La crisis de los 7 años en la pareja: ¿por qué se habla de ello?

En la cultura popular sobrevive la idea de que en una pareja existen momentos críticos que se repiten con la misma temporalidad en muchas parejas. Pero, ¿realmente podemos hablar de crisis normativas? ¿La de los 7 años es una de ellas?

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 05 junio, 2022

A continuación abordaremos uno de esos mitos populares que se han extendido alrededor de los hitos de evolutivos asociados a las relaciones románticas y al paso del tiempo.

Algunas parejas se separan cuando llevan siete años juntas, mientras que otras sobreviven a este periodo crítico o ni siquiera lo experimentan. La llamada crisis de los 7 años puede ser frecuente, pero desde luego no es universal y suele producirse -cuando se da- por un desinterés compartido de los miembros por el vínculo que les une.

La crisis de los 7 años en la pareja

La idea de la crisis del séptimo año está arraigada en el lenguaje popular, por ser una marca en el tiempo asociada con un cierto estancamiento en la pareja. Sin embargo, no hay nada mágico u horroroso en 7 años de matrimonio. Aunque el gran número de separaciones en este punto da que pensar. ¿Por qué puede pasar esto?

Alrededor de los 7 años, uno o ambos miembros la pareja se encuentran en un período de “revisión” de la vida. Si existe esta crisis es porque la pareja experimenta que ya ha alcanzado el nivel más alto en la conexión, experimentando en la actualidad una evidente caída o estancamiento.

Durante siete años, una pareja ha tenido tiempo para experimentar, fracasar e intentar remontar. Siete años suelen ser más que suficientes para que el otro pueda ser relativamente predecible.

En este punto, muchas parejas pueden tener la sensación de que lo mágico se ha convertido en anodino. Una sensación que les hará decidir si vale la pena continuar, si en esa rutina compartida siguen existiendo momentos que valen la pena.

Del enamoramiento al sigo con esta persona o no porque es “lo que toca”

Por muy sorprendente que parezca, la duración de una relación no nos dice mucho de la calidad de la misma. Nadie, excepto los componentes de una pareja, saben si en realidad siguen por un amor que se mantiene o por un compromiso que les ahoga.

Todas las parejas enfrentan nuevos desafíos y etapas. Sin embargo, ningún acontecimiento importante, como el casarse, tener hijos o firmar una hipoteca, está por encima de procurar un amor apasionado, fiel y recíproco.

Debido a lo que consideramos “demandas del medio”, una pareja puede asumir ciertos mandatos o responsabilidades, descuidando lo verdaderamente importante para el vínculo. Por mucho compromiso y rutina que se asuma en una pareja, si la intimidad es insatisfactoria, es difícil mantener la calidad de la relación.

La intimidad es la fortaleza de las parejas y de las amistades profundas. Si se deteriora, esa relación está condenada a poner un punto y final. Sea un punto y final establecido para los demás o tan solo para ellos.

¿Cómo se manifiesta?

Después de cierto tiempo, toda emoción inicial que acompaña a algo nuevo se asienta en una rutina. Por lo tanto, después de 5 a 7 años de matrimonio, las personas se acostumbran tanto unas a otras que puede parecer que el matrimonio es aburrido.

A menudo, esto se expresa a través de una falta de interés en el sexo, una sensación de que ya no se está enamorado de esta persona o de querer tener una aventura y divorciarse. El mito que acompaña a la crisis en esta etapa de una relación es que la felicidad se encuentra en otra parte.

¿Cómo afrontar la situación y superarla si se mantiene el amor?

A pesar de que la tasa de divorcio es alta, hay muchas parejas que parecen ser resistentes y capear las tormentas que vienen con el matrimonio.

¿Cuáles son algunas de las estrategias que utilizan los matrimonios exitosos para mantener la salud de su relación? A continuación detallamos las más importantes:

• Es importante discutir los eventos mundanos de un día promedio y escuchar atentamente lo que dice el otro. Introducir el humor y el juego en la charla también es útil y hace que hablar sea más divertido.
• Escuchar ayuda a validar lo que se dice. Después de todo, los eventos monótonos son los que llenan un día promedio de vida. Es importante que las parejas tengan tiempo para este tipo de conversaciones.
• La importancia del tacto. Es sorprendente cómo un toque puede sentirse reconfortante y cálido. Es relevante no olvidar tocarse unos a otros. Por cierto, esto no es exclusivamente contacto sexual, sino una forma espontánea de expresar interés y calidez por tu pareja.
• Las parejas pueden planear vacaciones juntas o concertar citas para salir a una cena romántica sin los niños.
• Hacer cosas inesperadas, como comprar flores si rara vez se hace, escribir notas románticas y dar un cálido beso al ir y venir, pueden ayudar a construir matrimonios duraderos.
• El perdón. La vida puede ser difícil a veces y las parejas pueden decir y hacer cosas que son crueles y desagradables. Hablar de estas cosas y perdonar puede contribuir en gran medida a garantizar un matrimonio más respetuoso entre sí.

El entendimiento, un pilar fundamental

Las parejas no deberían temer el séptimo año como una “amenaza única”. En promedio, la satisfacción conyugal y la calidad general disminuyen durante los primeros años que las personas están juntas, a medida que la “vida real” y, en particular, los niños, entran en escena.

La mejor manera de combatir la crisis de los 7 años es reconocerla, en caso de que exista, y partir de ahí poner en marcha estrategias de afrontamiento efectivas.

El objetivo del conflicto es lograr un mejor entendimiento. La realidad se impone: no puedes tener razón siempre y estar casado o en una relación al mismo tiempo.

Cada persona puede experimentar, en un momento dado, un estado emocional negativo con un alto poder de trasmisión. Así, es necesario tener un cuidado especial cuando se da este fenómeno en medio de momentos delicados para la pareja.