El lismen y la prevención de enfermedades mentales
El LISMEN o Listado de Ítems en Salud Mental es un instrumento ideado para detectar precozmente el riesgo de sufrir trastornos mentales graves. Se trata de una herramienta de exploración que se aplica principalmente en los niños y los adolescentes. Determina el grado y el valor de los factores de riesgo asociados al desarrollo de problemas mentales serios.
El Lismen está compuesto por una serie de preguntas que se le plantean al niño o al joven, generalmente en compañía de sus padres. Esto se debe a que parte de la información solamente puede ser proporcionada por los progenitores.
La entrevista es muy sencilla y por eso el LISMEN puede ser aplicado sin mayores inconvenientes. El propósito es que si se detectan varios factores de riesgo, el niño o el joven puedan ser puestos en un tratamiento psicológico precoz que le dé el soporte necesario para evitar consecuencias más graves.
Los factores de riesgo contemplados por el LISMEN se agrupan en ocho categorías. Son las siguientes:
Factores perinatales. Hacen referencia al desarrollo del ser humano en el útero y al momento de nacer. Los elementos relevantes en esta área son las complicaciones durante el embarazo, las infecciones virales durante el segundo trimestre de la gestación, la nutrición de la madre, el uso de sedantes o drogas psicoactivas durante el embarazo, el peso del niño al nacer, el nacimiento prematuro, el uso de incubadora, los problemas respiratorios en los recién nacidos y la depresión materna.
Antecedentes familiares. Se relaciona con la existencia de una enfermedad mental como esquizofrenia o trastorno bipolar en uno o ambos progenitores. También contempla otros problemas menos graves como trastornos de ansiedad, adicciones o depresión en los padres. Es uno de los factores más importantes dentro de la lista.
Entorno familiar. Dentro de este aspecto se toma en cuenta principalmente la composición de la familia; debe examinarse si se trata de una familia monoparental o extendida, siendo la primera un factor de riesgo. Una edad avanzada de los padres también se considera un elemento riesgoso, así como la baja condición socioeconómica y la deficiencia del núcleo en su integración social.
Salud. Se consideran factores de riesgo los catarros frecuentes durante la primera infancia, la falta de apetito, los retrasos en la deambulación y las hospitalizaciones frecuentes por diferentes razones.
Relación con los padres. Se toman en cuenta las dificultades en la relación con los padres en la primera infancia, las separaciones, los problemas del niño para jugar, la lactancia limitada y la eventual depresión postparto de la madre.
Desarrollo cognitivo. Incluye los retrasos en el aprendizaje de la lecto-escritura, déficit de atención, dificultades en el desarrollo del lenguaje y problemas en la coordinación motriz, entre otros.
Hábitos psicosomáticos. Se relacionan principalmente con factores como los patrones de sueño. Se consideran factores de riesgo el despertar frecuente del niño durante la noche, el insomnio “tranquilo” o los sueños de angustia (pesadillas) repetidos o frecuentes.
Relaciones con los demás. Incluye tópicos de alerta como pasividad, inhibición, enojo constante, baja expresividad, escasez de amigos.
El método LISMEN ha revelado ser muy eficaz y puede ser llevado a cabo por los profesionales de la salud, sin necesidad de que tengan conocimientos especializados.
Si detectas que en el caso de tus hijos, o en el tuyo propio, aparecen varios de los factores de riesgo mencionados, no está de más que te asesores de un psicólogo o un médico para que te aplique el cuestionario. Recuerda que cualquier trastorno siempre tiene mejor pronóstico si se detecta tempranamente.
Imagen cortesía de h.j. hellweg.