5 estrategias para una vida más equilibrada
Tu tiempo es limitado. Querer hacerlo todo, tener que hacerlo todo, no hace otra cosa que consumir tus recursos y hacerte vivir con un compañero inseparable, el estrés. Aprender a caminar de una forma más equilibrada por tu vida es fundamental para centrarte, alcanzar tus metas y ser la persona que quieres ser.
Un primer paso tiene que ver con aprender a decir “no” cuando alguien te pide que asumas un compromiso que compromete tu tiempo y desequilibra tus expectativas. Aunque puede parecer difícil, saber decir que no te mantiene más equilibrado. De hecho, a menudo son los compromisos a los debemos decir que sí los que causan un exceso de estrés.
Las siguientes estrategias te ayudarán a encontrar el equilibrio, recortar tus horarios, aliviar el estrés diario y a tomar el control sobre tu propia vida.
Elimina el desorden a tu alrededor
Una vida equilibrada es un vida ordenada. Empieza por ordenar tu entorno, eliminando todo aquello que sobra y todo lo que te exija hacer un trabajo extra. Es mucho más fácil mantener una estancia limpia y ordenada si tiene solo lo imprescindible y lo que hay es fácil de limpiar y manipular.
El gesto de ordenar tu entorno, tirar lo que sobra y simplificar la decoración, haciéndola funcional, te servirá como metáfora. La liberación que sentirás ordenando y simplificando tu entorno es la misma que sentirás al hacer lo mismo con tu vida.
No busques excusas diciendo que no tienes ayuda, que a tu alrededor nadie más se ocupa y que estás cansado/a de tener que hacerlo siempre tú. Da ejemplo y pon los medios para que sea para todos más fácil mantener el orden, tanto en lo exterior como en lo interior.
Delega
Tanto en lo personal como en lo profesional es muy díficil mantener el control de todo. Querer supervisar y organizar absolutamente todo crea estrés y ansiedad, sobre todo cuando los demás se dan cuenta de que tú cargas con toda la responsabilidad.
Dale confianza a los que tienes a tu alrededor y delega en ellos parte de las responsabilidades. Dile lo que quieres y lo que esperas de ellos, pero dale libertad para que lo hagan como les parezca bien, porque así lo harán más a gusto. Deja a un lado el perfeccionismo, sé flexible y celebra el trabajo hecho.
Hecho mejor que perfecto
Aplica las mismas reglas para ti. Sé flexible y busca hacer las cosas lo mejor posible, dejando a un lado el perfeccionismo. Busca dar lo mejor de ti en cada momento, pero no insistas una y otra vez para hacer lo mismo un poquito mejor si con lo hecho basta. Espera a la siguiente oportunidad para hacerlo mejor.
Si puedes tomar atajos, tómalos. Tardar más o complicarte la vida en una acción no mejora necesariamente la ejecución no los resultados de la misma. Identifica tus prioridades y dedica a ellas el grueso de tu tiempo, buscando la manera de hacer de manera simple todo lo demás.
Vive el presente, piensa en futuro
Tu día a día lo vives hoy y tienes que planificarlo para sacarle el máximo partido. Cuando te pongas manos a la obra, no olvides que mañana será otro día y que después vendrá otro y luego otro. Planificar bien tu día a día, buscando el equilibrio personal, es un hábito que da frutos a corto, medio y largo plazo.
No se trata de trazar un gran plan. Se trata de planificar a diario pensando en los objetivos futuros y en las consecuencias psicológicas, emocionales y físicas de ir al 200%. Todas las decisiones que tomas hoy influirán en cómo te encontrarás mañana.
Despierta a tu niño interior
¿Recuerdas cuando eras un niño y todo te parecía divertido, cuando hacías las cosas por placer? No todo lo que hacemos tiene que ser un mero instrumento para conseguir un refuerzo externo, como un título, un trabajo o una remuneración o compensación económica.
No pases de todo aquello que sencillamente te divierte o te hace disfrutar. Aunque directamente no mejore tu situación económica o laborar, va a provocar en ti un estado de ánimo positivo que se puede contagiar fácilmente al resto de facetas de tu vida.
Divertirse, jugar o explorar te ayudarán a descansar tu mente, a aliviar el peso diario con el que cargas. Esto te permitirá volver cargado de energía, con nuevas ideas y con la mente y el ánimo frescos.
No eres una máquina con un botón para resetearte en cualquier momento. Para “limpiar tu caché interna” necesitas tomar la decisión de dedicarte un tiempo a ti mismo. Saca tu niño interior, ese que hace las cosas por pura diversión y que disfruta de las cosas más sencillas y auténticas.