Cuando una persona está sufriendo y necesita ayuda, no todo vale
En el mundo podemos encontrar a muchas personas con ganas e intención de ayudar al otro, pero que no pueden ofrecer la ayuda que en ese momento se necesita.
Imagina que un día te levantas con la cara hinchada, dolor de boca y fiebre. No parece lógico acudir a que el dolor en la boca lo trate un fisioterapia o un urólogo, mucho menos sentido tendría ir a un vendedor de ropa. Ante un problema en la boca, el especialista más cualificado sería el dentista.
Parece lógico, ¿verdad? Lo que se convierte en algo intuitivo con un dolor físico, no ocurre con un dolor mental o emocional. No es raro encontrar que ante el sufrimiento la persona acude a otros especialistas en busca de respuestas o medicamentos que palien dicho dolor. En el mejor de los casos puede que acuda al médico de cabecera en busca de ayuda, en el peor de los casos, una persona no cualificada intentará tratar su dolor.
Los obstáculos en la búsqueda de ayuda
El proceso de búsqueda de ayuda psicológica a veces está lleno de obstáculos. Hasta llegar al profesional de la salud mental la persona tendrá que sortear tarotistas, curanderos, libros de autoayuda, naturópatas, y coachs varios, entre otros.
El intrusismo profesional en salud mental es un peligro tanto para el profesional como para el paciente. El riesgo es similar a que un cura te trate un flemón o un dolor de muelas. Existe intención por parte de la otra persona de aliviar el sufrimiento, pero no tiene los conocimientos necesarios para hacerlo.
Dejar que alguien no especializado, en lugar de un profesional cualificado, como un psicólogo o un psiquiatra, trate los problemas de salud mental puede hacer que el problema gane en gravedad o que la persona no acceda a otras alternativas que sí habrían terminado con su sufrimiento.
Los caballeros blancos
Existe otro perfil de personas que, a pesar de no cobrar por la ayuda prestada, sienten la necesidad de ayudar a los demás y de aliviar el sufrimiento. Aunque esta idea de alguien que está dispuesto a todo por a los demás puede sonar muy romántica y tentadora, es un perfil con el que hay que tener cierto cuidado.
Los caballeros blancos suelen ser personas que, sin ser conscientes de ello, “rescatan” a personas heridas o que sufren para poder ayudarlas o “repararlas”. Detrás de estos caballeros, hay personas heridas en el pasado que, de una manera simbólica, suelen intentar restaurar su propio malestar a través del otro.
Cuando eres una persona con un gran sufrimiento emocional y te topas con alguien con este perfil, puede que su ayuda tenga el coste oculto de seguir sus directrices y la deuda emocional. Tras ayudar al otro, el caballero blanco suele sentirse herido por todo lo que ha dado y no siente que le ha sido devuelto.
Cuando lo que necesitas es un profesional de la psicología
Al igual que cuando te duele la boca acudes al dentista, cuando te duelen las emociones o sientes un gran sufrimiento emocional, acudes al psicólogo. Parece sencillo, pero, como has podido ver, el camino de la ayuda está lleno de obstáculos.
Un psicólogo es una persona que se ha formado durante años tomando como pilar de esta instrucción el conocimiento científico. Se ha especializado en evaluar lo que le ocurre a la persona y proporcionarle las herramientas necesarias para que aumente su nivel de bienestar.
El tratamiento psicológico es un trabajo conjunto entre la persona que sufre y quien le apoya en ese sufrimiento. Es un trabajo que sigue ciertas normas, entre ellas las del código deontológico, que aseguran al paciente que es tratado de una manera ética y profesional.
Cuando una persona sufre y busca ayuda o queremos ayudarle, es importante pararse a pensar un momento y hacernos la siguiente pregunta: ¿Si no dejarías que un cura te tratase un dolor de muelas por qué vas a dejar que alguien que no es psicólogo trate tu sufrimiento emocional?