5 estrategias para entablar una conversación interesante
Tener una buena conversación puede suponer, sobre todo para los especialmente tímidos, todo un reto a superar. Hay ocasiones en las que queremos causar una buena impresión a nuestro interlocutor, no aburrirlo o evitar por todos los medios quedarnos sin temas. Todo esto sin caer en los típicos silencios que parecen durar toda una eternidad.
Saber conversar es todo un arte. Hay personas con una gran elocuencia, que tienen un don para la conversación. Como en el juego de las muñecas rusas, saben sacar temas de otros temas con una naturalidad asombrosa.
A otros, conseguir esta labia nos cuesta mucho más, algo que puede hacer que nos veamos a nosotros mismos como personas poco interesantes o que no saben qué decir. Esto puede hacer que sintamos pánico ante la idea de conocer gente nueva, lo que a su vez, nos crea mas inseguridad. Lo bueno es que no todo está perdido. Ser un buen conversador puede aprenderse con algunas técnicas sencillas.
Piensa que las personas a las que les cuesta más llegar a mantener una conversación interesante suelen estar más pendiente de la opinión de los demás. No es que sean menos interesantes o tengan menos experiencias que contar, sino que temen ser juzgadas si dicen algo “absurdo” o “trivial”.
La realidad es que analizan mucho más lo que van a decir y su filtro tiene un listón demasiado alto: nada les parece suficientemente atractivo para contar y por lo tanto lo desechan. Así es como, finalmente, se quedan sin temas y presas del mismo silencio al que temen.
Estrategias para conseguir una mejor conversación
Antes de pasar a analizar las estrategias que podríamos emplear para ser mejores conversadores, hay que dejar algo muy claro: el miedo al juicio, la reprobación o las críticas tienen que ser superado. La clave para conseguirlo pasa por concebir la opinión ajena como lo que es, una opinión: un juicio de otra persona que no tiene por qué corresponderse con la realidad, pues está basado en su propia escala de valores y en su experiencia particular.
Es necesario tener clara la idea de que todos somos sensibles a la aprobación de los demás, y la mayoría en una medida mayor a lo que realmente la necesita. Salirnos de este grupo hará que seamos personas con más libertad para hacer, decir o pensar como queramos.
Una postura que no es contraria a mantener la prudencia en nuestra participación durante las diferentes conversaciones en las que intervengamos. No se trata de silenciar todo lo que pasa por nuestra mente, pero sí de manifestarlo con las formas adecuadas y de eliminar aquellas partes que pueden causar un daño sin necesidad: la prudencia, que no la falta de asertividad o la cobardía, es un gran valor que ayuda a fortalecer nuestras relaciones.
La regla del cómo, dónde, por qué y cuándo
Hay veces que las personas con las que conversamos nos cuentan alguna experiencia reciente, por ejemplo un viaje. Es posible que no sepamos muy bien cómo enfocar la conversación y es aquí donde podemos usar esta regla. Pregúntale sobre lo que te está contando usando estos cuatro determinantes: ¿Cómo fuiste a París, en avión o en tren?, ¿Dónde estuviste?, ¿Por qué fuiste, vacaciones, trabajo..?, ¿Cuándo fuiste? De esta manera, aumentarás las posibilidades de que la conversación se torne apasionante.
Encontrar puntos en común con el interlocutor
Es tan sencillo como fijarse en su aspecto y de ahí intentar deducir lo que le gusta (por ejemplo, si lleva puesta una camiseta de un grupo de rock que también te gusta a ti) o directamente preguntar. Encontrar esos puntos comunes son claves para que la conversación sea más interesante y os vinculéis. A todos nos gustan las personas que se parecen más a nosotros y hablar con ellos puede ser muy enriquecedor.
¿Y si no tengo nada en común?
¡En este sentido tienes una oportunidad para aprender! Imagina que tienes que conversar con alguien que te habla de plantas y tú no tienes ni idea. Empieza a hacer preguntas: “Siempre he querido saber más sobre esto que me cuentas, ¿que diferencia a la planta x de la planta y?”. Al final, conversas con esa persona y te llevas un aprendizaje. Tu interlocutor notará que no sabes del tema, pero que tienes interés y esto también os vincula.
Interésate por su vida (pero con discreción)
A casi todos, en el fondo, nos encanta que nos pregunten por partes de nuestra vida, ya que normalmente al ser humano le gusta hablar sobre sí mismo y agradece la oportunidad de hacerlo (ya que no solemos tener muchas). Algunas preguntas que puedes hacer y que te pueden llevar a numerosos temas de conversación pueden ser: ¿Qué películas te gustan? ¿Qué música sueles escuchar? ¿Te gusta viajar? ¿Tienes hermanos? ¿Te gusta la naturaleza?, etc. Tantas como se te ocurran.
Eso sí, evita preguntas sobre pareja (puede dar la impresión de que estás ligando); trabajo y sueldo (para algunas personas, es frustrante porque están en paro o recién despedidas y no quieren hablar de ello); o formación académica (para algunos es su talón de Aquiles).
Permanece al tanto de la actualidad
Es una gran estrategia ya que crea nuevos hilos. Pregunta sobre si han visto el último debate político y qué opinan al respecto o si te pueden recomendar alguna película interesante que no hayas visto todavía. Antes de ir a cualquier evento social, puedes echar un vistazo a la actualidad y tener en la recámara 4 o 5 temas que puedes sacar para conversar.
Estas son algunas estrategias que puedes comenzar a emplear para tener una conversación interesante la próxima vez y evitar los incómodos silencios. Pero no lo olvides, lo más importante es que sepas ver que la opinión ajena no es tan valiosa como piensas y que tienes derecho a manifestar al tuya, siempre y cuando no dañes a nadie.
Presta atención a tu lenguaje corporal
Todo lo que has leído hasta ahora puede no servir de nada si tu cuerpo no se alinea con tus palabras. Cuando tienes una conversación con alguien y su lenguaje no verbal indica desconfianza e inseguridad tu cerebro recibe dos informaciones contradictorias. Eso genera malestar y la sensación de no fiarte del todo de tu interlocutor.
Para evitar que esto te ocurra a ti, ten en cuenta lo siguiente:
- Establece contacto visual durante gran parte de la conversación, especialmente cuando escuches. No es necesario que lo hagas todo el tiempo (nuestros ojos se mueven mientras pensamos o recordamos experiencias), pero tampoco lo evites.
- Dependiendo de la confianza, o el tipo de relación que tengas con tu interlocutor, evita situarte totalmente de frente a él o ella. Si no existe mucha confianza intenta colocarte con un cierto ángulo, ya que lo contrario puede generar cierta incomodidad.
- Utiliza una postura abierta. Aunque es lógico que de vez en cuando cruces brazos o piernas para aliviarte internamente, no permanezcas en esa posición durante toda la conversación.
- Asiente de vez en cuando mientras tu interlocutor está hablando, así lo motivas a seguir haciéndolo.