Diferencias entre personalidad, temperamento y carácter

La personalidad de una persona es atravesada por diferentes aspectos sociales, culturales y personales. Entre estos últimos están el carácter y el temperamento.
Diferencias entre personalidad, temperamento y carácter
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 08 mayo, 2024

Personalidad, temperamento y carácter son 3 conceptos que en psicología se usan para expresar maneras de pensar y de sentir, por lo que están muy relacionados. Pero esta gran afinidad hace que sus significados se confundan demasiado a menudo.

Para tratar de usar los términos de personalidad, temperamento y carácter con criterio, vamos a tratar de delimitar y dimensionar estos tres términos de manera sencilla. Para ello, antes de comenzar a ver sus diferencias, hay que tener claro que temperamento y carácter son dimensiones de la personalidad. Es decir, ambos son los componentes esenciales de esta última.

Personalidad, temperamento y carácter son conceptos utilizados en psicología para expresar diferentes maneras de pensar y sentir.

Temperamento: base constitucional

Cuando hablamos de temperamento, nos estamos refiriendo a aquella parte innata de nuestra personalidad determinada por nuestra herencia genética. De ahí que sea considerada como la dimensión biológica e instintiva de la personalidad. De hecho, es el factor de la personalidad que antes se manifiesta.

En los bebés ya es posible distinguir diferentes tipos de temperamento. Así, dependiendo de su tendencia a sentir y manifestar emociones positivas o negativas y a un buen o mal humor se les puede considerar niños “más fáciles” o “difíciles” en términos conductuales.

En este artículo publicado en los Papeles Salmantinos de Educación (Universidad de Salamanca), se ahonda en las utilidades que tiene conocer el temperamento en los más pequeños. Entre ellas, María Pilar Quiroga resalta las ventajas a la hora de predecir sus reacciones y saber qué estilo de crianza es el más adecuado emplear en cada caso particular.

Así, los niños “fáciles” se adaptan bien a la mayoría de estilos parentales; mientras que los “difíciles” requieren de mayor trabajo y esfuerzo por parte de los adultos. Por ejemplo, los que tienen mayor temperamento necesitan que se establezcan unos límites como los que impone el estilo autoritario, pero no serían capaces de aguantar la presión que conlleva a su vez esta manera de educar.

Al ser de origen genético y fruto de la constitución heredada, el temperamento es difícilmente modificable, manipulable o cambiado por las consecuencias. Siempre, de alguna manera, existirá esa tendencia; aunque no es menos cierto que podemos hacernos con recursos para potenciar o inhibir su manifestación. Si nosotros fuéramos un iceberg, siempre formaría parte de la porción sumergida, pudiendo ejercer cierto control para modificar cómo se manifiesta en la porción descubierta.

Bebé jugando en el campo

Hipócrates y Galeno: los humores

La teoría de los 4 humores, enunciada por Hipócrates en la Antigua Grecia, fue una de las primeras que intentaron explicar el temperamento. Este médico consideraba que tanto la personalidad como el estado de salud de la persona  dependían del equilibrio entre 4 tipos de sustancias: bilis amarilla, bilis negra, flema y sangre. Las llamó humores corporales.

Siglos más tarde, Galeno de Pérgamo, tomando como referencia esta clasificación hipocrática, categorizó a las personas según sus temperamentos. Con ellos, distinguió 4 clases de personas:

  • Colérico (bilis amarilla): personas apasionadas y enérgicas, que se enfadan con facilidad.
  • Melancólico (bilis negra): individuos tristes, fáciles de conmover y con gran sensibilidad artística.
  • Flemático (flema): sujetos fríos y racionales.
  • Sanguíneo (sangre): personas alegres y optimistas, que expresan cariño a los demás y se muestran seguras de sí mismas.

Carácter: el reflejo de nuestras experiencias

Es el componente de la personalidad que engloba al temperamento (constitución heredada) y al conjunto de hábitos educativos y relacionales que han sido aprendidos por la persona. Es decir, es un aspecto tanto innato como adquirido.

El carácter es la parte de nosotros que viene determinada por el ambiente.

Además, es consecuencia de las experiencias e interacciones sociales que vamos teniendo en nuestra vida y de las que obtenemos cierto aprendizaje. Así, todos estos hábitos influyen en nuestro temperamento y predisposiciones biológicas. Y las van modulando, variando, afinando y conformando nuestra personalidad. Por tanto, el origen del carácter es cultural.

Es menos estable que el temperamento. El carácter, al no ser heredado, no se manifiesta totalmente en las fases iniciales del desarrollo evolutivo. Sino que va pasando por distintas etapas, hasta que alcanza su máxima expresión en la adolescencia. Por tanto, es modificable y susceptible de ser cambiado; por ejemplo, mediante la educación social. Hoy en día, este término suele confundirse de manera frecuente con el de personalidad, de forma que con frecuencia suelen usarse indistintamente.

Personalidad: biología y ambiente

La personalidad es el resultado de sumar carácter (temperamento y hábitos aprendidos) y conducta. Es decir, engloba a ambos aspectos. Es quizá esta cohesión la que permite dilucidar de forma más clara las diferencias entre personalidad, temperamento y carácter.

De ahí que no se pueda considerar solamente fruto de la herencia genética, sino también consecuencia de las influencias ambientales a las que está sometido el sujeto. La personalidad es un distintivo individual y, por tanto, es característica de la persona. Además, según numerosos estudios, permanece estable a lo largo del tiempo y en las situaciones. 

“El carácter es, simplemente, la personalidad evaluada desde el punto de vista ético”.

-Gordon Allport-

Chica con una taza en la mano

Definiendo la personalidad

En Psicología, la personalidad es el conjunto de emociones, cogniciones y conductas que conforman el patrón de comportamiento de una persona. Es la forma en la que sentimos, pensamos o nos comportamos. Es un conjunto de procesos que interaccionan entre sí y se autorregulan, conformando un sistema dinámico. Las dos definiciones más empleadas y aceptadas en Psicología actualmente son:

  • “La personalidad es la suma total de los patrones de conducta, actuales o potenciales, de un organismo determinados por la herencia y el ambiente suma total de los patrones de conducta, actuales y potenciales, de un organismo determinados por la herencia y el ambiente”. Hans Eynseck (1947)
  • “La personalidad son los patrones típicos de conducta (incluidos emociones y pensamientos) que caracterizan la adaptación del individuo a las situaciones de la vida”. Michel (1976).

No obstante, no existe una definición unitaria ni clara de qué es la personalidad, ya que es un sistema complejo y existen tantas definiciones como autores y corrientes. Cada filosofía o teoría ha proporcionado su visión y concepto, parecidos entre sí pero diferentes en sus matices. Todas tienen algo en común: consideran que en la persona existe un cierto patrón que las lleva a comportarse de una manera parecida en situaciones similares. En este patrón entrarían en juego una serie de variables, que le darían forma.

Según la corriente, estas variables reciben un nombre u otro: característica, asunto, partes, rasgos… Lo esencial es que la riqueza de la psicología de la personalidad radica en todas estas aportaciones, teorías, estudios e investigación, junto a la integración de todas ellas.

Personalidad, temperamento y carácter son conceptos diferentes y precisamente en esta diferencia se encuentra parte de su riqueza y valor para entender e intentar predecir, a través de ellos, nuestros comportamientos.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.