¿Cuáles son los efectos metabólicos de los antipsicóticos?
Estos fármacos pueden tener efectos realmente indeseables para la salud, incluso pudiendo llegar a poner en serio peligro nuestra vida. Sin embargo, son el núcleo del tratamiento de las psicosis, pues ayudan tanto a controlar los síntomas del episodio psicótico agudo como a impedir que se produzcan otros nuevos.
Una norma general en la prescripción de estos fármacos es que se consideren sus efectos secundarios (Burchinski, 2023). Esto ocurre porque el efecto terapéutico de cada antipsicótico es, en líneas generales, similar. Además, como la farmacoterapia con antipsicóticos es larga y a menudo dura años, un reciente estudio ha querido analizar sus efectos metabólicos.
Algunos efectos metabólicos de los antipsicóticos
Uno de los primeros efectos metabólicos es el aumento en el peso. Este aumento podría deberse a cambios inducidos por los fármacos en el modo en que el cuerpo metaboliza el colesterol y los triglicéridos. A este efecto metabólico se le denomina dislipidemia. Además, también se producen alteraciones en el equilibrio normal del azúcar o glucosa en la sangre como consecuencia de las alteraciones que se producen en la insulina.
Lo anterior se ha asociado con elementos de riesgo de morbilidad y de fallecimiento, como son las enfermedades cardiovasculares. En particular, con el infarto cardíaco y con el ictus. Por otra parte, los sujetos con un peso aumentado a consecuencia de la farmacoterapia experimentan una menor calidad de vida (Burchinski, 2023).
«Hay evidencia que respalda el aumento de la resistencia a la insulina, la hiperglucemia y la diabetes mellitus en los pacientes que toman antipsicóticos, lo que podría reducir su expectativa de vida».
-Benjamín Cortés-
A menudo, estos efectos se traducen en un hecho: que el paciente abandone el antipsicótico. En consecuencia, el tratamiento deja de hacer efecto y los síntomas psicóticos reaparecen. Así, los fármacos como la risperidona o el brexpiprazol inducen aumentos de hasta dos kilogramos por paciente.
En este sentido, los fármacos que han sido asociados a un incremento superior en el peso a menudo inducen con más intensidad cambios en los perfiles lipídicos y de glucosa habituales. Entre los fármacos que más producen estos efectos metabólicos secundarios podemos citar a la clorpromacina, la olanzapina y la ziprasidona (Burchinski, 2023).
Normalmente, esto recibe la etiqueta de síndrome metabólico. Este síndrome, además de lo anterior, incluye una predisposición al desarrollo de trombos y a la inflamación. Este último por el efecto del antipsicótico en el aumento sanguíneo de una proteína conocida como proteína C reactiva (Cortés, 2011). Así, este síndrome ha sido encontrado en casi 40 de cada 100 pacientes sometidos a tratamiento antipsicótico.
«La aparición del síndrome metabólico se está convirtiendo en uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI, pues ha demostrado aumentar en 3 veces la prevalencia de la enfermedad cardiovascular».
-Benjamín Cortés-
¿En qué se traducen estos cambios metabólicos?
La evidencia actual señala que por cada kilogramo ganado como consecuencia de la toma de antipsicóticos la probabilidad de desarrollar una enfermedad cardiovascular se ve incrementada en cerca de tres puntos porcentuales. De hecho, cuanto más pronunciado sea el aumento del peso a consecuencia del antipsicótico, más alterados se encontrarán los perfiles de lípidos y glucosa.
Por otro lado, una vez que se produce el pico en la ganancia de peso, esta tiende a estabilizarse. Por ejemplo, en dicho estudio se menciona que los varones que tomaban cinco o más miligramos de olanzapina diariamente engordaron casi cinco kilogramos tras seis semanas de tratamiento, para después estabilizarse y engordar algo menos de kilo y medio en el seguimiento.
Es decir, parece que los efectos metabólicos de los antipsicóticos tienden a normalizarse a largo plazo. En este sentido, la clorpromacina podría ser el antipsicótico que produce aumentos de peso más espectaculares. Además, como hemos reseñado, parece ser que los fármacos que más desestabilizan el peso de los pacientes son los que más interfieren en los perfiles de glucosa y lípidos, lo que señalaría a la clorpromacina como un fármaco con potenciales efectos metabólicos secundarios.
Es necesaria más investigación. Sobre todo, porque es bien conocido que existen otras variables que dependen de la persona a la hora de valorar la susceptibilidad en el aumento del peso, como la alimentación, el grado de activación o el estilo sedentario, o el nivel de la calidad de atención médica que reciban los pacientes.
Así, los profesionales de la psiquiatría son conocedores de todo lo anterior y de los nuevos avances en la investigación que se producen día a día. Por ello, saben reconocer las señales de alarma y actuar en consecuencia para que el impacto de los efectos metabólicos sea el menor posible.
«Dado que la esquizofrenia suele ser un trastorno crónico, estos hallazgos deben tener más consideración que los datos a corto plazo en la elección de los fármacos».
-Angélica Burchinski-
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Burschinski, A., Schneider-Thoma, J., Chiocchia, V., Schestag, K., Wang, D., Siafis, S., Bighelli, I., Wu, H., Hansen, W.-P., Priller, J., Davis, J.M., Salanti, G. and Leucht, S. (2023), Metabolic side effects in persons with schizophrenia during mid- to long-term treatment with antipsychotics: a network meta-analysis of randomized controlled trials. World Psychiatry, 22: 116-128. https://doi.org/10.1002/wps.21036
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Cortés Morales, B. (2011). Síndrome metabólico y antipsicóticos de segunda generación. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 31(2), 303-320.
