¿Estás siendo demasiado exigente con tu pareja?
Las relaciones de pareja son complejas, y casi todas pasan por momentos en los que el equilibrio se ve amenazado o la unión comprometida. Hablamos de dos personas en constante cambio, alcanzando puntos que pueden ser difícilmente compatibles, generando una falta de entendimiento que se traduzca en malestar y, en última instancia, en un replanteamiento de la relación.
Podemos a llegar a plantearnos si hemos pasado a ser demasiado exigentes con nuestra pareja o si lo somos, teniendo en cuenta que las circunstancias han cambiado. Por ejemplo, si dentro de una semana tiene el examen de una oposición que lleva preparando meses, será complicado que en este momento seamos el elemento al que preste más atención.
Cómo saber si estás siendo muy exigente con tu pareja
Todos manejamos expectativas respecto a los demás, y en ese grupo de los demás también está nuestra pareja. Esta, al igual que el resto de las personas de nuestro entorno, cumplirá con algunas, y con otras no. Recordemos que las expectativas son, por noma, pensamientos que nosotros generamos.
Hablamos de expectativas porque tienen mucho que ver con lo que les solemos pedir a los demás. Con frecuencia, antes de pedirle a nuestra pareja que venga a recogernos o que nos acompañe, esperaremos que lo haga, que responda de manera afirmativa a esta petición. Este es quizás el otro punto clave si hablamos del nivel de exigencia, las peticiones que hacemos, junto a la forma y las circunstancias que elegimos para hacerlas.
Puestas las cartas sobre la mesa, te animamos a reflexionar sobre los siguientes puntos clave:
1. Te resultan más salientes los errores que los aciertos
La historia cuenta que una profesora escribió la tabla de multiplicar en la pizarra, poniendo una de las cuentas mal de manera intencionada. Después le preguntó a su clase qué les había llamado la atención y todos señalaron el fallo. Había nueve cuentas bien, pero de alguna forma su vista había quedado atrapada por la única igualdad que no era cierta.
Esta saliencia del fallo, esta llamada que tienen el error para nuestra atención, tiene un gran valor a la hora de mejorar nuestras prestaciones. Sin embargo, puede ser realmente dolorosa cuando es uno de los mecanismos que dirigen a la mente en nuestras relaciones.
Así, te animamos a que te alejes un poco, a que veas la pizarra en su totalidad y tengas en cuenta todo lo que ves antes de pensar que lo único que hay en ella es un error que lo estropea todo. En este sentido, es importante saber que la rigidez mental (querer que tu pareja te proporcione sí o sí X cosas) también es otro indicador de la sobreexigencia en pareja.
2. Sientes (siempre) que mereces más
En algunos momentos de la relación llegan las crisis, las cuales nos hacen cuestionar si nuestro ser amado se trata o no del indicado. Y es normal tener dudas y que nos planteemos, en algún momento dado, si esa es la relación que queremos. Incluso, es normal sentir a veces que “merecemos más” (sobre todo en las crisis y discusiones); así, esto por sí no es indicativo de que exijas demasiado. El problema ocurre cuando constantemente tienes la sensación de que mereces algo mejor.
Y es algo lícito sentirlo, pero también es importante que sepas que la explicación puede ser que efectivamente esta no es la persona con la que quieres estar (porque sientes que no da suficiente o por los motivos que sea), pero también puede ser que estés siendo muy exigente con tu pareja. Te animamos, al menos, a plantearte qué puede haber detrás.
3. Quieres que te quiera, pero de una manera muy concreta
No todos somos iguales y cada uno tiene su forma de demostrar amor. Estarías muy feliz si te acompañara al trabajo y él, en cambio, se queda en casa recogiendo y dejando preparada la comida para que al llegar solo tengas que calentarla. Te gustaría que te hiciera un gran regalo por tu cumpleaños, pero lo que hace es comprarte un detallito cada mes.
Todas estas formas de amar y demostrar amor son igual de válidas. Decimos esto sabiendo que su forma de demostrar que le importas puede generarte una frustración que se va acumulando y acumulando. Si es así, te animamos a que hables con tu pareja -eso sí, en un momento en el que estéis tranquilos-. En la mayoría de los casos, simplemente rompiendo con la ilusión de que nuestra pareja debería leer nuestro pensamiento, la situación cambia.
“Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender”.
-Françoise Sagan-
4. Tienes altas expectativas (o expectativas poco realistas)
Una de las cosas más dañinas para la relación (y para todo en general) son las altas expectativas, pues hacen que esperemos cosas que en muchos casos no llegan a suceder como lo queremos, lo que puede llegar a ser muy frustrante.
Cuando tenemos expectativas muy altas respecto a nuestra pareja, podemos llegar a ser muy exigentes. Y no es que esté bien o esté mal; podemos tener expectativas sobre nuestra pareja, pero ella no tiene la obligación de cumplirlas (otra cosa es que ambos os adaptéis para evolucionar, pero es diferente).
En realidad, nadie tiene el deber de cumplir nuestras expectativas, ni siquiera la pareja; en todo caso, somos nosotros mismos quienes tenemos la responsabilidad de:
- Trabajar en estas expectativas: somos, en última instancia, los responsables de nuestros deseos, precisamente porque son nuestros deseos.
- Decidir si seguir al lado de una persona o no (eso sí, lo que esperamos del otro y lo que obtenemos finalmente puede condicionar esta decisión).
Entonces, ¿cómo saber si estás siendo muy exigente con tu pareja?
No hay una respuesta única a esta pregunta, aunque los puntos descritos a lo largo del artículo te pueden arrojar un poco de luz. Eso sí, debes saber que no se trata de aceptar una relación en la que no te sientas feliz y en plenitud, pero sí entender la complejidad de unir la vida de dos personas diferentes que tratan de llegar a un punto medio de armonía. Es un asunto complejo, pero no imposible.
E insistimos, es preciso que tengamos claro que el otro no está ahí para cumplir con nuestras expectativas, así como nosotros tampoco las de ellos. Se trata de ser flexible y entender que es un proceso de aprendizaje para ambos.
“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas con la responsabilidad de completar lo que nos falta”.
-John Lennon-
Recuerda que las relaciones de pareja (sanas) no nacen de la nada. Estas necesitan que:
- Aceptemos que podemos influir en el otro, pero no moldearle de manera que encaje a la perfección con nuestros deseos. Tendremos que marcar límites, pero también abrir áreas en las que nos mostremos flexibles.
- Definamos qué necesitamos en una relación (y si lo que necesita el otro encaja con lo que podemos ofrecer).
- Alimentemos el compromiso y el deseo de querer estar de verdad con la otra persona, aunque a veces toque ceder (cuando lo sintamos).
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- Cruz del Castillo, C. (2015). Deterioro de las relaciones de pareja producto del estrés Psicología Iberoamericana, 23(1), 5-6. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México Distrito Federal, México.
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- Moreno, J. (2000). Reflexiones sobre los tipos de pareja. Ed. EPSYTECH: México.