¿Cómo beneficia la espiritualidad a la salud mental?

La espiritualidad puede ofrecer al ser humano un mayor sentido, trascendencia y propósito. ¿Te has preguntado si este enfoque es un aliado para la salud mental? Aquí te damos la respuesta.
¿Cómo beneficia la espiritualidad a la salud mental?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Las formas en que beneficia la espiritualidad a la salud mental son tan valiosas como interesantes. En un mundo complejo, nutrido de desafíos, alegrías, miedos e instantes de adversidad, a veces necesitas mirar más allá de lo aparente. Buscas un mayor sentido a las cosas que te suceden y es ahí cuando, de pronto, cobran valor determinadas doctrinas, prácticas y perspectivas filosóficas.

Lo cierto es que la ciencia conoce cada vez más cómo esas visiones más íntimas sobre el ser humano y el universo favorecen a quienes las integran en su vida. Ser una persona espiritual permite desde regular mejor el estrés, hasta encontrar un mayor sentido a tu existencia. A continuación, te compartimos las claves para comprender su impacto positivo.

«Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz de significado en la oscuridad del mero ser».

~ Carl Jung (Encuentro con la sombra) ~

Así beneficia la espiritualidad a la salud mental

Durante un tiempo, la espiritualidad fue una esfera que no tenía cabida en los modelos psicológicos. La objetividad científica impedía dejarle espacio por considerarla poco válida. Sin embargo, tal y como destacan en el Journal of Religion and Health, a mediados del siglo XX Abraham Maslow consideró que esta dimensión formaba parte inherente de la propia experiencia humana.

Asimismo, figuras como los psiquiatras Carl Jung, Viktor Frankl y Boris Cyrulnik siempre enfatizaron el valor terapéutico de la práctica espiritual. Las personas que lidian con la experiencia de un trauma psicológico, pueden encontrar consuelo y alivio en este tipo de creencias. Hay, por tanto, beneficios probados en el bienestar de las personas. Te los describimos enseguida.



Sentido de propósito y significado, muy valioso en los trastornos depresivos

Cuando una persona se encuentra atrapada en el agujero negro de una depresión, sus significados vitales se derrumban. Esta condición clínica no cursa solo con tristeza, apatía, angustia y abatimiento. Se trata de un trastorno en que la mente pierde la desesperanza y deja de tener propósitos motivantes en el horizonte.

Ahora bien, una investigación publicada en Depression Research and Treatment destaca que las creencias y prácticas espirituales actúan como conductas de afrontamiento capaces de reducir los síntomas depresivos, en especial, si estos se relacionan con el estrés vital y esas circunstancias adversas que puedes encontrarte en algún momento.

Lo que te permite esta perspectiva es disponer de una mayor armonía, trascendencia y significados existenciales. Actúa como ese cabo al que amarrarte cuando estás a la deriva. Dicha ayuda, sumada a otras dimensiones clínicas, aporta beneficios positivos.

Mejor manejo de la ansiedad y el estrés

Los estados de estrés y ansiedad son esas experiencias en que las demandas superan a tus recursos internos. Te sientes abrumado y ves a tu alrededor un exceso de amenazas (reales o no) ante las cuales no sabes cómo reaccionar. Son situaciones muy comunes y también desgastantes en las que te limitas en exclusiva a sobrevivir, pero no a vivir en plenitud.

Una de las formas en que beneficia la espiritualidad a la salud mental tiene que ver con estas realidades psicológicas. Desde el Journal of Adult Development refieren que dicho factor, sumado a la atención plena y la resiliencia, funcionan como moderadores en los procesos de estrés. Te describimos las variables que median en este cambio terapéutico:

  • Momentos de calma e introspección: las personas que integran estas creencias y costumbres en su cotidianidad se habitúan a tener siempre algún instante al día para conectar consigo. Dicho ejercicio interior de diálogo y reflexión resulta catártico y sanador.
  • Meditación y oraciones: la espiritualidad incluye, a menudo, este tipo de prácticas que ejercen un cambio muy positivo a nivel cerebral. La revista Frontiers in Psychology señala en un artículo que el mindfulness, por ejemplo, reduce el estrés percibido y mejora, incluso, el compromiso laboral.
  • Fomenta la aceptación: el estrés y la ansiedad hace que pongas la mirada en aquello que no puedes controlar. Te angustia la incertidumbre y tu mente no deja de dibujar futuribles catastróficos. Ser espiritual ayuda a aceptar todo aquello que no puedes dominar ni cambiar, para ver la realidad desde una perspectiva más relajada.
Si bien no todas las personas se identifican con alguna perspectiva espiritual, quien lo hace se siente más reconfortada en instantes de adversidad. Asimismo, también tiene mayores estrategias para prevenir la soledad, al disponer de comunidades y grupos de apoyo que comulgan con unas mismas creencias.

