3 errores de percepción, según el budismo
El budismo, una corriente que a veces se entiende como una filosofía y otras como una religión, centra su atención en cómo, en ocasiones, nuestros propios sentidos nos traicionan . Errores de percepción que condicionan nuestros pensamientos y que pueden ser, en buena medida, el origen de nuestro sufrimiento.
Con frecuencia, los errores de percepción a los que se refiere el budismo nacen de la imposibilidad de ir más allá de las apariencias. Esta limitación surge, a la vez, de los deseos, los apegos y de hacer hincapié en el “yo” como principio de todo. Se trata de fallos cognitivos que forman una especie de “ciclo alucinatorio de sufrimiento”.
¿Por qué los errores de percepción generan sufrimiento? El budismo dice que estos hacen que las personas transiten por la senda equivocada, buscando lo que jamás van a encontrar y experimentando una cadena de frustraciones que oscurecen el panorama y envanecen. Tres de esos errores son los siguientes.
“Si se limpiaran las puertas de la percepción, todo le parecería al hombre como es, infinito”.
-William Blake-
1. Ver permanencia en lo mutable, uno de los errores de percepción
Una de las grandes diferencias entre el pensamiento budista y el pensamiento occidental está en el concepto de lo mutable y lo inmutable. En Occidente, particularmente en la actualidad, la idea de lo estable, e incluso de lo eterno, resulta muy atractiva; tanto es así que muchas quejas vienen de la tristeza porque algo acabó, se perdió o cambió.
Lo más paradójico es que también los occidentales se han convertido en una fábrica de realidades pasajeras. Todo es temporal, todo es desechable, todo está tomándose y dejándose continuamente. Sin embargo, tales cambios se producen en el marco de unos ejes muy férreos, como el consumo, la productividad y la idea de felicidad como algo a “tener”, ojalá de forma constante.
Ver permanencia en lo mutable es uno de los errores de percepción que causan sufrimiento. El budismo plantea que la falta de permanencia es una realidad esencial y que está presente en todo, incluso en las piedras. Todo está en movimiento y rechazar esa verdad lleva al apego, que desde su surgimiento lleva implícito el miedo y el sufrimiento.
2. Encontrar placer en el sufrimiento
Cuando se habla de placer en el sufrimiento no nos referimos a una estructura de carácter masoquista. A lo que se hace alusión es a la dependencia de situaciones que causan dolor, lo que en principio sería una contradicción.
Por naturaleza, el ser humano debería apartarse de aquello que le causa dolor o lo daña y, sin embargo, no es así. Esto se ve con claridad en quienes mantienen vínculos tóxicos, bien sea con otras personas o con algunas situaciones. Las adicciones, por ejemplo, engendran esa contradicción de encontrar placer en el sufrimiento.
Para los budistas hay un error de percepción allí, porque en realidad lo que se percibe como placer no lo es. Lo que se satisface en realidad es el vínculo de dependencia, porque este ayuda a encubrir el miedo. Se trata de un placer inoperante, cuya base es el sufrimiento duradero.
3. Detectar belleza en lo abyecto
Para los budistas, lo bello va más allá de una forma. Se descubre la belleza en lo particular de cada realidad y en la comprensión de la misma. Esto se logra a través de la contemplación, una acción que permite compenetrarse con la esencia de algo y lograr apreciarlo en toda su plenitud. La belleza enriquece porque supone un descubrimiento de la maravilla que cada ser, vivo o no, encierra en sí mismo.
Por raro que suene, lo abyecto también puede pasar por bello, cuando está presente uno de los errores de percepción. La equivocación está en ver la belleza desde fuera, desde una mirada periférica que no se adentra en la esencia, sino que se queda en la forma. De este modo, cualquier vileza termina siendo atractiva ante los ojos de alguien desprevenido.
Lo abyecto es lo ruin y despreciable. En el mundo actual son muchas las cosas que adoptan formas bellas y con ello encubren la vileza que las habita. Un abrigo de piel, a costa de la vida de un animal. O una “piedra preciosa” que viene de la sangre, el sudor y la destrucción del planeta. Un espectáculo que pone en entredicho la dignidad. Son muchos los ejemplos.
Los errores de percepción surgen de las mentes esclavizadas. A su vez, la esclavitud aumenta a medida que lo hace la dependencia de la mente y sus trampas y la independencia del vacío mental que da lugar a la contemplación. Una contemplación que a su vez permite una comprensión más allá de lo cognitivo. Siguiendo el criterio budista, tal vacío conduce a la iluminación.
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- Calle, R. A. (2002). Las Parábolas de Buda y de Jesús: es necesario desarrollar una percepción singular que permita aprehender lo Incondionado, limpiando la visión mental de obstrucciones e ignorancia. Susaeta Ediciones.