El noble camino óctuple para afrontar el sufrimiento según el budismo
El noble camino óctuple nos habla de una revelación enunciada por el propio Buda tras dos meses meditando en soledad. En ella, se explica que la vida va de la mano del sufrimiento, sin embargo este siempre tiene una causa que puede tratarse y aliviarse para poder trascender y avanzar en paz. El modo de lograrlo requiere que pongamos en práctica ocho claves muy concretas.
Si hay algo que el budismo y la propia psicología tienen en común es su propósito por aliviar el sufrimiento. Aún más, si profundizamos en muchas de sus prácticas, enfoques y estrategias nos daremos cuenta de cómo este tipo de tradiciones a medio camino entre la espiritualidad, la filosofía y la religión han servido de inspiración para muchas de las técnicas que utiliza la psicología moderna.
Aún más, el doctor Alan Wallace, de la Universidad de San Diego, publicó un interesante estudio en la revista American Psychological Associaton donde profundizaba en los grandes beneficios de unir ambas disciplinas. De este modo, al crear puentes entre el budismo y la psicología favorecemos el equilibrio mental y una salud emocional más positiva. Esto es sin duda lo que pudo verse en diversas clínicas y en la práctica psicológica del día a día.
Así, teorías tan útiles como el noble camino óctuple enunciado por Siddharta Gautama nos facilitan por ejemplo, ahondar en varios aspectos relativos al sufrimiento. Es un principio de crecimiento personal, de superación y de iluminación del propio ser que nos puede ser de gran ayuda.
“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”.
-Buda-
El noble camino óctuple, ¿en qué consiste?
El noble camino óctuple forma parte de lo que se conoce como las cuatro nobles verdades del sufrimiento. Después de esos dos meses de completo aislamiento y de meditación, Buda volvió con la seguridad de que había hallado la iluminación. En primer lugar, para acceder a dicho conocimiento había tenido que entender y vencer el sufrimiento. Ese velo tan sutil, pero siempre presente entre nosotros, es posiblemente nuestra eterna fuente de malestar e infelicidad.
De este modo, Buda basó una buena parte de la práctica de su filosofía en transmitir a los demás las 4 verdades del sufrimiento. Según esta línea de pensamiento, una vez que podamos dar con la raíz de esos tormentos internos, estaremos en disposición de sanar y de alcanzar la iluminación a través del noble camino óctuple: ocho estrategias que entender y practicar a diario.
Por tanto, para iniciarnos en este sendero de curación, el primer paso será profundizar en las cuatro verdades de sufrimiento. Son las siguientes.
“Lo que eres es lo que has sido. Lo que serás es lo que haces a partir de ahora”.
-Buda-
¿Qué nos dicen las cuatro verdades del sufrimiento?
Vamos con ellas:
- Toda existencia es sufrimiento. Tal y como nos dice el Sutra Benarés (ese primer discurso o enseñanza registrada de Buda) el nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, convivir con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento… La vida misma tiene a menudo este sabor y esa eterna sensación. Aceptarlo y entenderlo será la primera clave en nuestro proceso de crecimiento.
- El origen del sufrimiento es el anhelo. En nuestro día a día convivimos con muchos “venenos”, dimensiones dañinas que hacen crecer la semilla del dolor. Esos venenos a los que se refiere Buda son el apego, el odio, la envidia, la sensación de carencia, la ignorancia…
- El sufrimiento puede extinguirse. La tercera verdad nos dice que todos podemos apagar ese dolor de un modo muy concreto, a saber: tratando la causa.
- Para extinguir la causa del sufrimiento hay que practicar el noble camino óctuple. Lo señalábamos al inicio, nuestros malestares pueden escamparse. Nuestras inquietudes e infelicidades pueden desaparecer siempre que pongamos en práctica ese principio enunciado por Buda que requiere aplicar en nuestro día a día 8 principios.
El viaje interior del noble camino óctuple
Las ocho partes del camino a la liberación se agrupan en tres pilares muy definitorios de la propia práctica budista. Asimismo, y de algún modo, también se relaciona bastante con muchas de esas perspectivas psicológicas basadas en el humanismo o los enfoques positivos. Así, esas tres dimensiones que estructuran el noble camino óctuple son la conducta correcta, la disciplina mental y la sabiduría.
Buda hablaba de esta práctica en todos sus discursos. La consideraba esencial en su filosofía, un legado que transmitir a los suyos y a la propia humanidad. Veamos por tanto en qué consiste ese sendero.
- El entendimiento correcto. Debemos comprender que todo en esta vida es fugaz y perecedero. Las cosas van y vienen, tienen su curso, su inicio y su fin.
- Pensamiento correcto. Los pensamientos determinan la calidad de nuestra vida. Si nos esforzamos en llevarlos siempre por la orilla de la esperanza, de la liberación, del equilibrio y lo positivo podremos disuadir al sufrimiento.
- Discurso correcto, palabra recta. En el noble camino óctuple se enfatiza la necesidad de hacer uso de la verdad, de dirigirnos a los demás sin engaños. No hay que hablar por hablar o caer en discursos vacíos, llenos de críticas o desprecios.
- Acción correcta. Actuemos sin dejar a un lado las emociones. La bondad trae equilibrio, el respeto y la humildad nos regala paz y interna (menos sufrimiento).
- Medios de vida correctos. Tu profesión, tu comportamiento, tus acciones más grandes o más pequeñas deben estar orientadas siempre a hacer el bien.
- Esfuerzo correcto. En este mundo nada se obtiene sin esfuerzo. Solo cuando invertimos todas nuestras energías y esperanzas en algo nos sentiremos realizados, completos y afortunados.
- La atención correcta. Debemos controlar la propia mente, entrenarla en la atención, en esa mirada que elige en lo que fijarse sin perder su objetivo y su humildad.
- Concentración correcta. El último escalón del noble camino óctuple hace referencia cómo no, a la meditación. Una mente en calma alivia preocupaciones y apaga los sufrimientos. Es un modo de liberarnos y de alcanzar la iluminación.
Para concluir, tal y como hemos podido ver esta teoría, lección o principio de crecimiento espiritual es altamente inspirador. Tomarlo como referencia o como ejercicio de reflexión nos puede ser de utilidad para mejorar nuestra calidad de vida. Vale la pena intentarlo.