El síndrome de Alicia en el país de las maravillas
Todos recordamos las perturbadoras escenas descritas en la novela de Lewis Carrol y llevadas posteriormente a la gran pantalla. Ese extraño y caótico mundo en el que se ve inmersa la protagonista no se encuentra tan distante de la realidad que experimentan quienes padecen el síndrome de Alicia en el país de las maravillas.
Se trata de un trastorno neurológico infrecuente pero alarmante, más común entre jóvenes y niños. Se caracteriza por la aparición de episodios breves en que la percepción se encuentra gravemente distorsionada. A pesar de que las personas son consciente de lo ilusiorio de sus percepciones, el cuadro clínico puede resultar temible.
Fue el psiquiatra John Todd quien relacionó el cuadro clínico con el popular cuento y le otorgó el nombre que aún lleva en homenaje al autor y a su obra. Se cree que él mismo pudo padecer alteraciones de la percepción visual que, más tarde, trasladaría a las páginas de su relato.
¿En qué consiste el síndrome de Alicia en el país de las maravillas?
La característica principal de este síndrome es la alteración en la percepción visual y la imagen corporal. Los objetos y partes del cuerpo parecen cambiar brúscamente su apariencia, generando en el paciente una gran confusión y desorientación.
La persona afectada observa partes del cuerpo de tamaño erróneo, como la cabeza o manos desproporcionadas. Así, se pueden ver mucho más grandes (macropsia) o más pequeñas de lo que son en realidad (micropsia). Además el tamaño, distancia y forma de los objetos se presenta distorsionado. Incluso la percepción auditiva, táctil y espacial puede verse alterada.
Sin duda, otro de los síntomas más llamativos es el hecho de que el individuo pierde el sentido del tiempo, que puede pasar, a su juicio, demasiado lento o rápido en exceso. Algunas personas experimentan fuertes alucinaciones, visualizan elementos que no están en el entorno y pueden mostrar impresiones equivocadas de ciertas situaciones.
Características del cuadro clínico
Se trata de una afección de escasa prevalencia en la que los niños constituyen la población especialmente susceptible. Generalmente el síndrome se presenta de forma parcial, ocurriendo únicamente algunas de las alteraciones descritas. Suele aparecen en forma de episodios breves y tiene carácter benigno (sus manifestaciones d no son perjudiciales ni peligrosas, y pueden llegar a desvanecerse en un período de tiempo).
A pesar de ser más frecuente en jóvenes y niños, se han descrito casos en que el cuadro ha permanecido en la edad adulta. No obstante los síntomas parecen mejorar significativamente propiciando un buen descanso nocturno.
¿Qué provoca el síndrome de Alicia en el país de las maravillas?
Se ha establecido relación entre este trastorno neurológico y condiciones como la migraña (con y sin aura) y la epilepsia. Otros factores de riesgo lo constituyen las lesiones cerebrales como tumores o aneurismas y las infecciones víricas tales como el Epstein Barr (mononucleosis aguda infecciosa).
Ciertos fármacos (como el topiramato o la risperidona) y drogas (como el LSD, el éxtasis o la marihuana) también parecen estar relacionados con la aparición de este síndrome. La clave parece encontrarse en ciertas alteraciones producidas en la actividad eléctrica del cerebro. Este hecho origina un cambio en el flujo sanguíneo cerebral que hace que las señales enviadas desde el cerebro a los ojos se perturben, dando lugar a alucinaciones, desorientación y una percepción alterada.
Tratamiento del síndrome de Alicia en el País de las maravillas
Debido a sus múltiples posibles causas, la intervención terapéutica también es diferente en cada caso. El síndrome tiene tratamiento probado y eficaz cuando el origen es la migraña. En este caso se emplearían fármacos útiles en la prevención de la migraña como anticonvulsivos, antidepresivos, betabloqueantes y antagonistas del calcio.
Sin embargo, los casos crónicos son bastante difíciles de abordar y se deben de llevar a cabo con el tiempo. En caso de que el cuadro estuviese causado por un proceso infeccioso la directriz principal sería tratar el mismo. No obstante, otras recomendaciones como llevar a cabo un descanso adecuado o formar parte de un grupo de apoyo también puede ser de utilidad.
En cualquier caso, y a pesar de que los síntomas puedan desaparecer con el tiempo o a medida que se incrementa en edad, es muy necesario acudir a un profesional. Resulta imprescindible realizar un buen diagnóstico diferencial con otro tipo de trastornos similares, para poder poner en marcha un tratamiento adecuado.
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