¿Cómo lograr que los niños hagan un uso responsable de las nuevas tecnologías?
Cuando éramos niños no existían las nuevas tecnologías, o al menos no tenían el papel protagonista que tienen ahora, y estábamos locos por salir a la calle a jugar. Después del colegio, solo queríamos que nos dejaran ir a buscar a nuestros amigos y poder ir al parque para correr de un lado para otro. La peonza, las canicas o una pelota nos bastaban para ser felices y disfrutar de nuestro tiempo libre.
Pero hoy en día la situación parece ser que ha cambiado. En muchas ocasiones, los pequeños se pasan las horas muertas pegados a las pantallas. Empiezan viendo la tele al salir del colegio y continúan jugando con la tablet o el móvil de sus padres. Y así todo el tiempo… ¿Qué podemos hacer para que no hagan un uso excesivo de las nuevas tecnologías? ¡Sigue leyendo!
“Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre”
-Carl Sagan-
Los peligros de estar continuamente pegados a las pantallas
En muchas ocasiones, cuando nos cuesta que un niño haga algo (como comer, por ejemplo) recurrimos a internet o a la televisión. Le ponemos unos dibujos para que así no proteste y se esté quieto mientras tanto. Si logramos nuestro objetivo con esto, ¿qué hay de malo en usarlo? El problema viene cuando se hace un uso excesivo, de manera que cree dependencia.
Así, en el caso que explicábamos antes, puede llegar a un punto en el que el niño coja una rabieta cada vez que vaya a comer si no se le pone una pantalla delante. De esta manera, se empeñará en no comer si no tiene sus dibujos puestos. ¿Qué hacer ahora que el remedio ha sido peor que la enfermedad? He aquí el quid de la cuestión.
“Es peor el remedio que la enfermedad”
-Refranero español-
La realidad es que un mal uso de las nuevas tecnologías puede provocar que los pequeños se pasen horas pegados a las pantallas. De esta manera, van a dedicarle menos tiempo a otras actividades, como jugar con otros niños, hablar con sus familiares, descansar o estudiar. Por lo tanto, la calidad y cantidad de sus relaciones interpersonales pueden disminuir significativamente, pudiendo llegar a aislarse y a perder el apoyo social.
Lo mismo ocurre con sus notas de clase: se pueden ver claramente empeoradas por la falta de tiempo que se le dedica al estudio. Por último, como indicaba con las rabietas, el comportamiento del niño puede volverse complicado y disruptivo, de manera que pueden llegar a aparecer trastornos de conducta.
“La tecnología es sólo una herramienta. La gente usa las herramientas para mejorar sus vidas”
-Tom Clancy-
Los padres tienen la llave del cambio: fomentando un uso responsable de las nuevas tecnologías
La clave para evitar todo eso está en los padres. Desde casa, se puede fomentar un uso responsable de las nuevas tecnologías, ya que estas de por sí no tienen porqué ser malas si se utilizan en su justa medida. De esta manera, propiciaremos que los pequeños se peguen a las pantallas, pero de forma equilibrada.
Para conseguir que las usen como las buenas herramientas de información, aprendizaje y entretenimiento que son, lo primero que tenemos que hacer los adultos es conocer qué les gusta a nuestros hijos. Navegar por internet o jugar juntos a algún videojuego nos va a ayudar a conectar, conocernos y comunicarnos mejor con ellos. De esta manera conoceremos de primera mano qué otras cosas les gustan e inquietan.
Así, podremos proponer otras actividades para pasar el tiempo libre. Por ejemplo, pasaremos de invitarles a leer en general por sugerirles que busquen un libro de un tema que sepamos que despierta su interés especialmente. Esta es una buena forma de motivarles más a que varíen su manera de divertirse. Lo mismo ocurre a la hora de proponer deportes que practicar o excursiones que hacer: lo podemos hacer en base a sus gustos.
Las normas en torno a las nuevas tecnologías
Pero no solo esto, también hay que controlar el tiempo que utilizan las nuevas tecnologías. De forma orientativa, es recomendable que el uso de la televisión se limite a una hora diaria, y el de las videoconsolas a 3 o 4 horas semanales. Por lo tanto, los padres deben establecer un horario definido para estas actividades, comunicándole al pequeño cuándo puede realizarlas y cuándo no.
En cuanto a la localización de la televisión, la videoconsola y el ordenador, es mejor que estos se encuentren en un lugar de la casa accesible a todos, no en la habitación del menor. Así, sabremos qué sitios están visitando en internet o qué contenido están viendo por la tele, asegurándonos que se adecue a su edad. Pero no solo eso, también evitaremos que se aíslen del resto de la familia o que duerman poco por usar estas nuevas tecnologías.
Por último, en la educación de nuestros pequeños solemos usar distintas cosas (materiales o no) tanto como refuerzo como castigo para conseguir que los niños vayan modificando aquellas conductas que consideramos inadecuadas. En este sentido, es mejor que no usemos las nuevas tecnologías para esto, ya que podemos provocar que tomen todavía un papel más protagonista para ellos y que su ansiedad se eleve si no tienen acceso a ellas.
Imágenes cortesía de Pan Xiaozhen, Jeshoot.com y Tetsuya Tomomatsu.