¿Cuáles son las causas de la desigualdad de género?
La desigualdad de género es un fenómeno social y cultural en el que se produce una discriminación entre personas debido a su género, básicamente entre hombres y mujeres. Además, no es un fenómeno inocuo, ya que su impacto se deja notar en diferentes planos: laboral, social, familiar, etc.
A nivel social, por ejemplo, la mujer puede aparecer subordinada al esposo o al padre. A nivel económico, la mujer sigue recibiendo sueldos más bajos que el hombre desempeñando el mismo puesto de trabajo (brecha salarial). Las tareas domésticas o el cuidado de los niños todavía se siguen concibiendo como tareas más vinculadas a la mujer que al hombre. Así podríamos seguir completando una larga lista.
Frente a ella, el feminismo o la perspectiva de género permiten mirar el mundo desde otro punto de vista. Sin embargo, cambiar nuestra perspectiva puede provocarnos desconcierto o malestar. Es por eso que el objetivo de estas líneas es aclarar nuestra mirada, para poder estar y relacionarnos con el mundo de un modo más justo.
Para ello, empecemos desde el principio, cuando hablamos de desigualdad de género, ¿a qué nos referimos con género? ¿Qué queremos decir con un constructo tan amplio?
Qué es el género y cómo se estructura
El género puede desglosarse en tres niveles o perspectivas. Puedes leerlas a continuación:
- Plano sociocultural: desde esta perspectiva, el género es un sistema de organización social que otorga mayor poder y privilegios a los hombres, y que se apoya en una serie de creencias que legitiman y mantienen esta estructura social. Los valores, costumbres, tradiciones, estereotipos, junto a las leyes de un país rigen el modelo de organización social.
- Plano relacional: el género es un proceso dinámico de representación; una representación de lo que significa ser mujer u hombre en situaciones cotidianas, lo que a su vez influye en cómo se comportan hombres y mujeres y en cómo son tratados.
- Plano personal: a este nivel, el género es un aspecto que también influye sobre la identidad y de las actitudes personales. Sería el conjunto de expectativas, intereses, fantasías y creencias que están asociadas a modelos más o menos aceptables de lo que significa ser un hombre masculino o una mujer femenina en una cultura concreta.
Aunque el género es expresado de forma diferente en distintas culturas y el grado de subordinación de las mujeres varía a lo largo del tiempo y el espacio, es muy complicado encontrar alguna en la que las mujeres tengan más ventajas políticas y sociales que los hombres.
Un ejemplo de este desequilibrio o desigualdad de género se ve reflejado en los altos índices de violencia contra las mujeres (abuso sexual, secuestros, violaciones, maltrato y violencia de género, acoso sexual, etc.).
¿Qué es el patriarcado y qué implicaciones tiene?
El patriarcado designa un orden social que establece el sexo como marca para asignar a cada persona actividades, funciones, relaciones y poderes específicos. Esta red estructurada de poderes, jerarquías y valores propone unos modelos de masculinidad y feminidad como universales y opuestos entre sí.
Se considera que las mujeres están naturalmente más capacitadas para la vida privada, la maternidad y el cuidado de la familia, mientras que los hombres estarían naturalmente más dotados para el mando, el gobierno y la ambición. Desmontar estas creencias que actúan como mandatos sociales sobre el hombre y la mujer es uno de los objetivos prioritarios del feminismo.
El patriarcado, como modelo social, se sustenta sobre unos mandatos o imperativos sociales, muy distintos a su vez para hombres y mujeres. Algunas de las creencias o imperativos de la concepción de la mujer son:
- La mujer es cuidadora y responsable del bienestar ajeno. Su valía está en su capacidad de entrega y servicio a los demás. El cuidado de otras personas y la responsabilidad hacia ellas ocupa el centro de su vida.
- Predisposición natural al amor. Se fundamenta en la idea de que las mujeres solo son seres completos cuando pertenecen a alguien.
- La maternidad como imperativo de la identidad. La mujer sólo es feliz y está satisfecha de sí misma cuando es madre.
- La mujer ha de ser bella y deseable. La belleza nos hace visibles y aceptadas socialmente, convirtiéndonos en objeto bajo la mirada y valoración del otro.
Por el contrario, los imperativos de los hombres como seres masculinos también existen. Serían los siguientes:
- La masculinidad se sostiene en el poder y la potencia, y se mide por el éxito, la superioridad sobre las demás personas, la competitividad, el estatus, etc.
- La hombría depende de la agresividad y la audacia y se expresa a través de la fuerza, el coraje, el enfrentarse a riesgos, la habilidad para protegerse y utilizar la violencia como forma de resolver conflictos.
- La masculinidad se sostiene en la capacidad de sentirse calmado e impasible, autoconfiado y autosuficiente, ocultando sus emociones. Supone, además de fortaleza, una gran seguridad y confianza en sí mismo. El hombre no puede permitirse sentir miedo y, si lo tiene, tendrá que disimularlo.
¿Cómo se instauran y refuerzan los roles de género?
Los roles de género son representaciones sociales que dictaminan lo que se considera masculino y femenino. Por ejemplo, según la sociedad, las acciones de cuidado son propias de las mujeres, mientras que las actividades de liderazgo son para los hombres.
