Despertar por la mañana, el momento más duro para la persona con depresión

Despertar por la mañana, el momento más duro para la persona con depresión
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 01 febrero, 2022

La anatomía de la depresión es diferente, única y exclusiva en cada persona. Sin embargo, en medio de estos terribles laberintos privados de oscuridad hay un elemento coincidente: los síntomas de esta enfermedad son devastadores por las mañanas, cuando el día empieza y la persona se siente sin fuerzas, sin ganas, sin aliento… Para una persona con depresión, cada mañana es una odisea.

Los pacientes que sufren este tipo de trastorno en cualquiera de sus variedades (depresión mayor, trastorno distímico, asociado al duelo…) coinciden también en una idea muy común. Desearían tener otro tipo de dolencia cuyos síntomas fueran más visibles, físicos incluso… De ese modo, el sufrimiento sería más evidente y dispondrían de algo más de comprensión, de entendimiento de cara a las miradas ajenas.

“Cuanto más grande es la herida, más privado es el dolor”.

-Isabel Allende-

Decir, por ejemplo algo tan rotundo como “soy incapaz de levantarme por las mañanas” da una pista clara al psicólogo o al médico de atención primaria sobre lo que puede estar pasando dicha persona. Sin embargo, a ojos de los compañeros de trabajo, amigos o incluso familia, algo así puede ser interpretado como dejadez, vagancia o incluso una excusa para no asumir sus responsabilidades personales y laborales.

No es fácil. Una persona con depresión siente algo similar al impacto de un ciclón interno: todo lo arrasa y todo lo altera. Gran parte de los procesos de nuestro organismo se enlentecen, cambia el metabolismo, la percepción de nuestra realidad y esa neuroquímica que ocasiona lo que se conoce como “variación diurna del estado de ánimo”.

A continuación, te hablamos de ella.

Buenos días depresión, otra vez a mi lado

Andrea tiene 46 años y en la actualidad, está sufriendo una nueva recaída en su depresión a pesar de que hace dos años, la pudo superar con éxito gracias a la medicación y a la psicoterapia. Ella misma ha sido capaz de identificar la vuelta de esta incómoda sombra en su vida por un hecho muy concreto: cada vez le costaba más levantarse por las mañanas, cada día los ánimos se le escapaban por las tuberías de la apatía y la negatividad, hasta que al final, lo supo. La depresión había vuelto.

Esa conocida enemiga suele intensificar su presencia en esas primeras horas por una serie de procesos y dimensiones muy concretas. Son las siguientes:

  • La variación diurna del estado del ánimo se caracteriza por un despertar cargado de sentimientos negativos, abatimiento y gran cansancio físico, que por lo general, van mejorando débilmente a medida que avanza la jornada.
  • Según nos explican varios estudios, la mayoría de personas con depresión tienen sus ritmos circadianos alterados. Hormonas como la melatonina y el cortisol se liberan en un cantidad más baja o bien, en momentos equivocados. Algo así provoca, por ejemplo, que la persona con depresión sufra insomnio o incluso que experimente cierta somnolencia durante el día.
  • A su vez, esa alteración en los ritmos circadianos de la persona con depresión, puede hacer incluso que sienta más frío por las mañanas, que experimente un nivel de energía bajo o inexistente o incluso, que sea incapaz de reaccionar ante ciertos estímulos dado su bajo nivel de alerta.

A ello se le debe añadir otro factor aún más desgastante, y es la clara sensación de no poder con el día que acaba de empezar. Esta indefensión y la seguridad de no poder manejar las propias responsabilidades incrementa aún más el sentimiento de que estamos perdiendo por completo el control de nuestra vida.

Cómo afronta el momento más duro del día una persona con depresión

Volvamos una vez más con nuestra protagonista, con Andrea, esta mujer que en la actualidad, debe afrontar un nuevo episodio de depresión que ni había previsto ni esperaba volver a experimentar. A pesar de que la depresión es una vieja conocida en su vida, no duda en acudir de nuevo a su especialista para que le recete, en primer lugar, el fármaco más adecuado para su caso en particular.

“Todos ignoramos nuestra auténtica estatura hasta que logramos ponernos de pie”.

-Emily Dickinson-

Algo que debemos tener claro es que las personas que experimentan una sintomatología más intensa en las primeras horas del día, necesitan un tipo de tratamiento que les ayude a regular determinados neurotransmisores que alteran sus ritmos circadianos. Además del tratamiento farmacológico, Andrea ha establecido una serie de rutinas en su vida que le permitirán afrontar mucho mejor su enfermedad.

Te las explicamos a continuación.

Mañanas

Pautas para afrontar la sintomatología matinal de la depresión

Antes que nada, es conveniente recordar que tanto la terapia interpersonal como la terapia cognitivo-conductual nos pueden ser muy útiles para tratar estos tipos de trastornos ante los cuales, ninguno de nosotros somos inmunes.

Nuestra protagonista se decide también en primer lugar, por acudir a su médico de cabecera para que le realice un análisis. Sabe que hechos tan concretos como un problema en la función tiroidea, un nivel bajo de vitamina B12 o incluso algún problema hepático, puede provocar o incluso incrementar esa bajada de ánimo y de energía matinal.

  • Más tarde, establece un programa de rutinas que se inicia con una serie de estiramientos matinales. Nada más despertarse, y en la propia habitación, hace 10 minutos de ejercicios suaves de yoga.
  • A continuación se obliga a ducharse y a vestirse.
  • Lo que viene después es tan sencillo como terapéutico: Andrea tiene a alguien a quien llama cada mañana por teléfono para obtener ánimos, fuerza y energía. En su caso es su madre. Sin embargo, cada uno de nosotros podemos contar con esa amistad que siempre nos apoya, con un hermano o una persona de referencia capaz de ayudarnos, de motivarnos.
  • A continuación, Andrea desayuna en calma y sin prisas. Casi nunca le apetece, pero se impone a sí misma la obligatoriedad de hacerlo porque sabe que el cerebro necesita de esa energía matutina para funcionar mejor.

Por último, y no menos importante, establece un tiempo para meditar. Basta con 15 0 20 minutos. Es un momento excepcional de conexión con uno mismo donde poder gestionar un poco mejor los pensamientos y las emociones negativas. De este modo, nuestra protagonista consigue un poco más de calma interna, de sosiego y motivación para afrontar poco a poco los retos de su día.

Estamos seguros de que estos sencillos consejos también te pueden ser de gran utilidad.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.