Desmontando mitos del trabajo social
La figura del profesional del trabajo social tradicionalmente ha estado en entredicho. La labor que desempeñamos, en muchas ocasiones, es desconocida. Es por esa falta de información acerca de la profesión que surgen mitos, estereotipos o bulos sobre el papel que desempeñamos.
Para empezar, vamos a dar un pequeño paseo por la definición y los objetivos de la profesión.
¿Qué es el trabajo social?
Según el Consejo General de trabajo social (2014) podríamos definirlo como una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social y el fortalecimiento y la liberación de las personas. Por ello, el desarrollo de la profesión se basa en:
- La justicia social.
- Los derechos humanos.
- La responsabilidad colectiva.
- El respeto a la diversidad.
El trabajador social, en el ejercicio de su profesión, debe adaptarse a las distintas circunstancias de los usuarios. Su papel no es solo el de ayudar y ofrecer recursos. Muchas veces deben mediar, entrenar, motivar, pacificar, consolar…
Además, no hay que olvidar las artes negociadoras que se desarrollan. Hay que intentar que la persona que recurre a los servicios sociales asuma cierta responsabilidad. Nosotros podemos dar/facilitar recursos, estrategias, medios…, pero es el usuario el que asume la responsabilidad última de superar las adversidades.
Como dice Loera (2009), el Trabajador Social como figura se enfrenta a la incomprensión de una sociedad que lo devalúa y a una instituciones que muchas veces no respaldan su trabajo. El profesional del trabajo social es un agente de cambio que, en la mayoría de las ocasiones, está lejos de contar con todos los medios y recursos necesarios para afrontar los problemas por los que las personas acuden a él. Es por esto, que pueden surgir las opiniones negativas sobre su figura.
“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza no habré vivido en vano”.
-Martin Luther King Jr-
Mitos sobre el trabajo social
No somos “asistentes sociales”
Antes de 1981 se reconocía el término “asistente social” como referencia a las personas que desempeñaban las funciones citadas. Es a partir de ese año, con la aprobación del Ministerio de Educación y Ciencia del título universitario de Diplomado en trabajo social, cuando cambia la terminología y comienza a utilizarse trabajador social.
Además, “asistente” da una connotación paternalista a la profesión. No hay que olvidar que se busca que el usuario asuma responsabilidades y genere habilidades que le permitan enfrentarse a las diferentes situaciones que puedan darse.
Únicamente dan ayudas a los migrantes
En este punto, es importante resaltar que para acceder a una ayuda o a algún recurso hay que cumplir ciertos requisitos establecidos previamente. Desde servicios sociales no se “margina” a nadie.
Confundir auxiliar de ayuda a domicilio con trabajadora social
No, no cuidamos a personas en situación de dependencia ni a personas mayores. Las personas encargadas de llevar a cabo esa labor son la auxiliares de ayuda a domicilio o técnicos de atención a personas en situación de dependencia.
Hay que valorar el gran trabajo que realizan y el sobresfuerzo que realizan día a día para atender y mejorar la vida de todas esas personas que necesitan un apoyo o una supervisión.
Roban niños
En servicios sociales no se “quitan niños”. Siempre, ante una posible situación de desprotección o desamparo, priman las medidas destinadas a apoyar, educar y ayudar a los padres y a la familia.
Según la ley 14/2002, de 25 de Julio de promoción, atención y protección a la infancia las acciones irán orientadas esencialmente a evitar la separación y a procurar el retorno de los menores a la familia si la misma se hubiese producido.
Trabajan con personas con discapacidad o ancianos
El profesional de trabajo social no trabaja solo con personas con discapacidad o ancianos. Es decir, c ualquier ciudadano, de cualquier edad, situación, origen… puede ser usuario de servicios sociales.
Desde esta profesión se trabaja con diferentes colectivos:
- Minorías.
- Migrantes.
- Menores.
- Personas en riesgo de exclusión social.
- Internos en centros penitenciarios.
- Familias, etc.
A fin de cuentas, nuestro ámbito de actuación es amplio y variado.
Los profesionales del trabajo social damos ayudas, y ya
Antes de que alguien acceda a determinados recursos se hace un estudio y una valoración del caso. Normalmente, se elabora un plan individualizado de atención, de inserción… Por lo tanto, en este plan y de manera común, el Trabajador Social y el usuario marcan unas pautas que este último debe llevar a cabo. Además, se proponen unos objetivos y unas estrategias. De hecho, el personal de servicios sociales debe realizar un seguimiento para comprobar que se están cumpliendo los acuerdos a los que se llegó.
En conclusión, aunque seguramente existan muchos mitos y estereotipos alrededor de la figura del Trabajador Social. Hay que intentar normalizar y visibilizar esta profesión. No están para castigar o condenar a nadie. Son profesionales cuya función es apoyar, orientar y ayudar a cualquier persona que lo necesite.
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- Ley 14/2002, de 25 de julio, de promoción, atención y protección a la infancia en Castilla y León. Boletín Oficial de Castilla y León, (197).
- Loera, M. (12 de Enero de 2009). Trabajador social, un agente del cambio. La Gaceta, pp 16.