El otoño es el domingo del año

El otoño es el domingo del año
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Sara Clemente

Última actualización: 06 octubre, 2022

Muchas veces no somos conscientes de que los cambios estacionales del año requieren que nuestro organismo realice un importante proceso de adaptación. La falta de luz solar presente en estaciones como el otoño o el invierno, por ejemplo, incide directamente en nuestro estado de ánimo. ¿Notáis que tenéis más o menos vitalidad tras una semana de lluvias y cielos grises?

Como este, existen otros factores característicos del otoño que provocan en nosotros severos altibajos anímicos. El más decisivo de todos ellos es, sin duda, nuestra actitud a la hora de afrontar la transición hacia el invierno. ¿Cómo podemos conseguir llegar al 100% a la época más fría del año?

La influencia del otoño en nuestro bienestar

Al comenzar el otoño, ya sea en el hemisferio norte (octubre) o en el sur (marzo), las personas solemos manifestar diversos cambios en nuestro estado de ánimo. Aunque cada uno puede sufrirlos de forma distinta y en diferentes grados, en general, este cambio de estación genera apatía, anhedonia y/o fatiga.

Hombre triste mirando por la ventana en otoño

En verano los días son más largos y las horas parecen aprovecharse más. Además, como solemos tener unas semanas de vacaciones para descansar y disfrutar con nuestras familias, nos encontramos más relajados y tranquilos. Notamos que tenemos menos responsabilidades que el resto del año, vivimos sin prisas y sin sufrir la monotonía y el estrés constante del día a día laboral.

Sin embargo, al comenzar el otoño esta situación varía radicalmente: los días cada vez son más cortos, las noches más largas, disminuyen las horas de luz y el buen tiempo queda sustituido por la lluvia y el frío.

Septiembre, o seca las fuentes o se lleva los puentes

La bajada de temperaturas nos invita a permanecer en casa y a pasar menos tiempo al aire libre e incluso a aislarnos socialmente. Igualmente, el cambio de tiempo puede acarrearnos ciertos resfriados que nos hacen sentirnos más débiles y vulnerables. Ver caer las hojas de los árboles y almacenarse en el suelo también nos transmite nostalgia y tristeza.

A su vez, solemos transformar nuestro armario en la austeridad personificada. Pasamos de vestir prendas de tonalidades alegres y luminosas a llevar una gama cromática más sobria y oscura.

La revolución hormonal

Estos factores externos y, en particular, las permutas climáticas y la reducción de luz solar ocasionan una serie de cambios hormonales que hacen tambalear nuestra energía a lo largo del día:

  • Aumento de la producción de melatonina: su incremento en sangre hace que nos sintamos siempre como cansados y tengamos más ganas de dormir y reposar.
  • Disminución de la serotonina: se resiente al aumentar la melatonina, porque desequilibra los ciclos de sueño, los cambios de humor y el estado de ánimo.
  • Disminución de la dopamina: provoca pérdida de atención y desinterés generalizado.
Mujer con paraguas en otoño

Puede derivar en “depresión otoñal”

Si la disminución del estado de ánimo es muy aguda y persistente, podemos estar sufriendo la conocida como “depresión otoñal” o “de invierno”. Pero ¡permaneced tranquilos! Es una situación pasajera que se puede evitar si se toman las medidas adecuadas. 

Sus síntomas son una falta excesiva de energía y de interés por lo que te rodea, desgana, irritabilidad y mal humor, dificultades para conciliar el sueño y problemas de concentración. En algunos casos, se caracteriza también por sensaciones fuertes de soledad, reales o irreales.

Cómo combatirla

Este tipo de trastornos del estado de ánimo deben consultarse con especialistas, pero podemos mejorar su sintomatología introduciendo pequeños cambios en la alimentación y mediante la realización de algunas actividades cotidianas.

A nivel nutricional, es conveniente mantener la ingesta adecuada de vitaminas C y B y de minerales como el calcio y el magnesio, esenciales para la producción de neurotransmisores. Como complementos, podemos ingerir valeriana y pasiflora para relajarnos e incrementar la calidad de nuestro sueño.

A veces creemos que con las vacaciones se acaba el tiempo que podemos dedicarnos a nosotros mismos. Pero es un error. Debemos seguir encontrando esos huecos de ocio y entretenimiento y llenarlos con actividades que nos generan placer. Por ejemplo, practicar deporte. Aunque el tiempo no permita hacerlo al aire libre, también indoor es una buena forma de recuperar y mantener la actitud positiva.

Junto al cuerpo, se puede cultivar también la mente mediante la lectura, visitas al teatro, al cine o a museos; escuchando música, manteniendo una buena conversación con amigos o compartiendo un rato especial con nuestra pareja o hijos.

Dejar de hacer de forma radical esas pequeñas actividades que nos hacen felices supone la pérdida de refuerzos y un aumento paulatino de nuestra apatía. Al final, esto produce un descenso en nuestro estado de ánimo y altos niveles de estrés.

Chica triste en otoño

La depresión otoñal no es síndrome postvacacional

La depresión postvacacional es el estado en que se encuentra un trabajador cuando fracasa su proceso de adaptación entre su período de vacaciones y su vuelta a la vida laboral.

Sus síntomas son muy parecidos a los de la depresión otoñal, aunque pueden ir acompañados de importantes malestares físicos como dolores musculares que contribuyen a la disminución de su rendimiento.

Además, este síndrome puede aparecer a lo largo de todo el año, en el momento en que la persona vuelve de sus vacaciones. Así, si por diversas circunstancias el trabajador las posterga a noviembre, el síndrome postvacacional lo manifestará tiempo después.

Sin embargo, la depresión otoñal va ligada a un período concreto del año: el fin del verano y la llegada de la nueva estación. Por otro lado, el síndrome postvacacional afecta principalmente a personas jóvenes, por lo general a los menores de 45 años; mientras que la depresión otoñal hace vulnerables principalmente a los adultos más mayores.

Como habéis podido comprobar, hay diversos factores en otoño que ponen en riesgo nuestro bienestar físico y psicológico. Pero eso no tiene por qué impedir que esta estación se convierta en la mejor estación del año. ¡Solo hay que aprender a sacarla partido!


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.