El narcisismo digital: la incesante búsqueda del yo
Las redes sociales son como escenarios, espacios en los que cada uno de nosotros, salimos a interpretar nuestro mejor papel -o al menos ese que nos interesa en momentos determinados-. A veces, nos mostramos divertidos, otras serios y reflexivos, quizás amantes del arte y los pequeños detalles o simplemente tan atrevidos como para compartir ciertos matices de nuestra intimidad. Así es la era digital: un entramado de espectáculos sociales en los que el yo es el principal protagonista.
Vivimos en una época en la que el egocentrismo se erige con gran fuerza, sobre todo, en los medios digitales. Prueba de ello son los miles y miles de selfies, publicaciones de viajes, comidas o adquisiciones de todo tipo en los que somos las estrellas a cambio de likes, seguidores y comentarios.
Es la magia de la interacción: ese pequeño subidón que proporciona cierto bienestar, aunque tan solo sea por cuestión de segundos. De hecho, seguro que si Narciso, el personaje de la mitología griega, estuviese vivo tendría sus redes sociales inundadas de selfies para mostrar su belleza y perfección.
Como vemos, las tecnologías de la información nos influyen tanto a nivel social como individual y una de sus consecuencias es la proliferación del narcisismo digital. Profundicemos.
“Quien solo vive para sí, está muerto para los demás.”
-Publio Sirio-
Redes sociales: escenarios de máscaras
A todos nos gusta recibir halagos en mayor o menor medida. Que nos digan lo guapos que estamos, que bien nos sienta lo que llevamos puesto o simplemente recibir un comentario positivo sobre algo que hayamos hecho suele ser bien recibido.
Lo cierto es que no pasa nada, es algo normal, de hecho puede servirnos para sentirnos mejor o mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos. El problema ocurre cuando nos volvemos dependientes de este tipo de conductas, es decir, cuando al final nuestras acciones en las redes sociales se dirigen a la obtención de estos feedbacks y comentarios positivos. Y terminamos por convertirnos en esclavos.
Publicamos, publicamos y publicamos…. lo que sea, cuando sea, hasta momentos más íntimos para formar parte de la sociedad del espectáculo, esa en la que muchos mantienen la creencia inconsciente de que solo existen si pueden ser vistos y reconocidos.
De hecho, a la práctica de hacer externo lo íntimo se conoce como extimidad. Un concepto utilizado por el médico psiquiátrico y psicoanalista Lacan para referirse a aquello que empuja a cada persona a mostrar una parte de su vida íntima, tanto física como psíquica.
Ocurre también que, con el paso del tiempo, la espontaneidad se deja a un lado y todo se planifica para recibir el siguiente aplauso. Ese que tanto necesitamos, ese que a corto plazo nos proporciona una intensa satisfacción pasajera y que nos mantiene unidos al botón de actualizar para estar pendientes de cuántos likes acumulamos.
¿Qué sucede al final? Que la mayoría de las veces la naturalidad muere en el universo digital por un narcisismo exacerbado, ese en el que prima la búsqueda de atención, la apariencia física, la falta de empatía y una mala aceptación de las críticas.
“¡No busques exhibirte! La persona sabia que ha conocido su esencia superior no se entrega al narcisismo ni se enaltece”.
-Tao te ching-
La invisibilidad del otro, fuente de narcisismo
Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias de este narcisismo digital? Además de un egocentrismo extremo que roza lo patológico y una visión idealizada de uno mismo, una autoestima inestable, una gran sensación de inseguridad y la desaparición del otro también son característicos.
Detrás de ese personaje que se han construido y que muestran en sus publicaciones hay una persona que teme no ser admirado, no ser halagado, pues tiene miedo a la soledad y a ser invisible. Y en ese miedo a desaparecer inconsciente, quienes también se vuelven invisibles son los otros, ya que al final la relación con ellos se vuelve instrumental.
Porque a pesar de su inmediata disponibilidad en el mundo online, el contacto con el otro es superficial; solo tiene un objetivo: acrecentar el propio ego. Por lo que no existe un vínculo real, simplemente se llevan a cabo acciones para combatir esos temores a cambio de una falsa sensación de estar conectado, aunque la mayoría de las veces se está solo.
Así, el narcisismo digital lo que apremia es la apariencia y la grandiosidad, es decir, la construcción hacia fuera, en lugar de la mirada hacia dentro, por lo que se acaba alimentando una sensación de vacío existencial.
Además, suele ser muy amigo del autoengaño, por lo que el narcisista digital vive pensando todo lo contrario, que es maduro, flexible, responsable y posee una autoestima estable.
“¿No crees que es extraño cuando alguien tiene fotografías de sí mismos por todo el lugar? Es como que están tratando de probar que existen”.
-Candace Bushnell-
Desconectar para conectar
Librarse del narcisismo digital no es fácil, se requiere tiempo para reflexionar y aceptar que se forma parte de ese escenario de máscaras en el que la obtención de likes y comentarios se han vuelto una necesidad.
Así, el primer paso es reconocer cuál es el objetivo de sus publicaciones: qué esperan de ellas y qué les proporciona. Y no solo eso, también deberán aceptar que la imagen que proyecta no es 100 % real, es decir, que en su vida hay muchos más acontecimientos que esos que proyectan al exterior y que incluso algunos de ellos son totalmente falseados, han sido creados para mostrarlos, pero no porque existieron en realidad.
Esto en la mayoría de las situaciones suele llevar a la desilusión y a la frustración, ya que el choque entre expectativas y realidad suele ser bastante grande. Así como el darse cuenta de que se han perdido momentos de verdadero disfrute, de existencia real, por un personaje y una vida ficticias.
Por lo tanto, una de las claves se encuentra en aprender a desconectar del universo digital para conectar en la vida real. Para dar cabida a la posibilidad de vínculos seguros en los que el otro deja de ser un instrumento para obtener placer y satisfacción inmediata y se construyen relaciones de verdad y para fortalecer la autoestima desde la autoaceptación y la confianza en uno mismo.
Ahora bien, esto no quiere decir que no se utilicen las redes sociales o que no se pueda publicar sobre lo que hacemos, sino que se haga un uso responsable de ellas, para evitar convertirnos en esclavos de la apariencia y el universo digital. Porque no hay nada mejor que mostrarnos tal y como somos.
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- Miller, Jacques-Alain. "Extimidad". Ed. Paidós; BsAs, 1a. ed. 2010.
- Rosenfeld H. On the psychopathology of narcissism: A clinical approach. Int J Psychoanal. 1964;45:332-7.