El efecto don Quijote
Don Quijote, el personaje creado por Miguel de Cervantes, era un luchador trágico. Su lucha se centraba en la realidad, grosera y hostil, la cual pretendía cambiar por un ideal que sabía irrealizable. Las metáforas que suscita este personaje son varias, lo que ha dado lugar a que sus aventuras den nombre a un efecto, el efecto don Quijote.
El efecto don Quijote se ha identificado en diferentes campos. Esta analogía del hombre que lucha contra molinos de viento creyendo que son gigantes la podemos encontrar en las guerras entre países, pero también en nuestro día a día. Cuando pensamos que las cosas son de una forma, pero en realidad no son de otra, caemos en este efecto y acabamos dándonos de bruces contra el molino.
“Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?”.
-Miguel de Cervantes Saavedra-
El efecto don Quijote en las guerras
Una de las acepciones que se ha dado al efecto don Quijote se centra en las relaciones entre países. Más concretamente, en las guerras entre distintos países. En la historia podemos encontrar varios ejemplos, como la guerra de Estados Unidos contra Vietnam. En estas guerras, los países se enfrascan en batallas que no pueden ganar. Aunque la posesión del territorio es imposible, estos países se lanzan a la guerra.
Por desgracia, el número de muertes que causan estas guerras no es justificable a pesar de los beneficios que puedan reportan. A pesar de que estas guerras empiezan con la excusa de salvar a otro país, de llevar la democracia o derrocar una dictadura, estas ideas son solo ideales imposibles, como aquellos que don Quijote defendía. No hay más que recordar la invasión, también llevada a cabo por Estados Unidos, en Irak con el fin de implantar la democracia en Oriente Próximo.
El efecto don Quijote como histéresis
Desde la sociología, el efecto don Quijote aplicado a las guerras se corresponde con la “histéresis”. La histéresis se produce cuando la causa y el efecto se retrasan en el tiempo. Esto es, aparece la causa que debería producir el cambio , pero el cambio tarda más de lo esperado en sucederse o nunca aparece. Aplicado en sociología, la historia nos enseña lecciones sobre cómo los eventos se suceden, nos da experiencia. Aun así, por mucho que lo esperemos, el pasado no siempre se va a repetir. Por ejemplo, cuando migramos, esperamos que tras un breve período nos adaptemos a las costumbre de nuestro nuevo territorio. Esto no siempre sucede.
Dejarse influir por la literatura y la historia, en detrimento de otras ciencias, puede llevarnos a establecer ideas erróneas sobre lo que está pasará. Los sesgos cognitivos y atajos mentales (heurísticos) que nuestros cerebros usan pueden hacer que nos fiemos más de las esperanzas que tenemos que de la racionalidad. Este efecto don Quijote lo encontramos cuando nos imaginamos subsumidos en una niebla en la que nos esforzamos por adivinar viejos fantasmas, gigantes de algún modo añorados, que no terminan de conformarse y terminan diluyéndose.
“El científico busca lo común en lo diverso, separa lo esencial de lo superfluo: y es lo que continuamente hace Sancho Panza, que busca respuestas sensatas a los disparates de Don Quijote”.
-Jorge Wagensberg-
El efecto don Quijote en el habitus
Para Pierre Bourdieu, el efecto don Quijote está inserto en su teoría del habitus. El habitus es un esquema por el cual cuales actuamos, pensamos y sentimos de una determinada manera. El habitus está determinado por nuestra clase social, la cual, a su vez, está constituida por la interacción entre el conocimiento cultural, la educación y el capital económico, entre otros factores.
Los esquemas del habitus llevan a que las personas que viven en un entorno similar tengan estilos de vida muy similares. Por ejemplo, las personas de un mismo barrio suelen tener gustos similares en cuanto a libros, películas, deportes, arte, etc. Del mismo modo, los comportamientos de estas personas también van a ser similares. Pero los habitus pueden cambiarse cuando las personas actúan de forma diferente a su conducta habitual.
A pesar de que el habitus nos impone unos límites, nos indica qué es posible y qué es imposible, como se ha dicho previamente, se puede llegar a superar esos límites. Dado que lo que el habitus nos dice que es imposible no siempre lo es, los cambios fuertes que nos encontramos en el entorno pueden forzar el cambio del habitus. Si, ante estos cambios, el habitus cambia favorablemente, se dije que se ha realizado un buen ajuste.
Por contra, cuando esto no sucede, se produce la “histéresis de habitus” , también conocida como efecto don Quijote. Cuando esto ocurre, los pensamientos, los sentimientos y las acciones son inadecuadas dadas las condiciones que se presentan. Esto se debe a que el habitus sigue anclado en el pasado, no cambia a la vez que se producen cambios en el entorno. Por suerte contamos con fieles amigos, como Sancho Panza que, aún siendo muy diferente a nosotros, nos va a acompañar en nuestras aventuras dándonos una perspectiva diferente aunque, posiblemente, más ajustada a la realidad.