicológico pueden mostrar un cuadro de inseguridad.
- Comportamiento social solitario: un niño que muestra exceso de retraso en sus habilidades comunicativas o teatraliza en demasía puede ser inseguro.
Entender al niño inseguro
Una vez tenemos un diagnóstico y hemos detectado al niño inseguro, llega el momento de entenderle y poder reconducir poco a poco su conducta para evitar los cuadros psicológicos anteriormente vistos en este mismo artículo.
Lo primero que se recomienda para comprender al chico es mantener la calma. Ellos reciben un número enorme de estímulos durante la infancia y pueden tener fases de mayor o menor inseguridad. No hay que olvidar que sus capacidades físicas y psicológicas están en plena formación, por lo que no tiene por qué ser motivo de alarma excesiva a no ser que se alargue demasiado en el tiempo.
La empatía será nuestro mejor aliado para entender a un niño inseguro. Ante sus problemas de comunicación, debemos mantener una conducta muy comprensiva. Trata de recordar cómo eras tú a su edad, qué te daba miedo, qué te gustaba y qué no, cómo veías el mundo…
Un especialista en psicología infantil será un gran apoyo en este momento. Para tratar con un niño inseguro y saber qué debemos hacer, nadie como ellos para que nos sirvan como guía a la hora de ser más comprensivos y empáticos.
Evidentemente, es necesario un ejercicio concienzudo de observación. Es importante detectar qué estímulos y situaciones causan la inseguridad del pequeño, ya sea en casa o en la institución infantil a la que asiste. De esta forma se puede reconducir la situación para que el niño encuentre una rutina más adecuada a su carácter.
Por último, el afecto es importantísimo para el niño inseguro. Saberse querido y amado por quienes le rodean, que a su vez le cuidan, le entienden y le ofrecen el ambiente tranquilo y rutinario que necesita es vital para que mejore.
“La mejor forma de hacer buenos a los niños es hacerlos felices”
-Oscar Wilde-
Como puedes ver, entender a un niño inseguro no tiene por qué ser una misión imposible. Hay que armarse con grandes dosis de paciencia, cariño y empatía y ponerse manos a la obra para evitar que el problema persista y se agrave.