Una ayuda en instantes de crisis vitales

¿Quién no ha pasado por una etapa en que una ruptura de pareja o la pérdida de un trabajo hizo que todo su mundo se derrumbara? Es más, seguro que habrás lidiado con esos momentos en que la existencia pierde sentido ante tus ojos. Te preguntas qué propósito tiene el mundo y hasta tú mismo.

Hay distintos tipos de espiritualidad, pero todas ellas convergen en una idea: aportan respuestas, significados y una visión sobre lo que te envuelve. Esto te ayuda de las siguientes maneras:

  • Conectas mejor contigo y las personas.
  • Encuentras nuevas respuestas a tus preguntas.
  • La espiritualidad favorece el autodescubrimiento.
  • Hallas la felicidad más allá de las cosas materiales.
  • Sientes mayor empatía y compasión por el ser humano.
  • Los miedos se reducen y desarrollas nuevas fortalezas.
  • Te permite ver la vida desde perspectivas más amplias.
  • Entiendes la necesidad de hacer de este mundo un lugar mejor.
  • Tu mirada se vuelve más humilde y la focalizas en el aquí y ahora.
  • La espiritualidad despierta en ti el sentimiento de asombro y curiosidad.

Redes de apoyo

Si te preguntas cómo beneficia la espiritualidad a la salud mental hay un aspecto que vale la pena resaltar. Estas prácticas y enfoques crean comunidades que proporcionan un valioso apoyo social. Si bien espiritualidad y religión no son lo mismo, ambas esferas intervienen en nuestra sociedad como referentes inestimables de ayuda a las personas.

Confieren un sentido de pertenencia a muchos hombres y mujeres, brindan recursos, consuelo, compañía y esa conexión cotidiana que alivia la soledad y que tanto impacta en el bienestar psicológico.

Bienestar, fortaleza emocional y resiliencia

En nuestra cultura existen diferentes prácticas y modelos de espiritualidad. No obstante, cada una de sus filosofías convergen en marcos de creencias inspiradoras y en valores muy sólidos que aportan iluminación, propósitos y significados. Tales pilares dan una sensación de paz interior durante los tiempos difíciles.

Ser espiritual ofrece herramientas válidas para potenciar tu resiliencia y entender, además, que la adversidad forma parte de la vida. Te aporta significados en los que amarrarte y también esa conexión con la naturaleza, con otras entidades y algo más grande que tú mismo.

Así, un aspecto que enfatizan en la revista Frontiers in Psychology es que la espiritualidad confiere un bienestar psicológico significativo a quienes la practican. Es evidente que no toda la población se identifica con estas dimensiones, pero los que enfocan su vida a dichos prismas hallan una adecuada fuerza emocional para encarar las dificultades.

La espiritualidad en la terapia psicológica

Una de las figuras que mejor combinó la psicología con la espiritualidad fue Carl Jung. Este librepensador estudió en profundidad tanto el cristianismo, como el hinduismo, el taoísmo y otras tradiciones que, para él, constituían una parte esencial de la vida psíquica del ser humano. Negarla era perder una herramienta muy útil con la que favorecer la salud y el bienestar.

En la actualidad, hay varias terapias psicológicas que dejan un espacio significativo a la espiritualidad. Le dan valor porque, como Jung, entienden que una parte destacable de las personas procesan la realidad a través de dicha mirada y es esencial, por tanto, darle la importancia que merece. Estos son los modelos que la integran:

  • Psicoterapia centrada en el sentido: se trata de un modelo desarrollado por William Beibart, con base en los postulados de Viktor Frankl. Su propósito es ayudar a la persona a recuperar las riendas de su vida a través de nuevos sentidos vitales.
  • Terapia de aceptación y compromiso (TAC): combina técnicas cognitivas y conductuales con la espiritualidad orientada hacia los valores personales. Gracias a este enfoque, los pacientes pueden aceptar las dificultades vitales para clarificar nuevas perspectivas y metas.
  • Psicoterapia existencial: este tipo de terapia guía al paciente para que encuentre un nuevo sentido y propósito a la vida. Explora preguntas fundamentales sobre la existencia humana y puede incluir, por tanto, aspectos relativos a la espiritualidad, la trascendencia o la mortalidad.


Ser espiritual, un ejercicio de salud y bienestar

Las formas en que beneficia la espiritualidad a la salud mental son, como viste, muy amplias. En caso de que no comulgues con estas vertientes, siempre puedes beneficiarte de algunas de las estrategias que forman parte de estos enfoques. Ayudan la meditación, la introspección, la gratitud o buscar significados más profundos a tu realidad.

La conexión con la naturaleza, ahondar en la filosofía, observar las estrellas o conocer gente nueva con perspectivas más amplias acercan de pronto hacia esa esfera. Aproximarse a dichos universos sería para ti tan revelador como saludable. Es una puerta que vale la pena dejar entreabierta.


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