No obstante, para acabar con la desigualdad de género, es pertinente tener en cuenta que dichas representaciones no son inherentes al sexo biológico, sino que han sido instauradas y transmitidas por la misma sociedad, a través del proceso de socialización iniciado en la primera infancia.
En este caso, los principales agentes socializadores que se encargan de reforzar los roles de género son varios. Los tienes descritos de forma detallada en los siguientes apartados.
La familia
Los miembros de la familia (especialmente la heteronormativa) son los principales modelos de referencia de los niños. En este caso, los familiares cumplen un rol importante en el proceso de socialización del niño, ya que transmiten la mayoría de patrones de conducta, valores, creencias, etc. que quedan fuertemente arraigadas a lo largo de la vida.
De esta forma, en la medida que la familia valide estos roles de género, los niños y niñas crecerán asumiendo que, en efecto, existen cosas que solo le competen a los hombres y lo mismo con las mujeres. A su vez, si continúan por esta línea, estas personas se lo transmitirán a sus descendientes.
El sistema educativo
Por su parte, las escuelas refuerzan los roles de género a través de determinados aspectos de socialización. Los tienes a continuación:
- La distribución de hombres y mujeres dentro de las instituciones, que actúa como modelo de roles para los estudiantes.
- El material educativo y los libros de texto, que suelen reproducir los estereotipos de género.
- La organización y prácticas escolares, que reproducen las elecciones de actividades tradiciones de género.
- Expectativas y actitudes del profesorado, que influyen significativamente en la imagen que los alumnos se forman de sí mismos.
Los medios de comunicación
Por su parte, los medios de comunicación (incluyendo las plataformas digitales y las redes sociales) suelen presentar modelos culturales estereotipados, basados en ideales de hombres y mujeres que no corresponden con la realidad.
En este caso, se distorsiona la percepción que se tiene de los demás y de nosotros mismos, obligándonos a encajar en representaciones erróneas y nocivas. Pues, aquel que no cumpla con dichos parámetros tiende a ser discriminado y rechazado.
Causas de la desigualdad de género
Una vez dicho esto, a continuación resumimos la causas más comunes de la desigualdad de género, resultado de todo lo anterior. Las principales de ellas son 6:
- Estereotipos de género. Son aquellas ideas o creencias aceptadas socialmente y que dictaminan cómo debe comportarse un hombre y una mujer. Estos estereotipos son transmitidos en los procesos de socialización y educación.
- Desigualdad en los derechos laborales. Son pocos los países del mundo que asignan las mujeres las mismas garantías laborales que a los hombres. Por lo general, estos últimos suelen gozar de más derechos en el ámbito laboral, como el acceso a un mayor sueldo.
- Acceso desigual a la educación. Las mujeres tienen un acceso más restringido a la educación que los hombres. Según las estadísticas, 1/4 de las mujeres jóvenes no terminarán la escuela primaria.
- Falta de autonomía corporal. Muchas mujeres en el mundo no tienen autoridad sobre su propio cuerpo. Por ejemplo, según la OMS mas de 200 millones de mujeres que no desean ser madres no tienen acceso a anticonceptivos (bien sea por oposición cultural/religiosa, falta de opciones o acceso limitado).
- Falta de representación política. Gran parte de los cargos políticos son ocupados por hombres, lo que permite el descuido de ciertos temas que benefician a las mujeres, como el permiso parental y el cuidado de los hijos, las pensiones, las leyes contra la violencia de género, etc.
- Segregación laboral. En la mayoría de las sociedades existe la creencia de que los hombres son más capaces para ciertos trabajos. Y, muchas veces, estos puestos resultan los mejores pagados en el mercado laboral.
¿Qué podemos hacer para cambiar estos patrones de desigualdad de género?
Teniendo en cuenta lo expuesto, sería lógico que nos preguntásemos si el modo de vida que estamos llevando actualmente, en referencia a los patrones de desigualdad de género, es adecuado.
Del mismo modo, si todo lo anterior nos incomoda, es el momento de buscar la manera de aportar nuestro granito de arena para transformar la situación actual. Así, a lo largo del tiempo, se ha llegado a la conclusión de que para vencer esta desigualdad de género existen distintas claves, dependiendo de si somos hombres o mujeres.
La mujer, por su parte, tiene la responsabilidad y el derecho de buscar la soledad y cuidarse a sí misma para cambiar estos patrones. La búsqueda de un espacio propio para ser (aficiones, gustos, etc.) también se convierte en un modo de resistencia a estos mandatos; así, de acuerdo con este pensamiento, una línea de actuación del feminismo es promover la autonomía femenina.
En el caso de los hombres, el camino iría más en la dirección de la educación de los afectos y la corresponsabilidad. Ser hombre no es incompatible con la expresión y reconocimiento de los sentimientos propios y ajenos; ni tampoco con responsabilizarse, empatizar y atender a las necesidades ajenas. Creencias que suelen estar ausentes en los procesos de socialización primaria (infancia).
Así, la incorporación de estos contenidos a los programas educativos es una estrategia clave para la transformación social. Las instituciones también tienen responsabilidad en todo esto, siendo su deber avanzar para garantizar los mismos derechos y beneficios a todos los individuos de la sociedad.
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