Entrenamiento para padres de Patterson
Patterson presentó su teoría de la coacción para explicar las contribuciones del ambiente a las conductas disruptivas. Muchos de los problemas psicológicos que podemos observar en niños y adolescentes tienen que ver con su entorno más cercano.
El colegio, los iguales, la familia, y en especial los padres, son agentes que influyen en gran medida en el comportamiento del niño. Lo van modelando y moldeando y el niño por tanto, va aprendiendo tomando su forma de actuar como referencia.
Los modelos familiares son relevantes en los trastornos de conducta o disruptivos. Es muy común encontrar conductas antisociales en las familiares de los niños que desarrollan este tipo de conductas. Este hecho puede estar influido a su vez por el nivel socioeconómico, la presencia de conflicto entre los padres, mala enseñanza de estos o incluso negligencias.
“Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”.
-K. Menninger-
Una de las variables más importantes tiene que ver con cómo se dan las órdenes. Al evaluar a la familia por haber detectado a un niño con problemas de conducta, es probable que encontremos a padres muy críticos que dan órdenes de manera confusa, humillante o gobernados por el enfado.
Hablamos de dos tipos de órdenes: las alfa y las beta.
- En las alfa, las órdenes o directrices que se le dan al niño son claras, factibles y de tipo motor. Por ejemplo: ponte los zapatos o habla más bajito.
- Al contrario, las órdenes beta son vagas, difusas y de difícil cumplimiento, lo que hace complicado que el niño pueda aprender conductas concretas de obediencia. Un ejemplo de orden beta podría ser: “Pórtate bien”, “No hagas eso”. El niño podría preguntarse: ¿Qué es bien? ¿Qué es eso?
La teoría de la coacción de Patterson
Patterson elaboró la teoría explicativa sobre cómo el entorno familiar es capaz de influir en el comportamiento de los niños. El método usado por el autor fue el estudio observacional en vídeo del niño en la escuela y en interacción con sus padres en el hogar.
La teoría de la coacción de Patterson explica cómo se dan patrones disociales en las dinámicas familiares. Los niños utilizarían conductas agresivas, como las rabietas o los llantos descontrolados, para conseguir sus propósitos. Estas conductas quedan reforzadas positivamente cuando el niño consigue lo que quiere. También se da el refuerzo negativo: el niño siente que baja la ansiedad cuando obtiene lo que pedía y evita situaciones que no desea.
El proceso por el cual el niño utiliza conductas aversivas en su beneficio se denomina coacción. En los procesos de coacción presentes en las relaciones entre padres e hijos destaca el papel explicativo del reforzamiento negativo.
Los padres ante las conductas del niño no actúan de forma correcta y ceden ante sus deseos. A corto plazo resulta agradable para ambas partes, pero a largo se convierte en un grave problema. Los padres al ceder ante todas las peticiones de sus hijos caen en lo que se conoce como “trampa del refuerzo negativo”, fortaleciendo este tipo de conductas negativas y coercitivas.
Por otro lado, desde esta teoría, se observa que el castigo resulta contraproducente. No suprime las conductas coactivas, sino que las aumenta. El castigo positivo da un modelo de resolución de problemas disfuncional del que el niño no extrae un aprendizaje positivo, sino todo lo contrario.
Entrenamiento para padres de Patterson
En consonancia con la teoría de la coacción, Patterson elabora un entrenamiento para padres. El objetivo es que los padres aprendan a manejar correctamente las contingencias ambientales y no caigan en la trampa del reforzamiento negativo.
El programa tiene una gran ventaja que es que el niño se habitúa al malestar y desarrolla estrategias de tolerancia a la frustración. Los padres, de igual manera, aprender a soportar las rabietas y llantos sin ceder a corto plazo.
A nivel cognitivo, el niño aprende que las rabietas encaminadas a obtener un refuerzo -ver la televisión más tiempo, chucherías, no ir a la escuela…- no tienen funcionalidad. Además, interioriza la idea de que no siempre podremos conseguir todo lo que queremos; es preciso aceptarlo y emplearse en otras cuestiones.
Con el paso de tiempo, el entrenamiento para padres, realizado correctamente, aporta numerosos beneficios al entorno familiar, ya que el niño con los límites claros gana en seguridad y los padres también.
No obstante, el entrenamiento para padres de Patterson es difícil de realizar para algunas familias, lo que hace que la tasa de abandono sea alta. Por este motivo es imprescindible que los padres sean conscientes de que los resultados llegarán con el tiempo, después de la aplicación precisa de las medidas establecidas.
Por otro lado, hablamos de una intervención que tiene buenos resultados cuando hay una constancia en su aplicación, perdiendo todo o buena parte de su poder cuando se deja y retoma de manera arbitraria.
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- Comeche, M. y Vallejo, M. A. (2005). Manual de terapia de conducta en la infancia. Editorial Dykinson.