Cómo ser eficaz cuando tienes que tomar una decisión rápida
En el mejor de los mundos, podemos tomarnos el tiempo necesario para pensar con calma los pasos a seguir y así identificar el camino más adecuado. Sin embargo, muchas veces nos vemos obligados a tomar una decisión rápida, porque las circunstancias así lo exigen.
Lo malo de la prisa es que con mucha frecuencia conduce al error. El problema es que, a veces, no tenemos dónde elegir. Es necesario tomar una decisión rápida y, aunque esto no sea lo óptimo, de no tomarla podrían surgir consecuencias negativas.
“A veces tomas la decisión correcta, a veces haces que la decisión sea correcta”.
-Phil McGraw-
Si la situación es relativamente simple, probablemente no vamos a tener problema en tomar una decisión rápida. Sencillamente nos dejamos llevar por la intuición y ya está. En cambio, si se trata de una situación compleja, las cosas cambian. En ese caso no basta con dejarnos llevar espontáneamente . ¿Qué hacer entonces? Los siguientes consejos podrían ayudarte en esos casos.
La presión, al momento de tomar una decisión rápida
Es muy conveniente tomar todo el tiempo posible para resolver el asunto, aunque debamos tomar una decisión rápida. A veces nos sentimos entre la espada y la pared y resolvemos los asuntos en medio de una gran angustia.
Esa angustia modifica nuestra percepción y esto no es bueno. Vemos más grandes o más pequeños los riesgos y tendemos a pasar por alto los detalles. Así que lo más conveniente es tomar aunque sea unos minutos para calmarnos . Respirar un poco ayuda a aliviar la presión y a pensar con mayor claridad.
Define claramente la decisión a tomar
A veces no es tan claro qué es exactamente lo que tenemos que decidir. Uno de los factores que contribuye a iluminar este aspecto es precisar cuál es el objetivo a conseguir. ¿Para qué tienes que tomar una decisión rápida? ¿Para lograr qué o evitar qué?
Una vez que tengas claro qué es exactamente lo que debes decidir, también será posible saber si esa decisión realmente es de tu competencia o debes delegarla a otra persona. Siempre es mejor delegar cuando hay alguien que tiene mayores conocimientos o más experticia sobre el asunto a resolver.
Realiza una evaluación de riesgos
Si la decisión es de tu competencia y debes tomarla en poco tiempo; de todos modos, tómate unos minutos para hacer una evaluación de riesgos. Simplemente debes identificar cuál es el principal peligro implicado en la decisión que debes tomar.
Si el riesgo es muy alto, visualiza cuál sería la principal consecuencia de no tomar una decisión inmediata. Si ves que tienes un margen de espera, mejor tómalo. Si, en cambio, el asunto es inaplazable, trata de ser muy conservador en las acciones a seguir.
¿Hace falta algún dato o alguna información relevante?
Es muy probable que ante la urgencia de tomar una decisión rápida no cuentes con toda la información que requieres para la misma. Si tienes muy poco tiempo, no vas a lograr acopiar todos los datos que necesitas, pero al menos sí debes contar con los más importantes.
Con base en la ligera evaluación de riesgos que hagas, trata de definir si falta algún dato o información que sea relevante, porque incrementa el riesgo. Si es así, busca la manera de obtener ese dato. Cuanto más incida en el resultado final, más importante es que lo conozcas con exactitud.
Aplica un 10-10-10 exprés
La técnica del 10-10-10 es muy útil para tomar decisiones en condiciones normales. También es adecuada para resolver algo en el marco de gran presión y poco tiempo. Su ventaja está en que te ayuda a proyectar los efectos de la decisión.
Piensa cómo te sentirás en 10 minutos, en 10 meses y en 10 años después de tomar la decisión en uno u otro sentido. Toda elección implica unas consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Esta técnica te ayuda a visualizar esos efectos.
Trata de ser consistente
Frente a la necesidad de tomar una decisión rápida, no es buena idea introducir cambios en tu forma de pensar o de actuar. En otras palabras, esta no es la situación ideal para ponerte creativo, o para ensayar algo que no habías hecho antes.
Acude básicamente a tus convicciones y a tus experiencias previas. Confía en lo que ya sabes y no introduzcas cambios significativos. Al decidir rápidamente estás incurriendo en un riesgo y lo minimizas si partes de bases ya probadas.
Siempre que puedas, pide o exige más tiempo para tomar una decisión importante. A veces será imposible obtenerlo. En esos casos, debes confiar en tu instinto y en tus recursos personales para lograr el enfoque acertado.
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- ISolano, A. I. (2003). Toma de decisiones gerenciales. Tecnología en marcha, 16(3), 44-51.