Para convivir en armonía es necesario sumar, no restar

Para convivir en armonía es necesario sumar, no restar
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 28 julio, 2019

Estoy en esa etapa de la vida donde ya cansan las medias verdades, las falsas apariencias y las presencias interesadas. En este mundo, nutrido a veces de días oscuros y personas intermitentes, quiero compañías que sepan sumar, no que resten; deseo vínculos que sean mi faro iluminado para construir un horizonte más libre, ilusionado.

Los expertos en psicología social y liderazgo nos recuerdan una sensación que todos habremos experimentado alguna vez. Hay personas que causan un impacto indefinible cuando entran a una habitación. En ocasiones, la famosa expresión “tener luz” parece ser auténtica, creíble. Son presencias que por alguna razón, nos transmiten calma y armonía.

“Estamos en este mundo para convivir en armonía: quienes lo saben no luchan entre sí”

-Buda-

Esta facultad tiene poco de magia, en realidad es pura psicología, y el proceso que favorece esta “impregnación emocional” se debe a una dimensión que se define como “conciencia cognitiva”. Es decir, la persona que ejerce esta influencia positiva ha elegido de forma consciente ese estado. Está bien consigo misma, no hay conflictos, no hay rencor, solo un equilibrio interior que a su vez, llega a quienes le rodean.

Estas, son sin duda personalidades que saben sumar, perfiles que cohesionan escenarios, que hacen fluir los pequeños entornos en los que se mueven y que por lo general, son muy hábiles a la hora de “abrir sus paraguas emocionales” para protegerse de las malas artes ajenas, de las manipulaciones y de los traficantes de culpa.

Te proponemos reflexionar sobre ello y ante todo, aprender alguna estrategia de este tipo de personas.

niña pájaro

Saber sumar y convivir es apartar fronteras

Vivimos en un mundo complejo, en territorios dotados de una carga energética positiva o negativa en base al tipo de interacción humana que en ella, se lleve a cabo cada día. Sabemos también que están muy de moda etiquetas tan manidas, como la ya clásica “toxicidad o persona tóxica, sin embargo, más allá de estos polémicos términos hay algo que está claro y que debemos asumir: siempre van a existir perfiles de comportamiento que nos amarguen la existencia directa o indirectamente.

Hay personas que no saben sumar, lo sabemos, amigos, compañeros o familiares que no entienden ni entenderán que para convivir no basta solo con atender y saciar las necesidades propias a toda costa. Cabe decir, no obstante, que a veces, tras la “supuesta” persona tóxica existe un problema concreto, como una depresión encubierta que requiere sin duda de nuestra sensibilidad.

Es necesario pues saber intuir, leer entre líneas y no recurrir al instante a esa frontera radical donde dejar a unos con sus miserias mientras otros, nos colocamos los escudos y las máscaras antigás para que no nos impregnen con su negatividad. Convivir requiere también saber comprender, ser empático y no poner distancias sin saber antes, cuál es la raíz de la discrepancia. 

muñeco de nieve

Personas que saben brillar, personas que saben convivir

Hablábamos al inicio de las personas que saben brillar y que disponen de eso que hemos definido como conciencia cognitiva. Se trata ante todo de un constructo realmente útil que todos deberíamos aprender a practicar, a hacer nuestro para dotar a nuestros ambientes cotidianos de esa energía que crea cohesión, y que a su vez nos da la oportunidad de defendernos con respeto, con auténtica inteligencia emocional.

Grande es quien para brillar no necesita apagar la luz de los demás

A continuación, te invitamos a reflexionar sobre las dimensiones que dan forma a este comportamiento tan lleno de armonía, de equilibrio interior.

niña con paraguas pensando en sumar amistades

Cómo desarrollar una conciencia cognitiva saludable y útil

Para crear un buen impacto en nuestros contextos cotidianos y favorecer esa necesitada cohesión, es necesario primero “cohesionarnos” por dentro, es decir, saber qué ocurre en nuestro interior. Debemos aprender a ser cognitivamente conscientes.

  • Para sumar y no restar, no debemos prestar atención solo a nuestro exterior. No se trata únicamente de ir con toda la buena voluntad del mundo para ayudar, para “caer bien”, para resolver necesidades ajenas. Quien se centra solo en el exterior se descuida a sí mismo, y la armonía, también se pierde.
  • Es necesario, por tanto, desarrollar una auténtica calma interior, recordar cuáles son nuestros valores, cuáles nuestras fortalezas, reafirmando siempre nuestra autoestima como ese faro de luz que nunca hay que perder de vista.
  • Por otro lado, también es muy positivo poner en práctica una adecuada conciencia sensorial. Debemos intuir, sentir y saber entender las emociones ajenas, ese mundo de los sentidos que a menudo nos envuelven y nos aprisionan.
  • La persona que sabe brillar, que sabe sumar, es capaz de entender y descifrar ese mundo emocional para canalizarlo como es debido. Desarrollará un adecuado y respetuoso “desapego emocional” hacia quien gusta traer conflictos, críticas y amarguras infundadas.
  • A su vez, sabrá sintonizar con la persona que camufla sus necesidades reales mediante esa hostilidad o mal humor donde a veces, yace la soledad, el miedo o la depresión.

Para concluir, la verdadera convivencia no implica crear fronteras ni expatriarnos ante lo que no nos gusta o no entendemos. Se trata de crear puentes, de respetar opiniones distintas, de entender a quien sufre en silencio y de hacer brillar a quien en ocasiones cae en un nubarrón de oscuro desconcierto.

La distancia auténtica la guardaremos para cuando nos infligen un daño auténtico. Porque en esta vida, quien sabe sumar no es cautivo de nada ni nadie; es alguien libre, feliz por ser quien es y que a su vez, es capaz de transmitir su bienestar a quienes le rodean.

Imágenes cortesía de Anna Silivonchik


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