¿De qué se compone nuestra identidad social?

¿De qué se compone nuestra identidad social?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 06 agosto, 2023

La identidad social es el grado en que nos identificamos con un grupo. Es la importancia que tiene un grupo al que pertenecemos para nosotros. Cuanto más nos identificamos con el grupo, más va a definir este grupo nuestra personalidad. Las normas y valores del grupo van a ser compartidas por los miembros de este; por otro lado, cuanto más importantes se consideren, más se van a respetar.

Pero, ¿la identidad social es algo tan simple como la importancia de un grupo? No, la identidad social no es solo la importancia del grupo y la asimilación de sus normas y valores. La identidad social de cualquier grupo es una amalgama de diferentes partes. En concreto, la identidad social está formada por dos factores a nivel grupal y por cinco a nivel individual.

La auto-inversión de la identidad social

Como se ha dicho, a nivel de grupo la identidad social cuenta con dos componentes: la auto-inversión y la auto-definición. La auto-inversión alude la sensación de pertenencia al grupo. El sentir que se es parte de algo más grande y la atribución de sentimientos positivos. Para algunas personas, la sensación de inclusión que se desprende de pertenecer a un grupo es de vital importancia. Esta sensación, que aporta bienestar, está asociada a la atribución de características positivas. Por ejemplo, mi grupo es el mejor, los miembros son buenas personas, hacemos cosas importantes.

Grupo de hombres con la misma camiseta como ejemplo de identidad social

La dimensión de la auto-inversión, a su vez, está compuesta por tres componentes individuales. Estos son la satisfacción, la solidaridad y la centralidad. La satisfacción se refleja en los sentimientos positivos hacia el grupo y hacia la pertenencia en él. Una persona que se considere francesa, que su grupo nacional sea Francia, va a sentirse satisfecho de ser francés. Esta persona llegará, incluso, a negar los aspectos negativos que puede tener definirse como francés. De esta manera, su satisfacción tenderá a mantenerse.

La solidaridad se basa en un vínculo psicológico con los demás miembros del grupo y en su compromiso con ellos. Las personas que más se identifican con un grupo van a estar dispuestas a hacer más cosas por el resto de miembros del grupo. Una persona con una fuerte identidad con una religión no va a negar casi nada a personas con la misma religión. Sin embargo, puede que le resulte más difícil compartir con personas de otra religión. Con la solidaridad se crea un compromiso con el grupo y con sus miembros.

La centralidad hace que los miembros del grupo sean sensibles a los problemas del grupo, ya ocurran dentro del grupo o en relación con otros grupos. Cuando se considera que el grupo está amenazado, las personas para las que la centralidad es importante van a luchar contra esa amenaza. La centralidad consiste en anteponer al grupo a otras necesidades individuales. Un aficionado de un equipo de fútbol puede dejar aspectos importantes de su vida de lado solo por animar a su equipo.

Grupo de niños budistas

La auto-definición de la identidad social

Por otra parte, la auto-definición es como se define el grupo. Una parte importante de esta definición es el grado en el que las personas que lo forman piensan que son similares al prototipo del grupo. La auto-definición también se manifiesta en cómo sus componentes perciben que comparten los puntos identitarios de eses grupo

Así, los miembros del grupo tienden a parecerse en diferentes aspectos. Los componentes individuales de la auto-definición son los auto-estereotipos y la homogeneidad. Los auto-estereotipos surgen cuando los miembros del grupo se perciben a sí mismos como miembros del grupo. Al hacer esto, también suelen adoptar de alguna manera los estereotipos que se atribuyen al grupo.

Normalmente, los miembros del grupo se perciben como similares a los miembros más prototípicos del grupo. También perciben que comparten un destino común con el grupo, lo que hace que por compartan y se sientan parte de los éxitos y fracasos del grupo.

Por otro lado, la homogeneidad percibida dentro del grupo está asociada con el deseo de mantener el carácter distintivo positivo del grupo. Los miembros de un grupo suelen pensar que su grupo comparte muchas cosas y todos sus miembros son similares. Así, suelen ver en el grupo una homogeneidad mayor de la que realmente hay.

Por ello, las personas que se identifican mucho es probable que rechacen a los miembros de otros grupos por considerarlos diferentes. Si una persona pertenece a un grupo extremo, como los neo-nazis, va a intentar diferenciarse lo máximo posible de otros grupos, como los skinheads, por mucho que compartan algunas características.

Manos y pies de diferentes personas

La diversidad de la identidad social

Estos diferentes componentes de la identidad llevan a que las personas se identifiquen de diferente forma en los grupos. Unos pueden hacer más hincapié en la homogeneidad del grupo e intentar distinguirse de otros grupos. Otros pueden centrarse en ser solidarios con los miembros de su grupo o dar mucha importancia a la centralidad.

Un ejemplo práctico lo encontramos en el debate existente en España acerca de la independencia de Cataluña. Existen personas que se identifican como españoles y como catalanes o solo con uno de los dos grupos sociales. Pero esa identificación no es igual para todos. Unos pueden identificarse con la centralidad de los catalanes y percibir que España es una amenaza mientras que otros se auto-estereotiparán e intentarán imitar a los miembros más representativos de su grupo.

Estas diferencias en la identidad social hacen que la identidad de cada persona sea diferente y den más importancia a unos u otros aspectos del grupo. Por ello, gente que pertenece a varios grupos que se solapan, España y Cataluña, pueden tener distinta forma de identificarse con cada uno de los grupos.


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