El poder de la ilusión: el caleidoscopio
Existen muchos juguetes, pero algunos parecen mágicos, o al menos lo han sido para nosotros. Es el caso del caleidoscopio que permite ver el mundo de muchas formas y colores distintos. Siempre ha sido uno de mis juguetes favoritos. Otra cosa es ser capaz de pronunciar su nombre, eso no resulta tan sencillo. Hoy os propongo descubrir cómo el poder de la ilusión es capaz de ayudarnos a alcanzar aquello que parece imposible, a través de este cuento de Navidad.
Mirar a través de un caleidoscopio te invita a soñar con un mundo de posibilidades.
Recuerdo que era Navidad, los adornos por toda la casa, en especial colgando del árbol que se alzaba hasta casi tocar el techo, adornado con bolas de colores y serpentinas doradas; lo hacían visible ante mis ojos, ante los ojos de una niña de seis años que creía fielmente en la magia, en Papá Noel y en los Reyes Magos.
“La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso”.
-Norman Vincent Peale-
El regalo perfecto
Salí a pasear de la mano de mi padre, fuimos a ver juguetes. En cuanto lo vi, tuve claro que ese y no otro tenía que ser mi regalo de Navidad. Era un simple tubo adornado con una familia de ositos, que celebraban la navidad, ya que los más pequeños sostenían adornos para el árbol: bolas coloridas, estrellas llenas de luz, ángeles…
Los osos eran entonces mi animal favorito, dormía con un pijama de ositos, tenía una camiseta con la foto de un oso de verdad y cientos de peluches en forma de osos de todos los tipos, colores y tamaños. Desde el oso pardo, al oso polar. El oso polar de color blanco, que vivía en el hielo y era mi favorito de mis preferidos. Hasta osos de colores singulares, como un osito rosa, o incluso un oso con una pajarita roja de lunares blancos.
“La magia es el puente entre lo visible y lo invisible”.
-Anónimo-
Pero ese tubo no llamo mi atención solo por los osos, si mirabas a través de él, podrías ver montones de composiciones distintas. A cuál más extraña, para mí hermosa. Estrellas convirtiéndose en flores, flores convirtiéndose en círculos, círculos en rombos y así hasta una infinidad de mezclas de formas y colores, tan distintas e iguales. Mirar a través de aquel tubo me hacía sentir capaz de viajar a otros mundos, de vivir mil aventuras en un solo instante.
“Aquellos que creen en la magia están destinados a encontrarla”.
-Anónimo-
El caleidoscopio
Solo podía insistir a mi padre para que aquel fuera mi regalo:
- Papá, papá quiero el tubo ese con osos bonitos.
- ¿El caleidoscopio?- Respondió mi padre con una amplia sonrisa.
- El calidoque…- Dije poniendo una mueca muy típica en mí, cuando algo despertaba mi hambrienta curiosidad.
- Se lo pediremos a Papá Noel, pero tendrás que aprender a decirlo.– Dijo mi padre mientras reía.
De vuelta a casa, yo no para de intentarlo (calicopio, calidoscpio, calidopia, caledocopi, caledospo…), pero no había manera de conseguirlo. Mi hermano mayor se reía de todas las palabras que me había inventado en un momento e insistía; CALEIDOSCOPIO. Seguí intentando aprender el nombre, pero al no conseguirlo, sentí que Papá Noel no me lo traería.
Por fin llegó Nochebuena, y la hora de abrir los regalos, me sentía algo triste. Seguía intentando pronunciar el nombre del regalo que deseaba, pero del calei…no acertaba ni una letra más. Abrí mi primer regalo, convencida que mi tubo con osos bonitos no estaría. Pero cuando lo abrí, ahí estaba. Al ser el regalo que esperaba, sentí tanta emoción que sin pensar dije: – El CALEIDOSCOPIO que quería.
“La ilusión despierta el empeño y solamente la paciencia lo termina”.
-Anónimo-
Todo esfuerzo tiene su recompensa, la niña de este cuento de Navidad estuvo a punto de perder la fe en recibir el regalo que esperaba, pues a pesar de su insistencia la palabra caleidoscopio se le resistía. Pero fue recibir el regalo y sentir tanta ilusión que sin apenas esfuerzos pudo pronunciarla al fin. Seguro que jamás olvidará cómo se pronuncia la palabra caleidoscopio, ni olvidará aquella navidad ni lo que significó para ella.