Descubre cómo el cuerpo te ayuda a descubrir tus emociones
Como sociedad damos mucha importancia a los pensamientos y a nuestra parte racional. En cambio, las emociones y el cuerpo a menudo quedan relegados a un segundo plano. Por suerte, cada vez más, conceptos como la inteligencia emocional ya no suenan tan raros. Sin embargo, prestar atención al cuerpo en medio de nuestro ritmo cotidiano es una rutina que muchas personas aún no han adquirido.
¿Y si el cuerpo fuera un faro que ilumina el camino hacia nuestras emociones? Descubrir qué importancia tiene el cuerpo en la construcción de las emociones es importante para poder aumentar nuestra consciencia corporal y reducir las tensiones que puedan tener una causa emocional.
“Ocúpate de tu cuerpo con disciplina y fidelidad, el cuerpo es los ojos del alma y si los ojos no ven bien, todo el mundo se verá en tinieblas”.
-Johann Wolfgang von Goethe-
¿Cómo influyen las emociones en tu cuerpo?
El cuerpo y las emociones van de la mano, cuando uno habla el otro reacciona. Existen numerosas investigaciones científicas que avalan la influencia de las emociones en el dolor y el cuerpo físico y cómo estas se relacionan constantemente. De hecho, se ha demostrado que se activan áreas del cerebro similares cuando experimentamos un dolor físico y un dolor emocional.
Por ejemplo, si no gestionas un enfado o el estrés de tu trabajo, esto puede generarte, a veces, una contractura o tensión en la mandíbula. Son emociones no expresadas, que se quedan incrustadas en tu cuerpo, esperando que las dejes salir. Como no pueden manifestarse, van a intentar expresarse de algún modo, y terminan haciéndolo en forma de tensiones o malestares físicos.
De hecho, el cuerpo es un mapa que nos ayuda a saber qué estamos sintiendo. Seguro que te ha pasado alguna vez, que has notado un nudo en la garganta cuando había algo que no estabas diciendo a tu pareja. O por ejemplo, has notado un dolor de estómago, al sentir miedo a enfrentarte a un examen. Estas son señales que te da el cuerpo para que expreses tus emociones.
Observa tu cuerpo, tiene un mensaje emocional para ti
Las emociones gritan cuando no las escuchamos y se transforman en dolor y sufrimiento físico. ¿Qué mensaje tiene nuestro cuerpo para transmitirnos? Algunos síntomas como dolor de cabeza, dificultades para respirar, sensación de agobio, nudo en el estómago…
Aunque las intentemos ignorar, las sensaciones físicas siguen ahí, cuanto menos caso les hacemos, peor es porque se expresan con mayor intensidad.
Muchas veces intentamos tapar estos dolores o sensaciones con pastillas, que momentáneamente nos alivian el dolor. Sin embargo, no lo solucionan; solo ponemos una tirita a una herida que no está curada, porque las emociones siguen sin poder expresarse adecuadamente. ¿No sería mejor que pudiéramos atender el mensaje emocional que nos quieren transmitir estas sensaciones corporales?
Imagina a un chico que trabaja 15 horas diarias, y tiene tanto estrés que se levanta con contracturas en el cuello cada día. Aun así se toma un relajante muscular, y sigue trabajando. Seguramente, el mensaje que le está transmitiendo su cuerpo es que necesita parar, rebajar el ritmo de trabajo y tomarse descansos.
Presta atención a tus dolores físicos para ver qué necesidades tiene tu cuerpo, si aprendes a gestionar tus emociones, vas a estar mucho mejor también a nivel físico.
Cada emoción va ligada a unas sensaciones físicas en el cuerpo
Voy a profundizar en las sensaciones físicas que suelen generar las cuatro emociones básicas. Además, también voy a explicar cómo gestionar las emociones para que no terminen en dolores físicos intensos.
1. Miedo
Es una emoción que nos avisa de posibles peligros y nos ayuda anticiparnos y protegernos de una posible amenaza. A nivel físico el miedo se expresa con dolor de estómago, tensión corporal, el corazón se acelera, sudores, presión en el pecho, diarrea, cambios de apetito, e insomnio entre otros.
Todos estos síntomas, no son exclusivos del miedo, pero sí que pueden estar presentes en esta emoción que a veces nos resulta tan limitante.
Si sientes, alguna de estas sensaciones corporales, puedes revisar si es miedo u otra la emoción que estás sintiendo. Para poder gestionar el miedo, lo mejor es que en vez de evitarlo, trates de afrontarlo tal y como viene. Por ejemplo, si tienes que hacer una presentación en público, puedes practicar técnicas de respiración y relajación que te ayuden a gestionar tu miedo.
2. Enfado
El enfado es la emoción que nos ayuda a pasar a la acción y a defender nuestros derechos cuando sentimos que se ha cometido una injusticia. Entre los síntomas físicos más comunes se encuentran tensión corporal, aceleración de la respiración, tensión de la mandíbula, subida de la temperatura corporal, dolores de cabeza, etc.
Estas sensaciones físicas nos pueden indicar que estamos frustrados y es necesario que aprendamos a gestionar esta emoción de forma asertiva, ya que muchas veces puede estar reprimida. Por ejemplo, si te ha molestado que tu pareja, te haya dicho que dejas la ropa sin recoger en vez de gritarle, o callarte y no decir nada, podrías después de estar más calmado, explicarle cómo te sientes.
3. Alegría
Esta emoción nos ayuda a establecer vínculos para poder socializar y compartir nuestra felicidad con los demás. La alegría tiene unos síntomas físicos que son fácilmente reconocibles: sonrisa facial, expansión del pecho, risa, apertura corporal, etc. Hay personas que tienen dificultad para sentir esta emoción agradable y no saben identificarla.
Darnos permiso para disfrutar de los placeres de la vida también es sano para nuestro cuerpo y bienestar psicológico. Por ejemplo, puedes gozar de un buen día en la playa, aunque no estés pasando una buena época, o alegrarte con tu película favorita.
4. Tristeza
Es una emoción que nos ayuda a afrontar las pérdidas y los duelos. Nos recoge hacia adentro y nos hace reflexionar sobre el pasado, y sobre cómo fueron las cosas. A nivel físico se expresa con lágrimas, sollozos, presión en el pecho, respiración entrecortada, poco apetito, etc. Sensaciones que todos en algún momento dado podemos haber experimentado.
Si la tristeza no se expresa puede convertirse en un peso insoportable de llevar en nuestro cuerpo. Por ejemplo, si no has llorado la muerte de un ser querido, ni has podido compartir tu dolor con nadie, la tristeza puede aparecer en forma de dolores de espalda o en alguna otra parte de tu cuerpo.
Tu cuerpo es sabio y sabe lo que necesitas
Si manejamos nuestras emociones de una forma sana, podremos escuchar y entender el mensaje que nos envía nuestro cuerpo. Identificaremos las emociones asociadas a los síntomas físicos, y aprenderemos a gestionar estas emociones para que no se conviertan en dolores físicos insoportables.
Piensa que tu cuerpo te ayuda a conocerte mejor si aprendes a interpretar sus mensajes emocionales ocultos y le das lo que necesita (descanso, atención, ejercicio, etc.).
Solo hace falta abrir la mirada a tu parte física para que esta sea una parte importante de tu vida. Tu cuerpo es sabio y sabe lo que necesitas. Si cuidas a tu cuerpo también cuidas a tus emociones. Recuerda que con tu cuerpo vas a convivir toda la vida, por tanto, vale la pena prestarle más atención y cuidado. Así, no solo mejorarás tu inteligencia emocional. sino también tu consciencia corporal.