Entrevista a Rafael Santandreu: "El estrés solo está en nuestra mente"
Algo que nos recuerda el psicólogo Rafael Santandreu es que e l estrés y la ansiedad son básicamente dos dimensiones mentales. Sin embargo, como bien sabemos, pocos factores psicológicos limitan tanto la calidad de vida e incluso el potencial humano. ¿Qué es lo que estamos haciendo mal? ¿Por qué a menudo tenemos la sensación de que estamos perdiendo el control sobre nosotros mismos?
Más que hacer algo mal, lo que en realidad nos ocurre es que aplicamos un enfoque mental muy distorsionado. Alimentamos a nuestro cerebro con exigencias, con la presión de hacerlo todo bien, de llegar a todos nuestros objetivos…
A veces, ansiamos una eficacia tan elevada que nos volvemos intolerantes al fracaso ; en nuestra cabeza la imagen del error apenas tiene cabida y ello genera un gran sufrimiento.
Una clave para reducir y manejar estos estados es la calma interna . Hacer uso de una mirada más humilde y una mente más relajada y serena nos ayuda a focalizarnos en lo verdaderamente importante.
Entrevista a Rafael Santandreu sobre la ansiedad de rendimiento
Ser un poco más tolerantes a los fallos, por ejemplo, nos puede permitir aceptarnos a nosotros mismos y crear una realidad más saludable, equilibrada y feliz. Rafael Santandreu nos lo explica en esta entrevista.
“No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos de lo que nos sucede ”.
-Rafael Santandreu-
¿Qué es la ansiedad de rendimiento?
Es el nerviosismo ante una tarea que quizás pueda salir mal o que se crea que pueda salir mal. Nos produce ansiedad la idea de fracasar.
Por ejemplo, estudiantes que se ponen fatal el día de antes de un examen. Pero hay otros estudiantes que no les pasa. Podemos preguntarnos: ¿por qué algunos tienen mucha ansiedad de rendimiento y otras, muy poco?
¿Cómo lo hacen los que no tienen nunca ansiedad de rendimiento?
“Nunca” es prácticamente imposible porque somos humanos y es normal sentir, a veces, esa sensación. Pero sí que hay personas que la experimentan muy poco.
Para quitarte de encima la ansiedad de rendimiento tienes que pensar correctamente acerca de la “necesidad de eficacia”. Si tienes ansiedad de rendimiento es que tienes mucha “necesidad de ser eficaz”.
¿Podrías explicarlo un poco más?
El sistema de valores que propugnamos en psicología cognitiva es que la “eficacia” no es importante. Es mucho mejor “la capacidad de amar a la vida y a los demás”. Hacer las cosas muy bien no es malo, pero no es, ni mucho menos, esencial. Digamos que hacer las cosas bien tendría que ser un objetivo muy menor.
Pero todos deseamos hacer las cosas bien para que la vida no nos vaya mal
En mi opinión, acabas de decir algo acertado y algo desacertado. En primer lugar: todos queremos hacer las cosas bien. Eso es natural porque hacer las tareas bien es más divertido. Pero, en caso contrario, “la vida no nos irá mal”. Eso es un mito de nuestra sociedad de consumo, que es superexigente.
Eso tiene que ver con tener una mente de “preferencias” y no de “exigencias”, como explicas en tu libro El arte de no amargarse la vida
Eso es. Una mente que funciona bien se dice a sí misma: “Me gustaría hacer las cosas bien, pero no siempre será así y no pasa nada”. En cambio, una mente locuela, llena de exigencias, se dice: “¡DEBO hacerlo TODO bien o de lo contrario, soy un maldito gusano!”.
¿Pero estás seguro de que la vida no nos irá mal si no hacemos las cosas bien? ¿Al menos una parte?
Ahora lo has dicho bien. Si hacemos tan “solo una parte” de nuestras tareas bien, ya tendremos una gran vida. Nuestra sociedad nos impulsa a hacer demasiadas tareas y ¡cuidado! todas DEBEN estar perfectas.
Nunca antes en la historia de la humanidad teníamos que ser tan eficaces: elegantes, tener estudios, pareja, hijos, una casa muy bonita, ser extrovertidos, guapos, estar delgados, tener un gran trabajo, grandes vacaciones, estar al día, saber idiomas y ¡diez mil cosas más! Nuestros abuelos no tenían ninguna de estas exigencias.
“La clave del sosiego interior es la humildad radical”.
¿La ansiedad de rendimiento es producto de esa exigencia exagerada?
Sí. Y hay que aprender a no exigirse. Yo, por ejemplo, no pretendo ser nada ni nadie. Solamente un hombre que ama y que no depreda el medio ambiente. No necesito ser psicólogo ni ser listo ni nada de eso. La clave es la sencillez y la humildad radical. Esta idea me salvó de la ansiedad.
¿Qué ejercicios podemos hacer para eliminar la ansiedad de rendimiento?
Yo propongo, por ejemplo, “la visualización del indigente”. Esto es, imaginarse a uno mismo como un indigente, viviendo en el albergue público.
Imagina que, por alguna razón, no puedes trabajar ni tener dinero. La pregunta es: “¿Podrías ser feliz?”. La respuesta obligatoria es “sí”. A continuación, pregúntate, “¿Qué podría hacer para ser súper feliz?”. Por ejemplo, estudiar, ayudar a los demás, hacer grandes amigos, etc.
¿Tienes que visualizarlo con detalle?
Sí. ¡Y tienes que disfrutar mientras imaginas! Así comprenderás que podrías hacer grandes cosas y gozar de la vida maravillosamente. Por lo tanto, no necesitas tener tantas cosas como te imaginabas ni tampoco ser tan eficaz. ¡Qué descanso!
“Podemos estar orgullosos de cometer fallos”.
Pero, ¿tenemos que renunciar a tener trabajo y proyectos?
No. Seguimos trabajando y estudiando, pero ahora no tenemos esa presión loca. Por ejemplo, yo puedo ser psicólogo e intentar hacerlo muy bien. Pero si no lo lograse, podría hacer 10.000 otras cosas. O incluso ninguna. Pero, de todas formas, escojo intentar ser un gran psicólogo. Pero fíjate que, así, tengo “cero” presión.
Tú explicas en tus libros que así te sacaste el miedo a hablar en público, ¿verdad?
Eso es. Pensé una y otra vez en lo siguiente: “¿Yo necesito dar conferencias?”. Me di cuenta de que “no”. Si lo hacía muy mal, no iba a pasar nada en absoluto: mi vida seguiría siendo genial. Cuando te sacas la presión a un nivel profundo, ya no tienes miedo, ya no hay estrés. Pero tienes que creértelo a un nivel radical.
En tu último libro Nada es tan terrible, se habla de ponerse medallas cuando fallamos. ¿Hasta ese extremo hay que ir?
Sí, porque hemos de ser radicales para obtener todos los beneficios mentales. Yo, ahora, cuando fallo en algo, hago el esfuerzo de que no me importe. De esa manera, refuerzo mi sistema de valores.
Se trata de decirte a ti mismo: “Acabo de fallar y perder esto o lo otro, pero no me importa; soy feliz igualmente. Esto mola”. “Ponerse medallas con los fallos” significa que estás contento de fallar y ser feliz de todas formas; significa que tienes un gran sistema de valores; podrías exhibir tus fallos y estar orgulloso de tenerlos y estar, aún así, feliz como una perdiz.