El colador, una técnica para ser más eficaces

El colador es una técnica sencilla que puede hacer que nos conozcamos un poco mejor. Se recomienda, en especial, aplicarla a aquellos proyectos, objetivos o situaciones que por alguna razón se han estancado o no fluyen como debieran.
El colador, una técnica para ser más eficaces
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 05 septiembre, 2020

El colador es el nombre que se le da a una técnica de autoanálisis enfocada principalmente a identificar problemas de rendimiento en algún aspecto. También sirve para evaluar dónde están los cuellos de botella de algún proyecto que no logramos consolidar o de algún problema que no logramos resolver.

Obviamente, el colador es una figura metafórica. Recordemos que se trata de ese instrumento de cocina compuesto básicamente por un borde, a manera de boca, y un cuerpo hecho de algún material poroso, el cual deja pasar los líquidos y retiene los sólidos.

Para aplicar esta técnica, ve a la cocina y coge un colador. Este artefacto te representa a ti mismo y tu potencial. El líquido que eches dentro son las experiencias. Lo que sale al otro lado es aquello que ha logrado vencer las interferencias. Veamos esto con mayor detalle.

No importa lo despacio que vayas, siempre y cuando no te detengas”.

-Confucio-

Colador

El colador y su axioma

El colador es una técnica que se basa en el axioma de que el rendimiento, en cualquier campo de la vida, es lo que queda después de restar las interferencias de tu potencial. Se expresa en una fórmula sencilla:

Rendimiento = potencial – interferencias

Ahora bien, lo lógico es que, si echas agua por la boca del colador, esta pase casi de forma inmediata al otro lado. Sin embargo, si las rejillas están taponadas, el líquido no traspasará la barrera o lo hará con mucha dificultad.

La boca del colador es el símbolo de tu potencial. Cuanto más amplia sea, más líquido puedes echar de una sola vez. ¿Qué determina el diámetro? Precisamente el potencial, el cual, en esta metáfora, está compuesto por cinco aspectos:

  • El ADN. Este es el patrimonio biológico con el que cada quien viene al mundo. Antes se creía que era inmutable. Hoy la ciencia sabe que sufre modificaciones a partir de la experiencia, de la forma de vida o de ciertas prácticas (meditación, adicciones, etc.).
  • La actitud. La actitud es la disposición anímica con la que se aborda una realidad determinada. Se trata de una respuesta más o menos estable en cada persona.
  • El conocimiento. Corresponde al saber y a la información que se tiene con respecto a algún aspecto o área determinadas. También hay un conocimiento sobre uno mismo, sobre los demás, etc.
  • La práctica. Corresponde a las destrezas que se han desarrollado para realizar determinada actividad o completar tareas específicas. En general, entre más práctica, más destreza.
  • La habilidad. Hace referencia a la facilidad para realizar alguna actividad o tarea. A veces existe de manera casi innata y otras veces se adquiere con la práctica.

Estos factores en conjunto serían los que determinan la posibilidad de tener un buen o mal rendimiento en algo que se emprenda. Esto puede ser una tarea específica, un proyecto o algo más general, como un plan a largo plazo.

La neutralización del potencial

Que se tenga el potencial para algo no es garantía de que este se desarrolle en forma eficaz. Hay elementos que operan como obstáculos y que neutralizan esa posibilidad de tener buen rendimiento, aunque se tenga el potencial. Veamos a continuación:

  • El ADN. Hay una gran cantidad de aptitudes que permanecen dormidas, porque no se llevan a cabo las acciones para estimularlas y despertarlas.
  • La actitud. La disposición a hacer algo con excelencia es definitiva para llevarlo a cabo con los máximos parámetros de calidad.
  • El conocimiento. Es un proceso activo. El conocimiento no cae del cielo. Si no se tiene, se busca y se construye.
  • La práctica. Que no lo hayas hecho antes y por lo mismo no obtengas buenos resultados al primer intento, es obvio. De ti depende seguir adquiriendo práctica o no.
  • La habilidad. Hacerlo muchas veces, intentar muchas formas de hacerlo, son caminos que llevan al desarrollo de las habilidades. Quedarse en la idea de “a mi modo o no”, por lo general no ayuda a ampliar el campo de habilidad.

Todos estos factores serían las interferencias. Volviendo a la metáfora inicial, la del colador, son como obstrucciones en la rejilla. Así que si viertes líquido en un colador que tiene muchos hoyos tapados, no va a pasar al otro lado.

Hombre subiendo una piedra por una montaña

Aplicar la técnica

La idea entonces es la siguiente:

  • Identifica algún aspecto, proyecto o tarea que se encuentre estancado.
  • Haz un listado, lo más detallado posible, de todas las actividades relacionadas con eso que está estancado.
  • Pasa cada uno de esos elementos por el colador. Esto es, contrasta cada elemento con los factores señalados (ADN, actitud, etc.).
  • Define en qué aspectos están los cuellos de botella que impiden el flujo adecuado de ese aspecto o actividad.
  • Señala cuál es la modificación necesaria para que vuelva a funcionar.

Como lo dijimos al comienzo, esta es una técnica de autoanálisis. Aplica principalmente para aspectos profesionales, pero también puede ser utilizada para temas personales, sociales, etc.


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  • Calixto, P. S. (1996).
  • La Educación Del Autoconcepto: Cuestiones y Propuestas
  • . Estrategias, Técnicas y Actividades para el Autoconocimiento, Entrenamiento en Habilidades Sociales, Desarrollo de Expectativas, Estilo Atribucional... EDITUM.

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