¿Cuándo un adolescente padece un trastorno disocial?

¿Cuándo un adolescente padece un trastorno disocial?
Laura Reguera

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Reguera.

Última actualización: 18 julio, 2017

Todos los chavales hacen en uno u otro momento cosas que a los adultos nos pueden parecer inapropiadas… ¿Eso quiere decir que padecen un trastorno disocial? Pensad en vosotros mismos en vuestra adolescencia… ¿No llevasteis a cabo conductas que ahora veis problemáticas o peligrosas?

Entonces, ¿cómo podemos diferenciar un comportamiento ocasional de una patología psicológica? Dadas las consecuencias que conlleva, es importante conocer sus síntomas. Así, si sospechamos que una persona puede padecerla, podremos acudir a profesionales cualificados para que nos ayuden.

“No hacer ninguna acción contraria a las reglas, es el medio de dirigir una buena conducta”

-Confucio-

El trastorno disocial viene delimitado por el patrón conductual

Lo primero que hay que tener claro es lo que he adelantado ya en los primeros párrafos: una cosa es que, en algún momento dado o de forma puntual se hayan realizado las conductas que vamos a explicar a continuación, y otra muy distinta es que una persona actúe de manera frecuente de esa manera.

En el trastorno disocial se da un patrón de comportamiento repetitivo e inadecuado para la edad de la persona. Un patrón que va a estar caracterizado por el incumplimiento frecuente de las normas sociales básicas de convivencia que están aceptadas y que se respetan en la cultura a la que pertenece. Además, viola los derechos básicos de otras personas.

“La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral”

-José Vasconcelos-

Para considerar que hay un trastorno disocial, estos comportamientos deben estar presentes en el último año. Hay que tener presente que conllevan innumerables consecuencias para los menores que los practican y para quienes les rodean. La situación familiar se complica, llegando en algunos casos a ser insostenible. Pero no solo eso, sus relaciones sociales también se ven perjudicadas. Los jóvenes pueden llegar, incluso, a tener problemas legales.

Niño enfadado

¿Qué conductas son características del trastorno disocial?

Las 15 conductas que suelen realizar estos chicos se agrupan en cuatro grupos: agresión a personas y animales, destrucción de la propiedad, engaño o robo e incumplimiento grave de las normas. A continuación, veremos de manera más detallada una lista de estos comportamientos. No tiene por qué realizar todos ellos, pero por lo menos debe haber hecho tres para considerar el trastorno disocial.

“No seré yo quien con palabras supla mis actos, sino que serán mis actos los que expliquen mi conducta”

-Luis Cabrera-

  • Agresión a personas y animales:
    • A menudo acosa, amenaza o intimida a otros.
    • A menudo inicia peleas.
    • Ha usado un arma que puede provocar serios daños a terceros.
    • Ha ejercido la crueldad física contra personas.
    • Ha ejercido la crueldad física contra animales.
    • Ha robado enfrentándose a una víctima.
    • Ha violado sexualmente a alguien.
  • Destrucción de la propiedad:
    • Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños graves.
    • Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien, pero no por medio del fuego.
  • Engaño o robo:
    • Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.
    • A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar obligaciones.
    • Ha robado objetos de valor no triviales sin enfrentarse a la víctima.
  • Incumplimiento grave de las normas:
    • A menudo sale por la noche a pesar de la prohibición de sus padres, empezando antes de los 13 años.
    • Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía con sus padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos veces o una vez si estuvo ausente durante un tiempo prolongado.
    • A menudo falta en la escuela, empezando antes de los 13 años.
Mano encendiendo un mechero

Los jóvenes que llevan a cabo estos comportamientos de forma persistente suelen tener unas emociones prosociales -emociones que facilitan comprender el estado emocional de los demás- limitadas, pudiendo darse una falta de arrepentimiento, despreocupación por su rendimiento, un afecto superficial o deficiente, o incluso insensibilidad por los demás y carencia de empatía.

Como se puede imaginar, las conductas de estos chicos pueden causar bastantes daños y llegar a suponer un problema grave. Pero esto no quiere decir que no se pueda hacer nada. Al contrario, es sumamente importante tomar cartas en el asunto y tratar de ayudarles. Si, al leer el artículo, has visto que tienes en casa una situación que puede encajar en esta, no lo dudes… ¡Busca un psicólogo adecuado y deja que el valore tu caso!

Imágenes cortesía de Mads Schmidt Rasmussen, Amritanshu Sikdar y Jacob Ufkes.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.