El fascinante experimento del stimoceiver
El stimoceiver es uno de los experimentos neurocientíficos más controvertidos de la historia, pero también uno de los más fascinantes. Se implantaba un dispositivo en el cerebro para controlar el comportamiento. Lo inventó el científico español José Manuel Rodríguez Delgado.
Dicho de una manera muy simple, este dispositivo permitió dirigir la conducta de organismos biológicos a distancia. Es como un control remoto que al activarse provoca estímulos eléctricos en determinadas zonas del cerebro y logra que un animal o un humano actúen de una manera específica.
El inventor del Stimoceiver, José Manuel Rodríguez Delgado , recibió fuertes críticas. Aunque su objetivo era avanzar en la comprensión del cerebro y abrir un camino para rehabilitar ciertas funciones cerebrales, se especuló con el hecho de que lo que realmente buscaba era producir un aparato para manipular la mente y dirigir o condicionar el comportamiento por este camino.
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El famoso experimento con el Stimoceiver
Tras inventar el stimoceiver, el doctor Rodríguez Delgado hizo un experimento que le dio fama mundial. Tuvo lugar en mayo de 1965, en Córdoba (España). Rodríguez eligió un escenario muy peculiar para llevar a cabo la prueba de su dispositivo: una plaza de toros.
Se trataba de una plaza de toros pequeña y solo había una docena de testigos. Para el experimento con el stimoceiver se eligió a un toro llamado Lucero. Cuentan que varios diestros comenzaron a capotearlo, mientras que el científico esperaba tras un burladero.
En un momento dado, el médico salió, muy bien vestido con camisa y corbata. En sus manos solamente sostenía un control remoto. Poco a poco, fue acercándose a Lucero y este, al divisarlo, emprendió una embestida con furia.
Cuando estaba suficientemente cerca, el científico activó su control remoto. Entonces se produjo una descarga eléctrica en el cerebro de Lucero y este desistió del ataque. El 23 de mayo siguiente, el doctor José Manuel Rodríguez Delgado fue portada del New York Times y todo el mundo supo que se había encontrado una vía para manejar el cerebro.
El creador del Stimoceiver
El doctor José Manuel Rodríguez era becario de la Universidad de Yale desde 1946. En 1950, se unió al departamento de fisiología de esa Universidad por invitación del famoso científico John Fulton. Apenas una década después, ya estaba probando su stimoceiver.
Los primeros experimentos se hicieron con gatos y luego con monos. Se dice que Rodríguez los convertía en una especie de juguetes que hacían todo lo que él deseaba. Después llegó el momento de hacer la gran prueba pública en la plaza de toros de Córdoba. Con ello, todo el mundo fue testigo del increíble avance.
Delgado señalaba que era posible producir radioestimulación dirigida en el cerebro, particularmente en las zonas de la amígdala y del hipocampo. Para ello, se implantaba un pequeño radiotransmisor en el cerebro, que luego era operable mediante un control remoto. Así de simple y así de complejo.
Las pruebas con animales y humanos
La primera vez que el doctor Rodríguez Delgado habló de la posibilidad de teledirigir el comportamiento fue a finales de los años 40. Más adelante, tuvo la oportunidad de ir a experimentar a las Bermudas, más exactamente a un lugar llamado Isla de Hall.
Allí consiguió insertar pequeños “estimoreceptores” o stimoceivers en el cerebro de todo un grupo de monos gibones. Poco tiempo después logró controlar el comportamiento de estos animales, al punto que varios de ellos se rebelaron contra los “machos alfa”, algo que es impensable de manera natural.
A partir de 1952, comenzó a experimentar con seres humanos. Sus “conejillos de Indias” fueron básicamente pacientes mentales, del hospital de Rhode Island, en Massachusetts. Según él, solo empleó a pacientes por los que la ciencia ya no podía hacer nada.
La controvertida experiencia
La mayoría de los resultados de los experimentos realizados con el stimoceiver quedaron registrados en el libro El control físico de la mente, publicado por el doctor Rodríguez Delgado en 1969. Allí registra 25 implantes en seres humanos, la mayoría de ellos en personas que padecían esquizofrenia o epilepsia.
Señalaba que los radiotransmisores podían permanecer en el cerebro de por vida. También que había logrado generar múltiples estados y emociones, como alegría, concentración profunda o relajación extrema.
Se le acusó de formar parte de un programa de la CIA para controlar la mente humana. Nunca se ha esclarecido del todo si así fue. Lo cierto es que el stimoceiver sirvió como precursor de otros dispositivos que actualmente se están ensayando para mejorar males como la enfermedad de Parkinson o el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
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- Diéguez, A. (2017). Transhumanismo: la búsqueda tecnológica del mejoramiento humano. Herder Editorial.