Crisis de pareja tras la llegada del primer hijo: causas y soluciones
El nacimiento de un hijo es un acontecimiento transformador. No importa si la noticia del embarazo llegó de sorpresa o si surgió tras meses de planificación y anhelos; en cualquier caso, la vida de los progenitores cambia de forma drástica e irreversible a partir de este momento. Si no se realiza una buena gestión emocional, la vida en común puede resentirse, y es por esto que son tan habituales las crisis de pareja tras la llegada del primer hijo.
Es necesario remarcar que estas crisis no son inevitables, no en todos los casos se desencadenan dichas complicaciones. Sin embargo, no hay duda de que la paternidad pone a prueba el vínculo de pareja y es frecuente que el agotamiento, la falta de comunicación y todos los cambios que se producen en tiempo récord terminen por afectar a la relación.
Una buena gestión de la situación ayudará a que se restablezca el orden y el bienestar.
¿Cómo se manifiesta la crisis de pareja tras la llegada del primer hijo?
La crisis no siempre es igual de profunda. En muchos casos se caracteriza por discusiones constantes, conflictos, reproches y una dinámica negativa que va escalando cada vez más. Y en otras ocasiones, se produce un alejamiento progresivo y una frialdad emocional entre los miembros de la pareja.
En ambas situaciones, el deterioro del vínculo es evidente y esto puede traducirse en tristeza, rabia, insatisfacción y dificultades para ejercer el rol parental. No podemos olvidar que el bienestar de los niños está estrechamente relacionado con el de sus progenitores y que si estos atraviesan dificultades emocionales no están en las mejores condiciones para establecer un buen vínculo de apego con el bebé.
Desafortunadamente, estas crisis de pareja pueden desembocar en una ruptura o alargarse durante años, perjudicando la calidad de vida de toda la familia. Por ello, conocer sus causas y abordarlas desde un inicio es la mejor alternativa.
Causas
Estos son los principales factores que contribuyen a que se desencadene una crisis de pareja tras el nacimiento del bebé. Como verás, todos ellos están relacionados con las exigencias de la nueva situación.
Procesos personales
El primer motivo es de corte individual, ya que convertirse en padre o madre desencadena una serie de procesos a nivel interno de gran relevancia. La mujer experimenta importantes fluctuaciones hormonales que pueden afectar de forma significativa a su estado de ánimo; además, su cuerpo ha cambiado y la recuperación puede ser difícil de afrontar.
Por otro lado, se asume una gran responsabilidad y se transforma la identidad para integrar un nuevo rol. Y esto puede generar incertidumbre, miedo, confusión y culpa.
En el caso del padre tienen lugar similares procesos psicológicos a los que se suma la necesidad de forjar un vínculo con el bebé en un espacio de tiempo más reducido. Y es que aunque la mujer ha comenzado a gestar la relación durante el embarazo, para el hombre esto puede haber sido más complicado.
Además, es posible que el padre se sienta desplazado por el estrecho vínculo entre madre e hijo y no sepa bien cuál es su lugar en la nueva dinámica.
Cambio de rutinas
La vida diaria cambia completamente con la llegada de un hijo, ya que este pasa a ser una prioridad. Los horarios se modifican, las actividades se centran en cubrir las necesidades infantiles y el ritmo que antes se mantenía en el hogar y que podía funcionar a la perfección deja de ser adecuado.
Este cambio de vida puede ser complicado de afrontar, ya que implica, en cierta medida, dejar de lado las preferencias personales y los tiempos individuales para centrarse en el bienestar del bebé y en el funcionamiento de la familia.
Estrés y reparto de tareas
El reparto de tareas es uno de los principales motivos de discusión en las parejas, y tras la llegada de un hijo esto cobra mayor relevancia. Y es que quizá con anterioridad la pareja había establecido un acuerdo que satisfacía a ambos, pero ahora este ha de ser modificado.
El cuidado del bebé y del hogar han de compaginarse y esto no siempre se logra hacer de forma natural y equitativa. Por ello, pueden surgir frustraciones y resentimientos.
Agotamiento y falta de tiempo en pareja
Por último, el tiempo en pareja se ve disminuido drásticamente tanto en cantidad como en calidad. Los progenitores apenas disponen de momentos libres y se encuentran casi siempre agotados. Esto reduce los espacios de intimidad y disfrute en pareja y puede conducir a un alejamiento cada vez mayor.
¿Cómo prevenir y afrontar la crisis de pareja tras la llegada del primer hijo?
Teniendo en mente que la crisis de pareja tras la llegada del primer hijo es una posibilidad, se hace necesario prevenir su aparición. O, en caso de que ya se haya instalado, actuar para revertirla. Así, pueden seguirse algunas de las siguientes recomendaciones:
- Prepararse antes del nacimiento. Esto implica informarse de los cambios que tendrán lugar, de los retos que habrán de asumirse y del mejor modo de afrontarlos. Hablar con expertos o conocer las experiencias de otros padres puede ser de gran ayuda.
- Anticiparse a las dificultades. Puede ser positivo hablar de cómo se organizarán las rutinas y las tareas tras la llegada del bebé. Quién se ocupará de cada aspecto y cómo será el reparto. Esto, por supuesto, ha de ser flexible y poder modificarse en función de las necesidades reales de cada momento, pero establece una guía que prevendrá discusiones futuras.
- Disponer de espacio y tiempo personal. Esto no es nada sencillo cuando se es padre o madre, pero resulta fundamental para el bienestar psicológico. Así, procurad organizaros para que ambos podáis disfrutar cada día y cada semana de algún tiempo para vosotros. Esto os refrescará, os recargará de energías y os permitirá retomar la tarea con ánimo renovado.
- Pedir ayuda. Aunque seáis dos, puede que no siempre lleguéis a todo lo que tenéis que hacer. No tiene nada de malo pedir ayuda, bien sea de familiares y amigos o de profesionales.
- Cultivar el tiempo en pareja. Una hora cada noche para conversar a solas o disfrutar de una película, una cita mensual o una escapada romántica pueden marcar la diferencia a la hora de proteger el vínculo de pareja.
Es posible superar esta crisis
Es importante recordar que la crisis de pareja tras la llegada del primer hijo es un momento de transición y que, a pesar de lo intenso e incierto que resulta, también pasará. En este momento, la comunicación puede ser nuestra mejor aliada: para poder compartir nuestro estado interno, transmitir a la pareja lo que se busca y entender a la vez sus necesidades.
Comprender el mundo del otro y actuar como un equipo es fundamental para salir fortalecidos de este primer año de paternidad. Así, renuncia al silencio, al orgullo y a los reproches y opta por una comunicación franca, asertiva y basada en el amor que os une. Finalmente, estáis juntos en esto.
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