El diagrama de Ishikawa para solucionar problemas
El diagrama de Ishikawa, también conocido como diagrama de cola de pescado, es una herramienta esencial en los proceso de calidad de una empresa. Gracias a este instrumento se pueden analizar los problemas existentes al clarificar las causas que lo originan. Asimismo, permite a los grupos de trabajo entender qué obstáculos están vetando el potencial de la organización.
Solo con leer el nombre de esta técnica de análisis ya intuimos que su origen no es precisamente anglosajón. Los nipones son grandes estrategas comerciales y, si buena parte de sus productos, de sus tecnologías y recursos se hallan en posiciones destacadas de nuestro mercado, es por algo. Fue Karou Ishikawa, químico industrial japonés y administrador de empresas fue quien introdujo esta idea en 1943.
A día de hoy, Ishikawa es considerado como uno de los grandes gurús en los procesos de calidad de toda organización. No solo le debemos el ya famoso diagrama de pez para analizar la causa de los problemas en una empresa.
Además, fue una de las primeras voces en enfatizar la necesidad de introducir el control de calidad total (CTC) en la producción. En él debían participar todas y cada una de las personas que forman un centro laboral, desde los más altos directivos hasta los cargos más bajos.
Para él, calidad era sinónimo de responsabilidad, de ética y de educación. Si alguien descuidaba estos principios, las metas no se alcanzaban. Asimismo, todo equipo de trabajo necesita según su enfoque, recursos para poder monitorizar sus progresos, sus problemas y obstáculos existentes. El diagrama Ishikawa es uno de ellos. Conozcámoslo a continuación.
“La primera preocupación de toda empresa debería ser la felicidad de las personas que están en ella. Si la gente no se siente feliz, el rendimiento será deficitario y esa organización no merecerá existir”.
-Kaoru Ishikawa-
El diagrama de Ishikawa: ¿en qué consiste?
Si bien es cierto que el diagrama de Ishikawa se usa sobre todo en el ámbito de empresa, en realidad, podemos hacer uso de él en muchos más contextos. Al fin y al cabo, no deja de ser una buena estrategia mental con la que poder analizar las causas de los problemas.
No obstante, es interesante conocer sus dos vertientes o ámbitos de aplicación; por ello, analizaremos en detalle dos modos de hacer uso del famoso diagrama de pez ideado por Kaoru Ishikawa.
El diagrama de causa-efecto en el ámbito de la empresa con equipos de trabajo
Cualquier empresa, por pequeña que sea, afronta sus retos cotidianos con mayor o peor efectividad. Uno modo de ganar en eficacia es saber afrontar las incidencias, los problemas y discrepancias que surgen en cualquier momento.
El diagrama de Ishikawa nos puede ayudar a resolver con ingenio esos baches. Las claves son estas.
- Deben estar presentes todos los miembros de la organización (o un representante de los mismos).
- En primer lugar, se define el problema, por ejemplo, la baja producción del último trimestre. Esa será la cabeza del pez o en su caso, el efecto.
- Una vez clarificado el problema, se procede a trazar la espinas de nuestro pescado, las cuales, definirán las causas.
- Para ello se sigue el siguiente esquema, el cual, traza los puntos de análisis o reflexión:
- Métodos.
- Máquinas (equipamiento).
- Personas (trabajadores).
- Materiales.
- Administración.
- Ambiente de trabajo.
- Cada persona debe contribuir sugiriendo cuáles son, a su parecer y según su experiencia, las causas que han originado ese problema. Se procede, por tanto, a llevar a cabo una lluvia de ideas hasta crear un gran diagrama causal con el cual poder ver qué va mal en la empresa.
- El último paso es el más decisivo: resolver. Hay que dar solución a esos desafíos identificados entre todos.
Diagrama de Ishikawa para nuestro crecimiento personal
Tal y como señalábamos, el diagrama de Ishikawa puede salir del ámbito social y del mundo de la empresa, para ser una estrategia idónea en el área del crecimiento personal.
Estamos básicamente ante una herramienta que sirve para identificar las causas de esos efectos que limitan en el momento presente nuestro bienestar y, por tanto, podemos extrapolarlo a casi cualquier escenario vital.
Ahora bien ¿de qué manera lo aplicamos en nuestro día a día? ¿cómo nos puede ayudar a favorecer nuestra felicidad o el poder alcanzar determinadas metas vitales? Tengamos en cuenta los siguientes pasos.
- Clarificamos nuestra preocupación, nuestro miedo, barrera emocional o problema. Por ejemplo: me siento estresado.
- El segundo paso, como ya sabemos, consiste en dar forma a las espinas del pez (que trazarán esas causas que han podido originar el efecto, en este caso, el estrés). Para ello, podemos basarnos en las siguientes categorías:
- En qué ocupo mi tiempo
- ¿Cuál es imagen que tengo de mí mismo? ¿Es buena?
- ¿Qué tipo de pensamientos suelo tener?
- ¿Qué personas me rodean?
- ¿Estoy haciendo algo para sentirme mejor?
El último paso del diagrama de Ishikawa aplicado al campo del crecimiento personal o del bienestar es, una vez más, el más importante. Una vez hemos logrado detallar y tomar conciencia de qué está originando nuestro malestar o cuáles son esas realidades que son un obstáculo para lograr lo que queremos (ya sea reducir el estrés, alcanzar una meta o generar un cambio) es momento de pensar en soluciones.
De nada sirve realizar el famoso diagrama del pez si no nos permite generar mejoras. Por tanto, no dudemos en servirnos de este original recurso en beneficio propio. Es un valioso ejercicio de análisis que nos invita también a ejercitar la creatividad al impulsar mejoras, al permitir que ese anfibio avance por un océano más luminoso, feliz y lleno de oportunidades.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Ishikawa, Kaoru (2006) Prácticas de los círculos de calidad. Madrid: Tecnologías de Gerencia y Producción
- Ishikawa, Kaoru (2009) ¿Qué es el control total de calidad? La modalidad japonesa. Madrid: Editorial Norma