Esquizofrenia y alteraciones vasculares del cerebro

Las anomalías en la vascularización en ciertas áreas cerebrales podrían estar detrás del desarrollo de la esquizofrenia. Esta es una nueva explicación alrededor de esta enfermedad mental grave que vale la pena conocer y tener en cuenta.
Esquizofrenia y alteraciones vasculares del cerebro
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 23 febrero, 2024

Vivir con esquizofrenia es como habitar en un mundo paralelo que, a menudo, resulta de lo más amenazante y caótico. La sintomatología asociada a esta enfermedad mental grave -y crónica- provoca que la persona sea incapaz en muchos casos de terminar sus estudios o mantener un trabajo. Por no hablar de la complejidad en sus relaciones interpersonales.

Delirios, alucinaciones, psicosis, alteraciones del pensamiento, deterioro de las emociones, ideas suicidas… Sabemos que cerca del 1 % sufre este cuadro clínico y que si bien los antipsicóticos tienen sus beneficios, también es necesario combinar el tratamiento con las terapias psicosociales. Sin embargo, en la actualidad, seguimos sin conocer con exactitud los mecanismos que hay detrás de la esquizofrenia.

Tradicionalmente, siempre se han barajado alteraciones tanto en el funcionamiento como en la estructura cerebral. Por ejemplo, se barajan ciertas alteraciones en la producción de dopamina. Sin embargo, hace solo unas semanas, una investigación de la Universidad Federal de Río de Janeiro nos habla de otra interesante teoría. Una que tiene que ver con la vascularización.

La investigación ha encontrado que los pacientes con esquizofrenia evidencian unos vasos sanguíneos más estrechos en varias áreas cerebrales. 

Imagen para representar la Esquizofrenia y alteraciones vasculares del cerebro
La hipótesis de que ciertas alteraciones en los vasos sanguíneos del cerebro pueden estar detrás de varios trastornos mentales es una hipótesis muy conocida.

Esquizofrenia y alteraciones vasculares del cerebro: un posible vínculo causal

La idea de que ciertas anomalías en las estructuras celulares del cerebro estarían detrás de la esquizofrenia no es algo nuevo. Sabemos, desde hace años, de la importancia de la correcta formación de las neuronas, sus sinapsis y sus procesos dendríticos para la óptima función de infinitos procesos psicológicos.

El cerebro es como una piedra preciosa que, desde nuestro nacimiento, debe pulirse y esculpirse de forma adecuada para mediar en una correcta funcionalidad. Es más, si decisiva es la correcta formación de nuestras neuronas, aún lo es más su vascularización. Es decir, el correcto desarrollo de los vasos sanguíneos en el tejido cerebral.

Un ejemplo, un funcionamiento eficaz de la corteza cerebral requiere de una precisa edificación de las redes neuronales y vasculares. Tanto es así que cualquier alteración puede mediar en la aparición de múltiples problemas de salud mental. Esto explica el vínculo entre esquizofrenia y alteraciones vasculares, un factor que ahora comprendemos mucho más.

El desarrollo de la esquizofrenia podría deberse a unas alteraciones en los astrocitos, un tipo de células neurales decisivas para el buen funcionamiento y formación de nuestro cerebro. 

Los astrocitos, posibles desencadenantes de la esquizofrenia

El estudio realizado en la Universidad de Río de Janeiro y publicado hace muy poco en la revista científica Molecular Psychiatry es un eslabón más para comprender las bases neurobiológicas de esta enfermedad mental grave. El origen de la esquizofrenia podría estar en los astrocitos, un tipo de célula glial.

Lo que hacen estas pequeñas estructuras es mantener a las células nerviosas en su lugar y favorecer su correcto desarrollo. Su papel en el cerebro es inmenso y, hasta no hace mucho, las habíamos descuidado por completo en neurociencia. Sin embargo, en la actualidad se las conoce como los «constructores de las autopistas nerviosas».

  • Son clave como soporte metabólico de las neuronas.
  • Son indispensables en los procesos de regeneración cerebral.
  • Favorecen la formación de la barrera hematoencefálica.
  • Construyen las vías de transmisión de la información en el cerebro.

Los astrocitos son esas unidades neurovasculares decisivas que conectan a las neuronas con el flujo sanguíneo local, aportándoles así unas correctas bases metabólicas. En el caso de las personas con esquizofrenia se ha observado una llamativa particularidad.

Los pacientes con este trastorno mental presentan unos astrocitos disfuncionales que reducen el flujo metabólico a distintas regiones cerebrales. Esa vascularización defectuosa alteraría un sinfín de procesos mentales básicos.

La inflamación celular y la patogénesis de la esquizofrenia

La esquizofrenia y las alteraciones vasculares del cerebro guardan un vínculo directo que parte de los astrocitos. Sin embargo, la siguiente pregunta que podemos hacernos es: ¿por qué esos «constructores de autopistas nerviosas» están alterados? Los responsables del presente estudio han detectado unas posibles explicaciones al respecto.

En la composición de los astrocitos de las personas con esquizofrenia se vieron citoquinas inflamatorias y diversas disfunciones en sus proteínas. Esos elementos inflamatorios afectarían a la vascularización cerebral, reduciéndola y volviéndola patológica.

Los astrocitos también tienen una función decisiva en la respuesta inmunitaria. La alteración en este tipo de células está detrás de una vascularización inmadura que afectaría con gran relevancia a la corteza cerebral.

Fase del desarrollo del cerebro fetal de un humano
Las alteraciones en las células de la glía aparecen en muchas enfermedades neurológicas. Además, aunque muchas se manifiesten en la edad adulta, su desarrollo aparece en edades muy tempranas.

¿Se diseñarán nuevos tratamientos para un futuro?

La esquizofrenia se manifiesta en la edad adulta joven, entre los 21 y 30 años. Sin embargo, las alteraciones en los astrocitos o células gliales ya aparecen en el neurodesarrollo fetal. Esas disfunciones en la vascularización cerebral se traducen, poco a poco, en la maduración de un cerebro con anomalías que, a largo plazo, serán la base de enfermedades neurológicas como la esquizofrenia.

Estamos ante un desencadenante genético que orquestaría ese vínculo entre esquizofrenia y alteraciones vasculares del cerebro. Esa malformación temprana del circuito cerebral tiene impactos graves en el futuro. ¿Qué perspectivas existen, en consecuencia, de que el día de mañana podamos tener un tratamiento eficaz para esta afección?

De momento, no las hay para que podamos prevenir ni tratar con efectividad la esquizofrenia. Seguirá siendo una enfermedad crónica en la que se mejorarán sin duda los fármacos para su tratamiento. Sin embargo, se abre la necesidad de focalizar buena parte de la investigación en el ámbito neuronal, en ese origen que desencadena una de las enfermedades más graves y tristes que nos atenaza.


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