El delicado arte de responder a los elogios
Responder con elegancia a los elogios no es un arte fácil de dominar. En ocasiones será el miedo a quedar como un prepotente el que frene, otras la idea de no excederse demasiado para no parecer un desagradecido o simplemente por ser modestos… La cuestión es que dar con el punto exacto no es tan sencillo como parece. De hecho, lo más fácil es quedar mal.
Si bien es cierto que mucha gente se pasa con los halagos -al fin y al cabo, hacer un cumplido es otro arte dominado por pocos-, eso no justifica que el elogiado no sepa ser agradecido. Muchas veces nos sentimos tan incómodos con los cumplidos o los elogios que nos regalan y nos da tanta vergüenza que por no saber encajar y responder al elogio, corremos el riesgo de quedar verdaderamente en ridículo.
Si lo piensas detenidamente, en muchas ocasiones, por eso de quitarnos importancia y no parecer arrogantes o exagerados, terminamos degradando, rechazando o quitando valor al elogio, halago o regalo recibido. Olvidamos que lo que se espera de nosotros es que seamos agradecidos, mucho más que ser modestos. En el extremo contrario están esas situaciones en las que, por mostrar nuestro gran agradecimiento, nos pasamos de modestos, de graciosos o exageramos más allá de lo debido. Profundicemos.
Por qué algunas personas ignoran o desvían los elogios
Un elogio se puede aceptar, ignorar, desviar e incluso negar. También se puede reaccionar con una autocrítica, se puede discutir y negociar. Pero ¿por qué nos cuesta tanto optar por aceptarlo? ¿Cómo es posible que pongamos en marcha mil y una estrategias para rechazarlo, ignorarlo y desvalorizarnos? Al fin y al cabo, a todos nos gusta que se reconozca lo que hacemos o lo que somos.
Así, algunas de las razones por las que nos cuestan aceptar completamente un elogio son las siguientes:
- Miedo a ser visto como vanidoso. Esta es la razón más común por la que la gente desvía o ignora un elogio. El problema que se plantea es que, al mostrarse de acuerdo con la alabanza de alguien es como si esencialmente se elogiara uno a sí mismo, lo que implica ser presumido.
- Necesidad de restaurar el equilibrio. Dado que un elogio es un acto positivo, el individuo puede sentir una necesidad psicológica de equilibrar cómo se siente, ya sea negando la alabanza o devolviendo rápidamente el cumplido.
- Deseo de evitar el endeudamiento. Esta preocupación implica que si alguien hace o dice algo agradable como un elogio, entonces se le debe algo igual a cambio y, por lo tanto, estará en deuda con él de alguna manera. Así, al negarlo, el sentimiento de deuda desaparece.
- Tener baja autoestima. Si alguien dice algo bueno de nosotros que no creemos, nos mostraremos incrédulos y en ocasiones seremos tan valientes que lo negaremos. Al no estar de acuerdo con esta visión de nosotros mismos, buscaremos la manera de confirmar que esa forma de evaluarnos es defectuosa y lo que nos han dicho no es correcto.
- Incapacidad para ser asertivo. La falta de asertividad suele dar problemas para aceptar los elogios, más aún para responder a ellos. Por ello, es recomendable practicar esta habilidad social para mejorar nuestras relaciones.
- Sospechar de los motivos. Si creemos que tras el elogio se esconde algún tipo de interés o que hay algo más, nuestra primera reacción será rechazarlo. Aunque bien es cierto, que esta sospecha puede ser una visión imparcial de las circunstancias.
- Deseo de dar una imagen aún mejor. La gente a veces utiliza la falsa modestia como una forma de tratar de dar mejor imagen. De ahí que, en ocasiones, no demos importancia a los halagos que nos hacen para ofrecer esa buena imagen.
Aceptar los elogios
Antes de aprender a agradecer los elogios con gracia y elegancia, hay que aprender a aceptarlos de corazón. Puede haber muchas malas intenciones tras un elogio, puedo que este carezca de sinceridad, pero en la mayor parte de los casos se emiten con buenas intenciones.
Sea cual sea la intención, el caso es que las personas esperan la aceptación del elogio. Y esta respuesta debe realizarse modestamente -sin fingir falsa modestia- y mostrar agradecimiento. El problema es que, como hemos dicho, la mayoría de las veces la gente desvía o ignora los elogios, lo cual da a entender que eso es lo que debe hacerse.
Sin embargo, que esta sea una reacción común no quiere decir que sea adecuada, aunque solo sea porque no ser agradecido ante un elogio suele denotar mala educación, además de no ser una actitud muy inteligente. De hecho, en la mayoría de las ocasiones negar o desviar el elogio implica contradecir o incluso ofender a la otra persona.
Cómo responder a los elogios con gracia y sin falsa modestia
Entonces, ¿cómo aceptar elogios sin meter la pata? Lo cierto es que es un arte que no se tarda demasiado en dominar cuando se interiorizan algunos de los consejos que tienes en los siguientes apartados.
1. Simplemente, di “gracias”
El arte de responder a los elogios consiste en saber decir gracias con sinceridad y autenticidad. Es así de simple. No necesitas justificar nada, no necesitas añadir nada. Quien te hace un elogio solo espera que lo aceptes y se lo agradezcas. En la mayoría de las ocasiones dando las gracias no necesitarás decir nada más.
2. Cuida tu lenguaje no verbal
Eso sí, no podemos olvidar la importancia del lenguaje no verbal, especialmente la mirada. Mirar a la persona mientras le das las gracias, incluso mientras le estrechas la mano, si se da la ocasión, es fundamental. En ocasiones, puede que lo adecuado sea un abrazo. Esos gestos suelen ser mucho más significativos que cualquier cosa que puedas decir.
3. Reconoce la parte que no te toca
Si el elogio es el resultado de un esfuerzo de colaboración, no hay que olvidar reconocer las contribuciones del equipo o de las personas cercanas que permanecen habitualmente en la sombra. Mencionar a aquellas que te han ayudado, que te han inspirado e incluso que te han soportado es una gran forma de reconocer el valor que tienen para ti.
4. No desmientas el cumplido
En cualquier caso, evita coletillas que desmientan el cumplido. Frases como “no fue nada”, o “no te preocupes por eso”, o “no fue un gran problema” muestran falsa modestia y pueden ser tomadas como un rechazo personal. Si necesitas decir algo más que gracias, busca algo positivo que decir.
5. No devuelvas el cumplido si va a quedar forzado
También debes evitar agradecer el elogio devolviendo el cumplido a la otra persona. Muchas personas creen que responder a un elogio con otro elogio es de ser agradecido, pero suena a algo forzado y carente de autenticidad.
No obstante, ten en cuenta que esa persona te ha elogiado para devolverle el buen gesto en un futuro.
6. Aprende a diferenciar cumplidos
Sí es cierto que algunas personas utilizan los cumplidos como armas en lugar de como herramienta para ser amables. En estos casos, siéntete libre de ignorarlos, pero antes entrénate en averiguar las intenciones ocultas tras el elogio.
Aunque un simple “gracias” también es útil en estos casos, pues la gente que los utiliza mal suele buscar una mala reacción en ti.
Si trabajas duro para llegar donde estás, si te esfuerzas por verte bien cada día, ¿por qué rechazar la gran retroalimentación que obtienes de los demás? Te lo mereces. Al final, el mejor trabajo que puedes hacer para aprender a recibir cumplidos es trabajar tu propia autoestima.