Diversidad funcional: una nueva perspectiva sobre la discapacidad
La discapacidad es una condición que afecta a determinadas personas. La existencia de la misma se debe a múltiples causas, ya sean relacionadas con la genética o con la historia vital de la persona. A lo largo de la historia nos hemos encontrado con muchos modelos que buscan explicarla, en este artículo hablaremos del modelo de diversidad funcional.
Antes de hablar de qué significa el concepto de diversidad funcional y de la utilidad del mismo, es necesario comprender la historia del concepto. De esta manera nos haremos una idea de cómo ha evolucionado el concepto que tiene la sociedad de las personas con discapacidad. En este viaje nos encontramos diferentes modelos: desde el demonológico hasta la moderna perspectiva de la diversidad funcional.
Los principios históricos de la discapacidad
El concepto de discapacidad ha evolucionado con nosotros a lo largo de la historia. Los factores culturares, médicos, tecnológicos y sociales de cada época han afectado a la definición y las expectativas que la sociedad ha generado alrededor de ella.
En la edad media, la discapacidad era un castigo de los dioses. Se trata de un modelo demonológico en el cual todo aquel que presentaba una alteración de la normalidad era porque estaba poseído por el mal o por un demonio. En esta sociedad las personas con discapacidad eran recluidas o aisladas en el mejor de los casos, llegando incluso a asesinarlas con el fin de alejarlas del resto de la población y que la maldad no se propagara.
En el caso del modelo organicista, aunque sus orígenes se remontan a Hipócrates y Galeano, su auge se dio en el siglo XX. Se trata de un modelo basado en la patología física y orgánica. Si una persona sufre una discapacidad se entendía que era debida a un fallo en su organismo. Desde este modelo se ve a estas personas como algo a cuidar y proteger. Pierden su autonomía e independencia, siendo la institucionalización la única posibilidad de recibir atención.
Los modelos modernos acerca de la diversidad funcional
En el periodo de la postguerra, debido a las múltiples consecuencias de la misma, la sociedad se enfrentó a un aumento de la tasa de discapacidad, teniendo de alguna forma que asumir el reto de reintegradas a la sociedad; aquí nace el modelo socioambiental. Su visión considera a estas personas como indivuos sociales que destinadas a volver a la vida normal. El tratamiento de esta época es la creación de ayudas técnicas para que estas personas puedan interraccionar con su ambiente en las mejores condiciones posibles.
Hoy en día mantenemos un modelo rehabilitador de la discapacidad. En el cual consideramos al individuo como activo, autónomo e independiente, involucrado en un proceso de rehabilitación y motivado en la participación social como ciudadano de pleno derecho. Da un gran peso al papel de los profesionales que rodean a la persona con discapacidad, pero se centra poco en los factores ambientales que provocan esa situación de minusvalía.
Por ello nace como respuesta la perspectiva del modelo integrador. En este modelo ya no se centra en como podemos cambiar la persona para que se adapte a la normalidad. Ve la discapacidad como una diversidad funcional, y una posible falta de adaptación simplemente sería la consecuencia lógica del un rechazo por parte del contexto en el que se tiene que desenvolver. Este modelo busca romper con los favoritismos de la normalidad, haciendo énfasis en la diferencia y no en la carencia.
¿Qué es la diversidad funcional?
El concepto de diversidad funcional viene a romper con la idea de que las personas con discapacidad sufren un trastorno que les incapacita. La sociedad sería la que categoriza a esos individuos como personas con discapacidad.
El peligro ya no solo residiría en la categorización y en sus connotaciones, sino y sobre todo en el hecho de que sería precisamente la propia sociedad la que impone esas condiciones a las que la persona con discapacidad no se puede adaptar. Esto es una idea constructivista, fácil de entender a través de la siguiente afirmación: si todo el mundo fuera ciego, ser ciego no supondría ningún problema: la sociedad adaptaría el contexto a la ceguera.
La sociedad es la que excluye a los individuos con diversidad funcional y los saca de la “normalidad” al no crear productos, recursos o herramientas accesibles a ellos. Esta exclusión tiene cierto pragmatismo debido a que es más cómodo tener en cuenta a la mayoría que pensar en la universalidad de la población. Pero haciendo esto dotamos de trastornos discapacitantes a individuos que no tendrían por qué sufrirlo.
Diseño universal
De aquí nace la idea del diseño universal, término acuñado por el arquitecto Ronald L. Mace. En el cual se busca dar a entender que la creación de productos no debe realizarse pensando en una mayoría “normal” y luego adaptarlo a los demás. A la hora de diseñar nuestro mundo deberíamos tener en cuenta a la totalidad de individuos existentes.
El Diseño Universal está compuesto por siete principios básicos:
- Uso equitativo: debe poder ser utilizado por personas con diferentes habilidades o capacidades.
- Flexibilidad: el diseño debe acomodar un rango amplio de personas con distintos gustos y habilidades.
- Uso simple: el modo de uso debe ser fácil de entender y de aprender.
- Información perceptible: el diseño comunica la información necesaria de forma efectiva para su uso.
- Tolerancia al error: el diseño minimiza posibles incidentes por azar y las consecuencias adversas no previstas.
- Esfuerzo físico mínimo: debe poder usarse eficazmente de manera confortable con un mínimo de fatiga.
- Tamaño adecuado: debe tener un tamaño apropiado para su aproximación, uso y alcanze.
En la actualidad, estamos lejos de que el grueso de la población entienda lo que significa la diversidad funcional. Pero caminar hacia esa utopía del diseño universal nos puede ayudar a eliminar la discapacidad del mundo. Algo que facilitaría una mejora considerable de la calidad de vida para muchas personas actualmente excluidas de una vida autónoma e independiente.