Descubriendo el lenguaje emocional: la clave para conectar con los demás

El lenguaje emocional forma parte de la comunicación habitual de todas las personas, pero a veces se le ignora porque es más sutil. ¿Qué importancia tiene aprender el idioma del corazón? De esto hablaremos.
Descubriendo el lenguaje emocional: la clave para conectar con los demás
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 07 abril, 2023

El lenguaje emocional es aquel que comunica emociones. Va más allá de lo verbal y, de hecho, en algunos casos, lo contradice. Todos captamos en cierta medida esa comunicación sutil, pero no siempre le prestamos la suficiente atención ni decodificamos correctamente los mensajes.

Es importante acotar que este lenguaje impregna toda nuestra comunicación. Lo notemos o no, siempre estamos expresando alguna emoción, incluso cuando guardamos silencio. Por lo mismo, este idioma de los sentimientos es mucho más rico que el de las palabras. Permite conocer mejor a cualquier persona y comprender lo que siente, más allá de lo que dice.

Uno de los aspectos más interesantes de dicho lenguaje es que buena parte de él no está bajo el control consciente. Debido a ello, se trata de un tipo de comunicación más genuino. Con él podemos establecer una conexión más profunda con los demás, abriendo canales que despiertan u optimizan la empatía. Veamos de qué se trata.

«El objetivo principal de la comunicación emocional es transmitir emociones, deseos y sentimientos. Mediante un beso, un gesto de cariño o un abrazo podemos sentir más a la otra persona. Se rompen las barreras y se refuerza la empatía».

-Alejandro Vera-

El lenguaje emocional

Peter J. Lang, psicólogo y profesor del Centro para el Estudio de la Emoción y la Atención de la Universidad de Florida (EE. UU.), es una de las personas que más ha investigado sobre las emociones y su lenguaje. Señala que estas se manifiestan en tres ámbitos: cognitivo, fisiológico y conductual.

El primero corresponde al pensamiento y la razón. El ámbito fisiológico tiene que ver con las reacciones en el organismo físico. Y el conductual está relacionado con los comportamientos que se derivan de experimentar determinada emoción.

Tomemos el ejemplo de una persona que siente tristeza. Es probable que algunos de sus pensamientos comunes sean: «Nada me interesa» o «No le encuentro gusto a nada». Quizás esto se manifieste en el ámbito fisiológico como falta de energía, somnolencia o inapetencia. En definitiva, en una mayor pasividad. Tal vez se quede en la cama varias horas, no haga planes o rechace invitaciones de los demás.

Ahora bien, es posible que alguien le pregunte: «¿Qué te pasa?» y que esa persona responda: «No es nada, solo estoy un poco cansado». Si el interlocutor se queda en el lenguaje verbal, podrá creer que es solo fatiga; en cambio, acude a la interpretación del lenguaje emocional y captará el gesto, la actitud, el tono de voz y la conducta pasiva. Entonces, podrá entender que esa persona está triste o que tiene síntomas depresivos.



Mujer agotada frente al computador
La falta de energía y la pasividad, en general, son manifestaciones percibidas a través del lenguaje emocional.

Interpretando el lenguaje emocional

El lenguaje emocional suele aparecer entre líneas, mezclado con otro tipo de mensajes. Las palabras mismas dicen mucho más de lo que se capta a primera vista. Una buena manera de comenzar a interpretarlo es prestándole atención a los términos que utiliza una persona para decir algo, en especial cuando usa lenguaje figurado.

Si alguien dice que «trabaja como una mula» no solo se está refiriendo a que trabaja mucho, sino a que también sufre las consecuencias de ello en todos los planos. O cuando una persona señala «Me muero por ir a esa fiesta», además de su deseo por asistir, está señalando que el evento es significativo, que existen expectativas e ilusiones en torno a él.

Capítulo aparte merece el lenguaje corporal y gestual. A veces no es necesario descifrarlo con palabras, sino simplemente percibir el tono de la voz, la impresión general que deja la actitud del cuerpo, la intensidad de la mirada, etc. A partir de esto es posible interpretar lo que, en realidad siente una persona. No es necesario «diseccionar» el mensaje para entender. Basta con una comprensión global.

Mujer consola a su amiga triste
La clave del lenguaje emocional es leer entre líneas lo que se dice con otros mensajes.


Escuchando el lenguaje emocional propio

Cada persona también se comunica consigo misma, en gran medida, mediante el lenguaje emocional. El problema es que no siempre estamos en posición de «escucha» cuando este tipo de mensajes se producen. Una buena forma de evitar esa «sordera» es comenzando por atender lo que dice el propio cuerpo.

Tensiones musculares ubicadas en un punto específico, ese dolorcito que no cesa en otro lugar o la sensación de frío o calor pueden ser señales de emociones no leídas o interpretadas plenamente.

Tan importante como comprender el lenguaje emocional propio y ajeno es aprender a comunicarlo. Expresar lo que se siente es fundamental para el buen entendimiento. Dicen que los nudos en el estómago o en la garganta son iguales a los nudos en el cabello. La mejor manera de deshacerlos es poniéndolos en orden. ¿Cómo? A través de la palabra, que logra darle forma a lo que antes no la tenía.


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