Dime lo que piensas de los demás y te diré cómo eres
La forma que tienes de ver a los demás puede revelar mucho sobre tu propio carácter y personalidad. Según el “Journal of Personality and Social Psychology”, las personas que califican a los demás como como honestos, agradables y estables son aquellas que sienten una mayor satisfacción en sus vidas. Por el otro lado, aquellos que tienen opiniones negativas de sus compañeros son precisamente los más antisociables, narcisistas y desagradables.
En este estudio se ha comprobado también, que las personas que califican a sus compañeros de manera positiva sufren menos depresiones y trastornos de ansiedad. Por el contrario, las personas que se muestran excesivamente críticas con las demás son más propensión a sufrir trastornos de personalidad, sobre todo, trastornos paranoides o antisociales.
Concretamente, en el trastorno de personalidad paranoide, la característica esencial es un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los demás, de forma que las intenciones de estos son interpretadas como maliciosas. A su vez, esto implica que las personas con este trastorno interpretan mensajes neutros o positivos como ofensas, burlas, menosprecios, etc. Ante la duda sobre la intención del otro, un paranoide escogerá la opción más desfavorable. Es decir, aquella que interpreta lo que ha hecho o dicho el otro como un ataque.
Dejando de lado los trastornos de personalidad, siempre hay alguien que vive criticando todo y a todos. En cada uno de nuestros entornos hay alguien que piensa que el mundo esta lleno de malas personas. Según este estudio, con independencia de que tenga razón o no, probablemente este pensamiento no contribuye precisamente a su felicidad. Es más, lo natural es que sea una persona esquiva y desconfiada.
“No vemos a los demás como son, sino como somos nosotros”
-Immanuel Kant-
Somos espejos
El exterior actúa como un espejo para nuestra mente, en él vemos reflejadas diferentes cualidades o aspectos de nuestro propio ser. Cuando observamos algo que no nos gusta de alguien y sentimos rechazo, de alguna manera ese aspecto que nos desagrada puede que exista en nuestro interior. Es más, ese rechazo puede ser solamente el reflejo del rechazo que sentimos por algo que somos.
También es posible que nuestro inconsciente, ayudado por nuestra proyección, nos haga pensar que el defecto sólo existe “ahí fuera”, en esa otra persona. La proyección psicológica es un mecanismo de defensa mediante el cual una persona atribuye a otros sentimientos, pensamientos o impulsos propios que niega o le resultan inaceptables para sí misma.
Este mecanismo se pone en marcha en situaciones de conflicto emocional o cuando nos sentimos amenazados interna o externamente. Para disminuir nuestro malestar interno, enfocamos en el exterior todas esas cualidades que no aceptamos, atribuyéndoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. De esta manera, nuestra mente logra aparentemente poner estos contenidos amenazantes afuera y pelear en el mundo real contra ellos.
La proyección psicológica es un mecanismo de defensa mental por el que el sujeto atribuye a otras personas las virtudes y defectos propios.
Una buena parte de lo que te molesta en los demás solo es una proyección
El mundo interno tiende a teñir el mundo externo con sus propias características. Así, por ejemplo, si nos sentimos muy alegres normalmente miramos el mundo que nos rodea con optimismo y alegría, expresándonos con frases tales como “hoy la vida me sonríe”, “qué día tan feliz”.
Obviamente ni el día está feliz ni la vida sonríe a nadie. Estas cualidades son realmente subjetivas y somos nosotros mismos quien las sacamos hacia afuera. El proceso de proyección es inherente al funcionamiento mental humano y, por tanto, nos ayuda a sentir y pensar el mundo como algo humanizado.
Muy a menudo, lo que encontramos difícil en los demás es precisamente aquello que no hemos resuelto dentro de nosotros mismos. Si lo hubiéramos resuelto inicialmente, nunca se hubiese convertido en un problema crónico. En estos casos, la aceptación de nuestras sombras y la meditación nos ayudarán a conocernos mejor y a integrar más de una perspectiva antes de pasar a las interpretaciones.
“Quien conoce a los hombres, es hábil; quien se conoce a sí mismo, es sabio. Quien vence a los otros, es fuerte; quien se vence a sí mismo, es poderoso”
-Tao Te Chin-