El orden y el desorden

El orden y el desorden
Ana Couñago Sobral

Revisado y aprobado por la psicóloga Ana Couñago Sobral.

Última actualización: 01 febrero, 2022

Muchas personas disfrutan del orden lógico de las cosas. Esto supone tener todo organizado por tamaño, color o cualquier otro criterio en lugares como la habitación, el armario, las estanterías, etc. Pero esto puede llegar a ser un problema, si la preocupación por el orden es excesiva. De tal modo que, algunas de estas personas llegan a molestarse e incluso sentir malestar emocional o físico, cuando ven algo fuera de su sitio.

En el otro lado del espectro se encuentran las personas desordenadas, aquellas a quienes realmente no les parece relevante realizar o mantener las cosas bien organizadas. El desorden puede tener origen tanto en la falta de tiempo como en la falta de ganas o que, simplemente, se considera que existen cosas más importantes que organizar todo de una determinada forma.

Ahora la gran pregunta es, ¿solo existen estas dos realidades? ¿una persona solo se puede definir como ordenada o como desordenada? ¡Claro que no! De hecho, muchas veces el concepto de orden y de desorden genera ciertas confusiones.

“El orden es el placer de la razón pero el desorden es la delicia de la imaginación.”

-Paul Claudel-

El concepto de orden

En el diccionario de la RAE (Real Academia Española), podemos encontrar que el orden se define como la “colocación de las cosas en el lugar que les corresponde” o como “concierto, buena disposición de las cosas.”

Mujer ordenando unos lápices

Es decir, a pesar de lo que muchos piensan, el orden no sigue un patrón determinado, no existe una norma estricta o una fórmula exacta que dicte si un lugar se encuentra o no ordenado. 

Así que, ya que este concepto no entra en más detalles, se puede afirmar que si una serie de libros no se encuentran organizados en orden alfabético, sino por el nivel de significado que tiene para el dueño de los mismos, no están desordenados, es más bien que estos están organizados en un orden distinto.

La idea del desorden “ordenado”

¿Cuántas personas conoces que aseguran que son desordenados pero que localizan todo perfectamente dentro del desorden? O, por el otro lado, ¿cuántas personas conoces que son organizadas, que colocan todo de forma meticulosa y, sin embargo, tardan en conseguir encontrar las cosas? Seguramente conoces más de un caso de ambos extremos.

 

Hombre con desorden en su sitio de trabajo

Resulta que existe en realidad una variante del desorden llamada “desorden ortodoxo” o “desorden ordenado”. En ella, aunque aparentemente todo se encuentra, para el ojo común, desordenado, el encargado de ese sistema puede encontrar absolutamente cualquier cosa, o la mayoría de ellas, sin esforzarse en absoluto o perder tiempo. Sin embargo, si un tercero intercede y decide “organizarlo todo”, serán incapaces de encontrar cualquier cosa porque verán su “orden alterado”.

Este tipo de orden, es muy distinto al orden lógico, del que anteriormente hablábamos. Pero, el hecho de no tener las cosas clasificadas por tamaños, de no tener los libros en la biblioteca por orden alfabético, o la ropa en el armario separada por colores no significa precisamente que haya una ausencia de orden, solo se trata de un orden distinto. De igual forma, el hecho de tener todo colocado en espacios determinados y organizado siguiendo cierto patrón o un sistema rígido no implica que exista un orden.

“Es difícil el equilibrio entre el caos y el exceso de orden.”

-Albert Jacquard-

El orden no es sinónimo de limpieza y el desorden no es sinónimo de caos

Como conclusión final, se puede decir que existen muchos tipos de orden, tantos como personas habitan en el mundo. 

Cada ser humano es diferente, con distintas prioridades y modos de ver la vida, por lo tanto lo que funciona y es necesidad para uno no implica, obligatoriamente, que entre dentro del modus vivendi de otros. Por lo que nunca está de más ejercer la tolerancia y el respeto para con los que “se organizan” de una manera distinta.

Y recuerda que ni el orden es sinónimo de limpieza, ni el desorden es sinónimo de caos.


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