El efecto Rashomon: no una, sino muchas verdades

El efecto Rashomon nos muestra que cada persona percibe el mundo de una manera muy particular, pudiendo recordar unos mismos hechos de manera muy distinta.
El efecto Rashomon: no una, sino muchas verdades
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 10 octubre, 2022

El efecto Rashomon es un concepto usado en psicología para aludir a esa situación en la que distintas personas pueden tener diferentes versiones de un mismo suceso, sin que ninguna de ellas sea falsa o totalmente verdadera. Es posible que varios individuos presencien o participen de un mismo hecho. Cuando se les pide que lo narren, podrían hacerlo de formas muy diferentes entre sí.

Este fenómeno fue plasmado en una película del famoso director de cine Akira Kurosawa, cuyo título era Rashomon. De ahí el nombre de efecto Rashomon. La cinta narraba unos hechos ocurridos en el siglo XII en Japón. En concreto, la muerte de un samurái y la violación de su esposa.

El filme muestra a diversos personajes, y también su relato de la historia. Las versiones son muy diferentes entre sí, pero no carecen de veracidad. Simplemente, cada uno de los narradores tiene una perspectiva diferente. Al final, no se sabe cuál fue la verdad, ya que todas las versiones son factibles. Ese es el efecto Rashomon.

Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella”.

-Aristóteles-

El efecto Rashomon

Lo que muestra el efecto Rashomon es que la verdad , entendida como aquello que cada uno capta con los sentidos, puede ser muy relativa . Lo mismo cabe frente al concepto de falsedad. Esto puede chocarles a quienes se consideran portadores de ella. Sin embargo, lo que nos dice la ciencia es que en la mayoría de los casos solo contamos con una versión parcial de eso que consideramos verdad.

Podemos poner muchos ejemplos relacionados con grandes acontecimientos históricos. Para algunos, las dos bombas atómicas descargadas en Hiroshima y Nagasaki representan un genocidio del más alto nivel. Para otros, fue el precio que de alguna manera la humanidad tuvo que pagar para terminar con aquellos que estaban defendiendo la crueldad indiscriminada. Muchos defienden que, sin ese “golpe”, la II Guerra Mundial podría haber terminado de una manera muy distinta.

También hay infinidad de ejemplos que se pueden encontrar en la vida cotidiana. Si las distintas perspectivas fueran sometidas a un examen profundo, quizás no sería tan fácil decir cuál se acerca más a la verdad y cuál se aleja más de ella.

Los factores en el efecto Rashomon

Lo que da lugar al efecto Rashomon es que hay diversos factores que inciden en la percepción de los hechos. También hay otros que influyen en la manera como terminan siendo narrados.

Desde ese punto de vista, podríamos decir que los siguientes son los factores más relevantes en la percepción y posterior narración de los hechos:

  • La memoria. Los seres humanos no son un almacén de la memoria. Esta es creativa y puede añadir o suprimir detalles, sin la intención de hacerlo. Es el fenómeno conocido como “falsa memoria”.
  • La ideología. El ser humano, de manera inconsciente, lleva a cabo muchos procesos mentales con el objetivo de ajustar los hechos a su sistema de creencias.
  • La cultura. El factor cultural también lleva a asociar los hechos con conceptos o con otros sucesos que pueden o no estar vinculados a este.
  • La intensidad emocional. La intensidad de las emociones presentes durante el suceso también pueden incidir en la forma como luego se le reconstruye o recuerda.
  • Las expectativas. Las consecuencias esperadas de la narración también pueden hacer que se modifique la manera como se relatan los hechos.
Mente con mecanismos
No todas las personas perciben un hecho de la misma manera ni lo narran de igual forma, algo que contribuye al efecto Rashomon.

Nada es verdad ni mentira, en términos absolutos

En últimas, lo que el efecto Rashomon hace ver es que no existen verdades ni mentiras absolutas en el ámbito de lo humano. Esto aplica tanto para una situación cotidiana, como para las “grandes verdades” de la ciencia. La objetividad, en estricto sentido, no existe. Y no existe porque somos los seres humanos quienes le damos forma a las ideas.

El efecto Rashomon está en el corazón de los grandes debates políticos y científicos, así como en muchos desacuerdos del día a día. El peligro allí es que sea más fuerte el deseo de imponer una determinada verdad, que la capacidad para acercarse a la memoria y la vivencia del otro. De manera paradójica, son los grandes expertos quienes más tienden a absolutizar los hechos.

En la actualidad, el efecto Rashomon se tiene en cuenta en el marco judicial, cuando se escucha la versión de los diferentes testigos en un juicio o querella. También puede apreciarse en los medios de comunicación, que pretenden “informar con objetividad”, sin lograrlo en la mayoría de los casos -como mucho intentan dar su versión, la que conocen, de manera honesta-.

Este efecto puede estar en el origen de muchos conflictos. Sin embargo, también es posible convertirlo en una clave para relativizar lo que pensamos y darle una oportunidad a la diversidad allí donde solo creíamos posible una única línea de pensamiento.


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