El contrato Ulises: el presente que afecta al futuro
En La Odisea, Homero recoge la leyenda de Ulises. Allí relata cómo, antes de atravesar el estrecho de Escila y llegar a la isla de las sirenas, tapó a sus hombres los oídos con pan de cera y ordenó que le atasen a un mástil para evitar quedar bajo su control; pues sabía previamente de su existencia y su inmenso poder.
Ulises dejó dadas instrucciones a sus hombres para que lo ignorasen en caso de perder la voluntad y que no le desatasen por mucho que lo pidiese, sino todo lo contrario, reforzasen sus ataduras para que no perdiera la vida.
D esta forma, habría unas instrucciones previas, dirigidas a la tripulación, para cuando Ulises perdiese la cordura y no fuese capaz de controlarse. Esta leyenda ha inspirado a los médicos a la hora de desarrollar un contrato que estableciera una relación útil entre médicos y pacientes en momentos de peligro.
Así, en la psiquiatría norteamericana se presenta el concepto de “contrato Ulises”. Este consiste en autorizar previamente un tratamiento o investigación para cuando la situación del paciente no permita que este pueda expresar su consentimiento a posteriori.
¿Qué es el contrato Ulises y en qué consiste?
El contrato Ulises es un documento mediante el cual los enfermos pueden pautar y dejar plasmadas las directrices e instrucciones de cómo desean que se afronte su situación ante momentos de pérdida de control.
De este modo, cuando se manifieste algún tipo de crisis propia de su enfermedad y no puedan expresarse bien, se podrá avisar a familiares, conocidos o al especialista que haya designado el enfermo. Además de conocer cuáles son sus preferencias sobre la medicación e indicar dónde esconde objetos o medicamentos que puedan ser perjudiciales.
Requisitos y puntos formales del contrato Ulises
Como bien recoge un artículo publicado en 2015 por la Asociación de juristas de la salud, para poder manifestar la voluntad en el documento, el paciente ha de ser mayor de edad, capaz y libre. De esta forma, no podrá haber ninguna coacción en su voluntad, aunque el médico siempre es el que determinará si el paciente está capacitado para prestar su consentimiento.
¿Para qué enfermedades podría ser utilizado este contrato?
Como ya comentamos, el contrato puede ser una buena ayuda entre paciente y médico, una herramienta útil a la hora de enfocar su enfermedad cuando llegue a situaciones de incapacidad. Así, puede servir en enfermedades mentales tales como:
- Esquizofrenia.
- Bipolaridad.
Incluso, también se podría contemplar esta opción si existe algún tipo de dependencia en recaídas de ludopatía, alcoholismo o anorexia de tipo nervioso.
¿Qué utilidades presentan los datos del contrato?
Es en estos momentos de incapacidad es cuando puede resultar útil contar con datos del paciente que haya manifestado previamente a la hora de redactar y firmar el contrato. Entre algunas ventajas, se podrá consultar más fácilmente:
- Su representante: el contrato permite nombrar a un representante. En este sentido, este será el encargado de supervisar las pautas indicadas en el documento para velar por la voluntad anticipada del paciente.
- A qué familiares avisar y a cuáles no: esta circunstancia facilitaría la localización de familiares o personas vinculadas al paciente que sean de su confianza.
- Cuáles son los especialistas que tratan al paciente de forma habitual: con esta información, se podrá contar con una fuente fiable para consultar cualquier tipo de tratamiento, problema, antecedente médico, etc.
- Dónde ha depositado el paciente sus objetos: es importante mantener localizados ingeribles o consumibles, especialmente fármacos, que pudieran ser perjudiciales.
- Qué tipos de tratamiento desea recibir y cuáles no: por ejemplo, si prefiere una dosis más baja dependiendo de sus antecedentes médicos.
- Si está dispuesto a participar en ensayos clínicos o en algún tipo de investigación relacionada con su patología.
Una hoja de ruta a seguir
Thomas Gutheil fue el primero en mencionar el contrato Ulises en una comunicación. Desde entonces, este tipo de documentos continúan siendo utilizados en el país anglosajón, pero todavía no se ha popularizado en otras áreas del mundo.
Lo cierto es que parece una alternativa a considerar para casos en los que el paciente no pueda plasmar con claridad su voluntad. Sin duda, sus instrucciones marcan una hoja de ruta a seguir que puede ser de ayuda a la hora de tomar cualquier tipo de decisión relacionada con la salud del paciente.
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