El valor de saber disfrutar la vida
Todos hemos conocido personas con unas incurables ganas de vivir. Individuos alegres, activos, sociables y resilientes. Capaces de encontrar el lado amable de cada acontecimiento y de soslayar la negatividad con una naturalidad pasmosa. Esa habilidad para disfrutar la vida tiene un componente innato, pero también depende en gran medida de la decisión diaria que esa persona toma cada día de ser feliz.
Por ello, aunque nunca hayas logrado identificarte con estos amantes de la vida, está en tu mano cambiar dicha realidad. Todos tenemos el poder de determinar nuestro estado de ánimo y nuestras experiencias emocionales, sólo hemos de cuidar los pensamientos que alimentamos.
¿Sabes disfrutar la vida?
Durante nuestro crecimiento nos enseñan a leer, a escribir, a realizar cálculos numéricos o a enumerar las capitales de cada país. Sin embargo, en ningún momento nos enseñan a vivir y a disfrutar el camino. Nos enfocamos en progresar laboral y socialmente, invertimos toda nuestra energía en tratar de alcanzar el éxito y cumplir con imposiciones ajenas. Y olvidamos que lo único realmente importante, nuestra verdadera misión es tratar de ser felices.
Sin embargo, para lograrlo hemos de identificar los obstáculos que nos lo impiden y encontrar la manera de sortearlos. En primer lugar, hemos de familiarizarnos con nuestro patrón de pensamiento. ¿Cuáles son las cogniciones típicas que sueles tener?, ¿qué piensas, por lo general, respecto a ti mismo y al mundo?. Son, en gran parte, esas ideas las que te acercan o te alejan de la felicidad.
La forma en que interpretas los acontecimientos puede hacer que percibas la vida como un regalo o como un castigo. La tendencia a pasar por alto todo lo positivo que nos ocurre, y a rumiar de forma incesante sobre los sucesos negativos, nos conducirá irremediablemente a la insatisfacción, la frustración y la tristeza.
Elige tus pensamientos
Si deseas comenzar a disfrutar la vida, has de cambiar tu patrón de pensamiento. No puedes controlar todo lo que ocurre, pero siempre tienes la opción de elegir cómo interpretarlo. Agradece y recréate en cada acontecimiento positivo de tu vida. Aprecia la compañía de tus seres queridos, la realización que te aporta tu trabajo o, simplemente, la posibilidad que tienes de vivir cada nuevo día.
Por otro lado, cuando algún suceso negativo se presente ante ti, decide afrontarlo de una forma adaptativa. No entres en un bucle de pensamiento acerca de tu mala suerte, tu falta de cualidades o tu incapacidad de salir adelante. Por el contrario, acepta la situación y trata de sacar un aprendizaje de la misma. Pero, sobre todo, recuérdate mentalmente y de forma constante que cuentas con todo lo necesario para salir fortalecido de este suceso.
Pon en marcha tus habilidades de afrontamiento, pide ayuda si es necesario. Pero utiliza tu pensamiento para amarte, para animarte, para motivarte y para impulsarte. Convierte a tu mente en tu mayor aliado y no en tu peor juez. Tus pensamientos definen la forma en que te sientes.
La vida es ahora
Otro de los principales obstáculos que hemos de superar es nuestra tendencia a no vivir en el presente. Es verdaderamente difícil disfrutar la vida si estamos constantemente arrepintiéndonos del pasado o angustiándonos por el futuro. De esta manera nos perdemos lo que está ocurriendo aquí y ahora. No nos permitimos implicarnos en profundidad con las personas y acontecimientos que nos rodean.
Saber disfrutar la vida consiste, en primer lugar, en estar presente. En poner los cinco sentidos en las sensaciones, los colores, las palabras y las emociones. En invertir toda nuestra energía mental en hacer de cada momento algo importante. Nos pasamos la vida esperando: a que llegue el fin de semana, a que lleguen las vacaciones, a conseguir un trabajo mejor o a encontrar el amor.
Así posponemos la felicidad pensando que esta llegara en ciertos momentos clave. La realidad es que la felicidad se construye, cada día, con la voluntad de hacerlo. No necesitas que ocurran grandes cosas para disfrutar, necesitas disfrutar de lo pequeño para convertirlo en memorable.
Por tanto No camines por tu vida como un autómata, suelta el pasado, deja de intentar controlar el futuro. Presta atención al presente, la vida está ocurriendo ahora, vívela.
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