Los duelos superpuestos: cómo afrontar varias pérdidas consecutivas
La muerte de un ser querido es una experiencia dolorosa. Cuando ocurre, sentimos que la vida se paraliza, sumergiéndonos en un líquido que hace que nos duela todo nuestro cuerpo emocional. Sin embargo, en ocasiones este periodo se ve interrumpido por una nueva pérdida, que no hace sino sumar más dolor y exigencia a una situación ya de por sí complicada. Superar varios duelos superpuestos es realmente desafiante y necesitaremos contar con herramientas personales, así como apoyo externo.
Esta es una situación que se produce cuando perdemos a varios seres queridos al tiempo (por ejemplo, si mueren en un accidente) o cuando fallecen de forma consecutiva en un periodo relativamente corto de tiempo. En este contexto, el dolor se acumula y puede llegar a desbordarnos con facilidad. Si no lo afrontamos apropiadamente, es muy probable que se desencadene un duelo complicado o incluso que esto derive en un trastorno depresivo.
Los duelos superpuestos y las reacciones emocionales
Como decíamos, los duelos superpuestos aparecen cuando nos vemos obligados a afrontar las muertes consecutivas de varios seres queridos. Pero también hay otro tipo de pérdidas que pueden dar lugar a este fenómeno. Por ejemplo, si al tiempo que procesamos el dolor de un fallecimiento vivimos un divorcio, un despido o cualquier cambio vital de gran trascendencia.
El duelo es la reacción psicológica natural ante una pérdida, la misma que nos permite procesar lo ocurrido, gestionar las emociones e integrar el evento para poder seguir adelante. Todas estas tareas requieren tiempo y, si antes de poder finalizar enfrentamos un nuevo evento adverso, el trabajo se complica.
Además, en ocasiones, una pérdida reciente puede reactivar otro duelo pasado que no elaboramos. Así, podemos vernos viviendo el duelo por la pérdida actual, al tiempo que sufrimos el dolor por una muerte de hace años. Por ejemplo, la pérdida del segundo progenitor suele reactivar el duelo por la pérdida del primero -no solo se pierde a la persona, sino también a la referencia que suponen los padres-.
Sea cual sea el caso, los duelos superpuestos generan una serie de emociones características que son difíciles de afrontar:
Impotencia y falta de control
Esta es una de las más sobresalientes y abrumadoras. Y es que la persona que enfrenta duelos superpuestos puede sentirse totalmente impotente e indefensa ante un mundo que parece haberse vuelto hostil e impredecible. Suelen aparecer fuertes sentimientos de ira y una sensación de que la vida es injusta por golpearnos de forma tan seguida.
La persona puede sentir que todo lo malo le ocurre a ella y que no hay nada que pueda hacer para protegerse del dolor y la incertidumbre. Para superar esa sensación de vulnerabilidad es importante comprender que la realidad que vivimos es dual y que, por tanto, hay eventos tanto positivos como negativos. Y, de hecho, aunque no podemos controlar lo que ocurre, si tenemos cierto margen de acción sobre nosotros mismos y la forma en que lo afrontamos.
Sensación de incapacidad
Los duelos superpuestos generan un gran estrés emocional, pues la persona siente que hay enormes exigencias sobre ella y que no tiene los recursos para responder. Si superar una pérdida es complicado, procesar dos al mismo tiempo puede ser abrumador por completo. Es natural sentir que no se puede seguir adelante, que no estamos preparados para gestionar ese dolor; es válido sentirse así, pero igualmente hay que recordar que esta es solo una sensación y no una realidad inmutable.
Culpa
Uno de los fenómenos más característicos que surgen al afrontar varias pérdidas consecutivas es el sentimiento de culpa. Y es que de algún modo la persona puede sentir que la pérdida más reciente se está superponiendo frente a la más antigua, ocupando más espacio mental y más recursos emocionales.
Sin embargo, es importante entender que esto no implica que una duela más que la otra, o que se quiera más a una persona que a otra. Se trata simplemente de una reacción de la mente que, bajo sus recursos limitados, resalta el duelo más reciente o nuevo.
Cómo afrontar los duelos superpuestos
Para superar el dolor acumulado de vivir varias pérdidas consecutivas necesitaremos tiempo, autocompasión y apoyo. Así, estas son algunas pautas que pueden ayudar:
- Procura elaborar cada duelo en el momento en que se presente. Evadirse o evitar el dolor es un mecanismo de defensa que, si bien puede ser necesario al inicio, si se prolonga, nos impide avanzar y deja ese dolor enquistado y listo para reactivarse en el futuro. Por esto, es preferible hacerse cargo de las emociones en el momento en que se presentan.
- Intenta no apresurar la recuperación. Para cada persona el tiempo necesario para elaborar un duelo es diferente, y cuando se superponen varios, este puede incrementarse. Es natural y beneficioso permitirse parar durante un tiempo, rebajar el nivel de exigencia personal y atender a esa tristeza que nos reclama. No le debes a nadie seguir funcionando al mismo nivel que antes, sé compasivo contigo.
- Pide ayuda a tu red social de apoyo. Hacerse cargo del dolor emocional es una tarea compleja y exigente, por lo que es lícito delegar y apoyarse en otros para ciertas tareas diarias. Déjate cuidar y procura no aislarte, el apoyo social es un buen protector frente al duelo complicado.
- Busca apoyo profesional. No siempre tenemos que poder solos con todo; en una situación tan exigente como esta, contar con un espacio seguro en el que poder expresarnos y recibir guía es fundamental. En ocasiones, las personas más cercanas o un líder espiritual pueden ejercer esa función de ventilación y consuelo, pero con frecuencia será necesaria ayuda psicológica para elaborar las pérdidas.
Superar los duelos superpuestos es posible
En definitiva, los duelos superpuestos multiplican el dolor que acarrea toda pérdida y nos enfrentan a emociones de impotencia, indefensión, desconsuelo y falta de confianza en nuestros propios recursos de superación.
Por ello, es importante respetar nuestros ritmos, permitirnos sentir y dejarnos ayudar por el entorno cercano y por profesionales cualificados al respecto. De esta forma, evitaremos que esa natural reacción a la pérdida derive en un trastorno del estado de ánimo a largo plazo.
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